¿Qué me estás contando, Dmitry?

La nueva vida de Dimitri, nos anuncian, se ha trasladado dentro de Estados Unidos desde San Francisco a San Diego. Cerca de la frontera con México. A menos de una hora de Tijuana. ¿Nueva vía de escape para lo que pueda suceder en el futuro?. La otra posibilidad, que colabore con la universidad de esa ciudad en la Fundación que busca desde hace décadas los escritos perdidos del autor Franz Kafka, no parece probable. De lo kafkiano, de lo trágicamente absurdo del recorrido judicial aún vigente tras el desfalco del club hace quince años -algo que ni siquiera se mencionó en el cacareado y decepcionante reportaje-, se encargó en origen Javier Tebas, su entonces abogado.

Piterman, en realidad, cerró con un rotundo éxito su paso por el Alavés. Nunca tuvo otro objetivo que trasvasar dinero del club a su bolsillo de forma 'legal' hasta que las telarañas alfombraran los despachos de Mendizorroza. Aquellos cobros por asesoramiento deportivo, los gastos en seguridad por la presunta amenaza de ETA en su domicilio privado, el tramo final con impagos reiterados a los futbolistas, como se encargaron de recordar ayer entre otros Pablo Casar y De Lucas... Sentarse en el banquillo y dirigir deportivamente al equipo resultó una simple pantalla de provocación. Fuegos artificiales que cegaran en el cielo mientras lo importante y lucrativo ocurría en el subsuelo. Eso sí, no sin episodios divertidos. «Había una vez un circo», cantaba la plantilla albiazul en el autobús de la pretemporada en San Francisco mientras el chófer recibía órdenes telefónicas del presidente para acabar casi una hora después en un impracticable parque público. De Lucas aportaba anoche la dieta de «hamburgesas y cerveza» que imperaba en aquellos días para teóricos profesionales.

Un año más tarde, varios futbolistas pedían a Chuchi Cos «entrenar más». El mismo 'técnico' que tras una abrumadora derrota en Las Palmas (6-1) declaró que el partido podía haber acabado 8-8. Enajenación mental transitoria. Sin comentarios. Como sobre otra anécdota del 'millonario' ucraniano. Lo acontecido en una concentración alavesista en La Manga. Cuando el árbitro de un amistoso reclamó el pago por adelantado de su salario, Piterman, al parecer sin dinero suelto, pidió unos cientos de euros a un miembro del cuerpo técnico, que tardó varias semanas en recuperarlos y no sin reclamarlos en varias ocasiones y recibir largas.

Decían que el único pago que le preocupó realmente al ucraniano llegó a escasas semanas de su salida del club. En Lorca, en aquella 'dudosa' victoria albiazul que evitó que el Alavés llegase a la última jornada de Liga en riesgo de descenso a Segunda División B. Habladurías, quizás. Como ese «no toda la deuda era mía», que espetó el ucraniano a la cámara sin que nadie le repreguntara.

Así que a estas alturas y tras el regreso televisivo de Piterman solo cabe aplaudirle por su astucia para ejecutar el robo perfecto. El Alavés sigue adelante con la vía penal, sí. Después de que en 2015 el Tribunal Supremo anulara la decisión de la Audiencia Provincial de condenarle a una indemnización de 6,8 millones de euros debido a que el club no se liquidó pese a las deudas acumuladas. Si la sentencia condenatoria llegase alguna vez, todo apunta a que aparecerá de inmediato la palabra insolvencia. El expresidente no se ha ido de rositas. Más bien ha plantado todo un jardín de rosas y camina sobre sus pétalos. «Expliqué todo en una videoconferencia, se quitó la orden de busca y captura y -aseguró sin pudor- fin de la historia». Posiblemente lo sea. Quince años después el ucraniano volvió a bordar su papel de genio incomprendido. El 'show' continúa.