Selu Diallo marca en la primera jugada de la segunda parte el gol de la victoria. Blanca Castillo
Trofeo Villa de Laguardia

El Alavés esboza un inicio prometedor

El equipo de Coudet, más entonado en la primera parte que en la segunda, se muestra atrevido con el balón y decide el derbi ante el Athletic con un gol del canterano Selu Diallo

Martes, 22 de julio 2025

El Deportivo Alavés vuelve a estar en marcha. Qué mejor entorno natural que el de Laguardia para desempaquetar al nuevo equipo del Chacho Coudet ... y desvelar, poco a poco, alguna de las incógnitas. En realidad ese equipo se parece en muchas cosas al que sudó de lo lindo para salvarse, pero dejó claro ante un adversario de enjundia como el Athletic que también quiere ser otro en muchas otras. Un equipo más dominador, con la valentía a la hora de mover la pelota por bandera. Un plantel vertical, enérgico y solidario. La primera parte dejó un balance mucho más prometedor que la segunda. Aunque el gol llegara en la primera jugada tras el descanso después de una combinación de tres jugadores en busca de sitio en el equipo. La otra batalla del verano.

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Deportivo Alavés

Sivera; Tenaglia, Mouriño, Garcés Jonny; Blanco, Ibáñez, Carlos Vicente, Guridi, Pinillos y Toni Martínez.En la segunda parte salieron Raúl, Novoa, Maras, Diarra, Parada, Benavídez, Guevara, Selu Diallo, Mariano, Villalibre y Chema Aragüés (m. 78).

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Athletic Club

Unai Simón; Rincón, Vivián, Lekue, Unai Gómez; Rego, Vesga, Robert Navarro, Sancet, Nico Williams y Guruzeta. Padilla, Adu Ares, Paredes, Egiluz, Adama, Prados, Vencedor, Canales, Nico Serrano, Izeta, Maroan.

  • Gol 1-0. m. 46: Selu Diallo.

  • Árbitro Fontecha Márquez. Sin amonestados.

  • Incidencias Trofeo Villa de Laguardia. Primer amistoso del Alavés en pretemporada encuadrado en el homenaje a Óscar de Marcos. Dos millares de espectadores.

Sin Calebe ni Yusi -ambos presentes en Laguardia vestidos de calle-, el Chacho apenas contaba con tres de sus refuerzos para configurar un once que apostó por la continuidad. No podía ser de otra forma. Jonny en el lateral zurdo, Ibáñez en el doble pivote y la sorpresa del canterano Lander Pinillos en el perfil izquierdo del ataque. La nueva idea del técnico debía aplicarse más por el funcionamiento de sus piezas que por los nombres. Más allá de disfunciones propias del primer partido de la pretemporada, el primer esbozo del Alavés dejó sensaciones de parecerse a lo que el entrenador desea.

Un bloque físico que también quiere dominar. Es más fácil escribirlo que ponerlo en práctica. También porque la identidad del rival no ayudaba. El Athletic es, tal vez, el equipo que más ha hecho sufrir al Alavés en las dos últimas temporadas a base de un fútbol que a la plantilla vitoriana le ha costado decodificar. Esos problemas persisten, aunque pocos son capaces de atar en corto a Nico Williams o Sancet con metros por delante. Ahí el peso de las dobles sesiones hacía arder cada fibra muscular. Pero, más allá de en esos contragolpes, el Athletic inquietaba poco a los albiazules en la primera mitad.

Cierto es que Sivera tenía que sacarle una Navarro y otra a Sancet mientras miraba como un zapatazo de Nico se iba por poco; pero el Alavés también tuvo varias. Del gol anulado a Guridi en el 25 porque el balón servido por Toni Martínez se había marchado por línea de fondo a un disparo desde la frontal de Ibáñez cinco minutos después. Aunque la mejor fue de Carlos Vicente en el 39 tras una volea franca que mandó fuera. Entonces ya había derribado el improvisado muro de Unai Gómez. Valverde había apostado por canalizar su potencia en el lateral izquierdo, pero lo cierto es que Vicente apenas necesitó un par de martillazos para imponerse

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El plantel ya había dado señas de bloque contestón. Aunque el Chacho se desgañitaba en la banda pidiendo tranquilidad, el once albiazul buscaba el ritmo a través del balón. Incluso desde atrás. Ahí quedó claro que el Alavés acaba de empezar. La valentía de Garcés y Mouriño se topó muchas veces con una presión rival engrasada que desembocó en fallos de los que se castigan con dureza cuando hay puntos en juego. De momento se permiten, pero al Alavés le queda afinar. Su fútbol fluye más cuando llega al centro del campo, con Blanco y un Ibáñez al que se le ven hechuras de futbolista perfecto para la mezcla de energía física y calidad que pide el Alavés.

Correr y castigar

Pero el equipo de Coudet también quiere correr. Debe hacerlo porque tiene piezas para ello. Si Vicente apretó en la primera parte, a Abde le valió un minuto de la segunda para dejar su sello. El argelino, uno de los que salió para configurar un nuevo once, recogió una notable descarga de Mariano y, en el área, se la dejó a Selu Diallo para el 1-0. Ese nuevo planteamiento le dejaba la meta a Raúl, una defensa inusual –Novoa, Maras, Diarra y Parada– y le entregaba el costado derecho del ataque al propio Diallo, más un tercer centrocampista para dejarle la banda entera a Novoa. La punta, para la extraña pareja Mariano y Villalibre. Cosas, también, del fútbol estival.

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Aunque ese Alavés, en conjunto, poco se parecerá en nombres al que inicie la Liga. Por eso el Athletic estuvo algo más cómodo. El mejor intento, de Prados, lo atajó Raúl en el 58. También estuvo rápido en un intento de Izeta ya en el 85 y afortunado para que el arreón final se quedara sin premio. Ahí el partido ya había entrado hace rato lo que podría llamarse un ataque agudo de pretemporada. Poco fútbol, pruebas –debut de Chema Aragüés, fichado para el filial– y pocas conclusiones. Pero la sensación de que este Alavés puede convertirse, con tiempo, en lo que Coudet quiere.

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