El día en que Jonny se enfrentó al Alavés y fue protagonista de una canción
El nuevo lateral albiazul ha jugado varias veces en contra con el Celta, pero el precedente más reciente es del verano de 2022 con el Wolverhampton
Jonny Otto vestirá a partir de ahora la camiseta albiazul del Deportivo Alavés. El nuevo fichaje del equipo vitoriano regresa a la Liga tras ... más de un lustro en el extranjero; primero, en las filas del Wolverhampton y, desde hace año y medio, en el Paok griego. Pero no será la primera vez que su vida se cruce con la del club vitoriano. A lo largo de su larga etapa en el Celta vivió varios enfrentamientos notables. Aunque el último fue, en muchos aspectos, extraordinario. Porque no fue con el cuadro gallego, sino con el inglés, y tampoco tuvo lugar en el estadio de ninguna de esas entidades.
Para dar con esa cita hay que retroceder al verano de 2022. El Alavés ha descendido a Segunda pocas semanas antes y el nuevo proyecto, comandado por Luis García, da sus primeros pasos. Una de las primeras decisiones del técnico ha sido que la pretemporada del equipo sea en Benidorm, a unos pocos kilómetros de su querida Altea, tierra de origen de su mujer y donde reside cuando no entrena. Pero el Alavés no es el único equipo en una zona muy valorada por entidades extranjeras. Entre ellas, el Wolverhampton.
Por eso ambos clubes apuestan por citarse en uno de esos amistosos pastosos, de escasa fluidez y condicionados por un calor más pegajoso que los tibios marcajes ejecutados por líneas defensivas aún en construcción. Era el 20 de julio de 2022 en el Estadio Camilo Cano de La Nucía, a una decena de kilómetros del complejo Villaitana donde se alojaba el Alavés. Un campo coqueto, dotado de una grada cubierta que a duras penas lograba amortiguar el fuerte calor del sol de media tarde, pero con un ingrediente especial: la hinchada inglesa.
Bien es sabida la nutridísima presencia de aficionados británicos en la costa alicantina. Varios de ellos suelen lucir con orgullo la camiseta naranja de los Wolves, orgullo de una ciudad ubicada en las Midlands y con una población similar a Vitoria. Así que van ocupando poco a poco la grada, entonados por la férrea afición que sienten por el balompié y también las cervezas que van desfilando mientras hacen cola para entrar al testerón y poniendo a prueba la paciencia de los esforzados trabajadores del recinto. Así que se ponen a cantar. Y tienen un favorito: Jonny Otto. El lateral ha vuelto pocos meses antes tras una grave lesión de rodilla y es un jugador querido por la grada.
La paella y la Estrella
Suficiente para la hinchada de los Wolves haya compuesto ya una canción para él. La tonadilla apenas cambia respecto a la que se le dedican a muchos futbolistas españoles en Inglaterra: «Jonny Otto, Jonny Otto, he loves the paella, he loves the Estrella, the lads fucking magic»; es decir, «le encanta la paella, le encanta la Estrella (la cerveza), el chaval es jodidamente mágico». Así que cuando la toca en la banda pegada a la grada sus aficionados repiten una y otra vez un cántico pegadizo. Picante para un choque de por sí falto de alicientes.
El partido no tuvo demasiada historia. El resultado lógico entre un equipo de Segunda aún por hacer y otro instalado en la zona templada de la Premier que además llevaba una semana más de pretemporada. 4-0 a favor de los ingleses en un choque en el que al Alavés le tocó correr mucho y disfrutar poco. Un paso más en la preparación de una temporada que culminó casi un año después con el final más épico posible.
Tres años después, Jonny se cambia la camiseta y volverá a Mendizorroza. Ahí vivió también uno de sus peores momentos como futbolista. Eso fue el 8 de febrero de 2017, un día marcado en la historia del Alavés. Ese día los albiazules se impusieron al Celta y se clasificaron para la final de la Copa. El gol está en la memoria de la hinchada vitoriana: Camarasa peina el balón hacia atrás y Edgar, que se escapa de su par, corre con él, se adentra en el área y marca el único gol del partido. Ese defensor que le había perdido se lamenta. Jonny levanta los brazos, frustrado por ese despiste. Ahora podrá cambiar su historia como local. Y, tal vez, acabe teniendo otra canción; esta vez puede que con chuletones y txakoli.
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