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Las cifras del Alavés que afila el colmillo en la presión

El entrenador albiazul exprime el físico del equipo para recuperar el balón y transformar una mayor posesión en ocasiones de gol

Lunes, 25 de agosto 2025, 00:26

Lo avisó Coudet en la pretemporada. «La intención es ser protagonistas del juego. Un equipo más combinativo, físico y que va a la disputa». Lo ... remarcó tras el triunfo ante el Levante. «Generamos mucho, manejamos bien los tiempos con la pelota y sufrimos poco en nuestra área». Y corroboró esta idea el viernes después del partido contra el Betis aunque, en esta ocasión, la presión y el control fallaron, condenando a los albiazules a la derrota. «No hemos estado todo lo intensos que debemos estar a la hora de recuperar», confesó el Chacho, que admitió que estuvieron «imprecisos» con el balón. En sus tres comparecencias, el entrenador argentino ha remarcado su apuesta por la presión y el balón como cimientos sobre los que construir los éxitos. Y a falta de culminar esta transformación, en estos dos primeros partidos el equipo ha mostrado el nuevo rumbo.

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Durante la pretemporada, el Chacho afiló con intensas sesiones físicas el colmillo de un equipo que busca morder más arriba al rival. Si el curso pasado recorrían 110 kilometros (grupales) por partido, en esta pretenden llegar a los 115. Este salto permitiría asfixiar aún más a los rivales, tirando la línea de presión más alta. La ocasión que tuvo Guridi en el segundo minuto del encuentro es el claro ejemplo del paso adelante que han dado los vitorianos. Después de que Bartra interceptase el balón, Carlos Vicente saltó rápido para recuperar el esférico que llegó a los pies del guipuzcoano en el corazón del área. Fue una de las 14 recuperaciones rápidas que firmaron los albiazules. Otro dato: robaron en campo rival en 16 ocasiones.

Objetivo

«La intención es ser un equipo más combinativo, físico y que va a la disputa», remarca Coudet

Sobre plano, los dos primeros partidos muestran que el encargado de encabezar la presión es Guridi. El guipuzcoano explota su capacidad física para tratar de impedir que el rival pueda salir jugando el balón desde atrás. Este paso adelante viene acompañado del movimiento de Toni Martínez en el tablero, que trata de cerrar la puerta al avance rival marcando a uno de los centrales. Un estilo que ahora ve reforzado con la llegada de Boyé, un futbolista de carácter y persistente en la pelea del balón. A partir de ahí, y con las piezas ordenadas, la tropa albiazul avanza filas. A las 43 recuperaciones contra el Levante se unen las 53 ante el Betis.

96

recuperaciones de balón han firmado los albiazules en los dos primeros partidos de la temporada, la mayoría (53) ante el Betis, por las 43 intercepciones contra el Levante.

Plan de presión

Guridi es el encargado de encabezar la presión. El guipuzcoano explota su capacidad física para asfixiar al rival, con la ayuda de Toni Martínez que tapa líneas de pase. Luego se suma el resto del equipo hasta arrinconar al rival.

Pero esta forma de jugar requiere de una actuación coral. Que el equipo se mueva como un acordeón en el campo para cerrarse cuando tenga que defender y estirarse cuando recupere el balón. «Hay que saltar cuando estás en corto y con la intensidad para robar», remarcó el Chacho tras el duelo en Sevilla. Esas complicaciones se centraron especialmente por la banda izquierda, donde Bellerín y Aitor Ruibal abrieron una grieta con sus internadas. «No hemos estado todo lo intensos que debemos estar a la hora de recuperar», reconoció Coudet. Esa versión que les hizo merecedores de la victoria ante el Levante.

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No obstante, pese a no lograr completar contra el Betis el plan trazado en la pizarra, el técnico argentino puso en valor el trabajo del equipo. «Hacer sufrir a un Betis con tantos jugadores de jerarquía nos deja lo positivo». Porque el equipo de Pellegrini, que se estrenaba en La Cartuja, su nuevo estadio durante dos años hasta que concluya la remodelación del Benito Villamarín, no consiguió desplegar el futbol que el año pasado les llevó a la final de la Conference League. Porque los vitorianos consiguieron robarles las 'llaves' del partido. El Alavés volvió a tener durante más tiempo el balón que el rival. Si contra el Levante lograron el 62% de la posesión, ante los sevillanos, un rival con más músculo, se impusieron por la mínima (51%). En cifras: 483 pases, de los cuales 398 conectaron con éxito.

Mayor físico

Durante la pretemporada, los preparadores físicos del Chacho trabajaron en aumentar la capacidad del equipo. El objetivo es pasar de los 110 kilómetros grupales por partido a los 115 para presionar e imprimir ritmo al partido.

Sala de máquinas

Antonio Blanco es el eje de la sala de máquinas del equipo. No solo es el jugador que más recupera (15) sino que también el que comienza el juego con 66,5 pases por partido. Sus socios son Ibáñez y Aleñá, además de Guridi.

Sin embargo, pese a amasar el balón, no consiguieron transformar ese dominio en ocasiones. «Eso, ante un rival como el Betis en su casa tiene mucho mérito. Pero si no tienes precisión, no te luce. Sobre todo hemos estado muy imprecisos en la circulación, hemos perdido muchos balones sin presión con los que podríamos haber manejado el juego», analizó Coudet. Una tarea en la que no ayudó el estado del campo. Los futbolistas de ambos equipos lo aquejaron a la hora de conducir el balón y combinar.

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El triángulo del Chacho

El plan del entrenador argentino, a falta de completar la plantilla antes del cierre del mercado de fichajes (1 de septiembre, a las 23.59 horas), pasa por el triángulo, esa sociedad que conforman Blanco, Ibáñez y Aleñá, al que se une también Guridi. Blanco no solo es el jugador que más balones recupera (15 ocasiones), sino también es la brújula que ordena el juego del equipo. El centrocampista cordobés es el futbolista que más pases firma del equipo (66,5 de media).

56,5

es la media de posesión que ha firmado el equipo de Coudet en los dos primeros partidos. Ante el Levante tuvieron el balón durante el 62% del tiempo, por el 51% contra el Betis.

La premisa del Chacho es reforzar la generación del juego en el centro del campo, incluso desplazando a Aleñá a la medular. Un bloque reducido (el 42% de la posesión se centra en esta parcela) que prioriza las combinaciones en corto para no arriesgar un pase que pueda terminar con el balón en dominio del rival que obligue a reactivar la presión. «Estamos cogiendo buenas sensaciones y trabajaremos esta para que sigan siendo positivas», sentenció.

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