La gestión del vestuario y la misteriosa pegada del Alavés
Luis García sabe que la segunda unidad, eso que suena tan mal, puede resultar decisiva en el tramo final del campeonato
Chateaubriand dijo de Napoleón: «De hecho, era un vencedor nato, pero exceptuando eso cualquier general es igual a él». Con esa frase del escritor francés ... podríamos hacer un paralelismo y decir de Luis García que es un gestor de vestuario nato, pero exceptuando eso cualquier entrenador es igual que él. Bueno, esto habría que matizarlo mucho.
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En la previa del partido decía el míster que a Villalibre le falta un pelín, refiriéndose a la forma física, evidentemente; aunque en el fondo creo que era más una cuestión de gestión de vestuario. Sabemos de la mala suerte de Sylla con su lesión y justo cuando empieza a jugar y a meter goles llega uno nuevo y le dicen que se aparte. No creo que sea la mejor forma de gestionar un colectivo a no ser que el que llegue sea Messi.
Otro detalle: si ese once de la Romareda nos dicen que es el titular antes de Navidad, muchos dirían eso de 'serán los de la segunda unidad'. Algo que tan mal suena, ya que muchas veces los menos habituales son determinantes al final y deciden una liga.
En una plantilla de 22 a 25 jugadores se quedan sin ser titulares de inicio una docena larga. Y más de media sin jugar ni un minuto. Eso es una bomba de relojería si no se gestiona con mucho cuidado. Todos sabemos cómo se las gastan en el entorno de los jugadores o de un equipo en general. Tantos medios de comunicación, aficionados, amistades próximas, familiares y, sobre todo, sus representantes no ayudan en absoluto a defender ese sentido de la solidaridad, de lo colectivo por encima de lo individual.
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En Zaragoza hubo más eficacia que juego; habrá días en los que consigamos menos con más
Por eso el fútbol, aunque algunos no lo crean, es un deporte más cooperativo que competitivo. Es más fácil evolucionar, mejorar, rendir, ganar, triunfar o competir si partimos con esa máxima que dice que lo colectivo o lo cooperativo está siempre por encima de lo individual. Por cierto, una máxima que debería ser universal.
Por lo que respecta a la excesiva abultada victoria en Zaragoza, creo que hubo más acierto, eficacia o pegada que juego. No creo que hiciéramos tantos méritos como lo que reflejó el marcador, pero las áreas son decisivas. Está claro que en la del rival tuvimos pegada, acierto, eficacia, pólvora. Unos términos o conceptos futbolísticos de que todavía nadie me ha sabido dar la definición exacta, ni explicar cómo se consiguen, entrenan o planifican. Sé entrenar la puntería, la precisión, la técnica, la mecánica de golpeo o el remate, ¿pero lo otro? Estos aparecen y desaparecen como por arte de magia.
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Habrá días que con mucho más consigamos menos, como señaló el míster por el día de Burgos, y otros, como el sábado en Zaragoza, que con menos consigamos más. Y cuando se encadenan varios días en un sentido o en otro lo llamamos dinámicas. Otro término tan misterioso como los anteriores. Por eso a mí no me gusta ser muy eficaz o tener mucho acierto, porque no es un concepto donde se relacione directamente rendimiento o méritos con resultado o victoria. Igual un día desaparece la magia y entonces a qué recurrimos. Evidentemente al juego, al dominio, al rendimiento, a las ocasiones, al mérito, eso que, a menos que no intervenga el azar, casi siempre es garantía de éxito.
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