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Coudet gesticula durante un partido del Alavés. EP

Coudet se enfrenta al desafío de construir su Alavés

El Chacho diseñará este verano su equipo desde el césped y el mercado para dotarle del estilo que difuminó la presión del descenso

Sábado, 31 de mayo 2025, 00:10

El Deportivo Alavés ha entregado las llaves de su equipo para la próxima temporada a Eduardo Coudet (Buenos Aires, Argentina, 1974). Era el deseo «claro, nítido y concreto» que tenía el club y que verbalizó Sergio Fernández, trasladando la apuesta inequívoca porque el Chacho continuara en Mendizorroza y se sentara en el banquillo albiazul en el curso 2025-26. El entrenador que ha logrado la permanencia en Primera División con una jornada de margen ha aceptado el reto y liderará un proyecto que será totalmente propio, con las piezas que la dirección deportiva y él coloquen este verano sobre el tapete de Ibaia.

  1. Propuesta

    Intensidad, buen pie y físico como conceptos

En su presentación, Coudet dibujó cuáles iban a ser las líneas maestras de su equipo. «Quiero que seamos protagonistas en todos los partidos», proclamó el Chacho, que aspiraba a que su bloque pudiera «manejar la pelota e imponerse desde la posesión y la presión». En este escenario, el argentino apostó por implantar «automatismos y movimientos» diferentes que los jugadores necesitarían «tiempo» para adquirir. Sin embargo, la presión del descenso condicionó su revolución: «La tensión aún no nos permite ser tan finos con el balón».

Y con este hándicap, Coudet probó distintos esquemas y futbolistas hasta que dio con la tecla en el epílogo de la temporada, yendo a un fútbol «más directo». «El inicio es más en largo, buscando esas disputas, caídas y estando el equipo corto. Creo que nos está viniendo bien, pero eso no quiere decir que cuando llegamos a tres cuartos no lo hagamos bien», apuntó Guridi. El Alavés mordió en la presión como gusta al Chacho pero tuvo menos 'paciencia' para salir desde atrás.

  1. Estilo

    Los perfiles de los futbolistas de banda albiazules

Los resultados definitivos –once puntos de 18 y cuatro porterías a cero– llegaron con las alarmas ya encendidas. En 'modo supervivencia', la intensidad de Guevara casó mejor que el «buen pie» de Jordán en medio. Y la contundencia de Garcés dio más solidez a la zaga que la salida de balón de Abqar. Un plan en el que las bandas fueron el fiel reflejo de la capacidad que ha tenido Coudet para adaptar su estilo a la «idiosincrasia» del Alavés. En la derecha, Carlos Vicente fue un puñal como extremo puro, desbordando y centrando. Y en la zurda, el mediapunta Aleñá actuó en el costado «interiorizando más», como dijo Sergio Fernández, desplazándose al medio a tocar y combinar.

Dos ejemplos de lo que percibieron en el club. Tras su fichaje observaron una evolución futbolística hacia un estilo más asociativo y fluido. Pero, paradójicamente, los resultados llegaron con menos posesión. Cuatro partidos como muestra: en las derrotas ante Getafe y Espanyol, el Alavés tuvo un 66% y 62% del control del balón. Y en los triunfos frente a Valencia y Real Sociedad, un 42% y un 38%. «Los resultados pasan a ser lo importante por encima del juego», avisó entonces Coudet. Ahora, la pretemporada y el mercado le permitirán modular una «idea» que le ha dado resultados en el sprint final, endureciéndose en defensa. A pesar de ello, en el empate (1-1) ante Osasuna y sin la presión del descenso, el Alavés trenzó, por momentos, un juego más combinativo que puede ser la antesala de lo que viene.

  1. Confianza

    La directiva y la plantilla apuestan por el argentino

«Nos llevamos muy bien», apuntó el Chacho describiendo su «excelente» relación tanto con la directiva que encabeza Josean Querejeta como con la secretaría técnica que lidera Sergio Fernández: «Debo resaltar la actitud que han tenido conmigo, sobre todo Sergio. Es el que me convenció para venir y el que recibía todas las recriminaciones cuando las cosas no iban de la mejor manera».

«Nunca dudó y nunca dudé», proclamó Coudet. Y es que cuando su Alavés no ganaba y se hundía en el descenso, con derrotas consecutivas en casa ante Espanyol y Getafe a mediados de febrero, la dirección deportiva confió en él contra viento y marea. Además, su mensaje ha calado en un vestuario contento con su trato y método de trabajo. «El Chacho pone nombre y apellido a los errores, los dice a la cara y eso nos ayuda», explicó Mouriño.

La franqueza con la que se dirige al grupo es valorada y fue fundamental para lograr la permanencia. Y la intensidad, la cercanía con el jugador y los ejercicios con balón que marcan las sesiones en Ibaia son ponderados por la plantilla. «Trabajan como auténticos animales», destacó Laguardia. Un ejemplo de la labor de un Coudet que primero rearmó al equipo anímicamente –los asados en su casa tejieron fuertes lazos– y luego futbolísticamente para lograr la salvación. «Es importante reivindicarlo. Desde que llegó ha habido un runrún que no le ha hecho justicia. Lo que ha querido ha sido ayudarnos», afirmó Guevara. Ahora, el Chacho buscará el apoyo pleno de una grada que no le ha respaldado unánimemente. El club considera «injusto» el trato recibido por un técnico que cumplió con el objetivo.

  1. Pretemporada

    Una plantilla de 22 jugadores y con bajas sensibles

Antes de poner rumbo a Argentina y de sellar su renovación, Coudet pasó «el plan de vacaciones y de pretemporada». Un ejemplo de «responsabilidad» que puso de manifiesto el trabajo y el compromiso albiazul de un entrenador que cuando regrese a Vitoria tendrá que dar forma a un equipo que tiene 22 jugadores con contrato en vigor y que podría sufrir, al menos, ocho bajas antes de julio.

Los cinco cedidos –Manu Sánchez, Aleñá, Jordán, Cabanes y Carlos Martín– abandonarán el Paseo de Cervantes. Al club le gustaría contar con el lateral izquierdo madrileño del Celta y con el mediapunta catalán del Getafe. Ambos encajan en la idea del Chacho, aunque son operaciones «muy difíciles», tal y como indicó Sergio Fernández, por la competencia y por su volumen económico.

Además, Kike García, autor de 10 goles en Liga bajo sus órdenes, apunta al Espanyol como agente libre al igual que se da por seguro el adiós de Abqar, indiscutible hasta su lesión. Con el fichaje de Pablo Ibáñez (Osasuna) avanzado, Coudet tendrá de inicio a sus órdenes a Panichelli, Parada, Ropero, Maras y Abde, que volverán de sus cesiones en Segunda.

El club apostará por «mantener a los mejores» según declaró Fernández. Una descripción en la que entran Sivera, Mouriño, Blanco, Tenaglia, Carlos Vicente... aunque el mercado dictará sentencia. A partir de ahí, la dirección deportiva trabajará para darle al Chacho los perfiles necesarios, en forma de fichajes, con los que competir con garantías y bajo su estilo. La banda izquierda y el centro de la zaga serán algunas de las prioridades. «Mis conjuntos son físicos para juntar a jugadores de buen pie», detalló Coudet. Y ése será el punto de partida. «Por su método e idea pensamos que es el entrenador idóneo», sentenció Fernández. Es el momento del Chacho.

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