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Directo hacia el abismo
El Alavés bordea el bochorno en un partido decisivo donde cae goleado con justicia y sus remotas opciones de salvación pasan ya por un milagro
Ni en Pamplona ni en Mallorca ni mucho menos en Vigo... Prácticamente en ningún campo contrario ha encontrado el Alavés remedio para sus múltiples males como visitante y la consecuencia es que a falta de tres jornadas es colista y rueda directo hacia el abismo de la Segunda División. Ese precipicio que se intuía muy próximo desde hace varias semanas y ahora, tras el brusco empujón del Celta, deja el cuerpo albiazul prácticamente en el aire y a la espera del topetazo final. Todavía con el sueño de que tres victorias consecutivas y algunos errores de los adversarios directos permitan una milagrosa heroicidad, pero con la sensación de que la temporada toca a su fin con el peor de los desenlaces y puede hacerlo por la vía rápida. Sobre todo después de rozar ayer el bochorno ante un exuberante conjunto vigués que hizo lo que quiso con los vitorianos. Si la salvación antes de este partido se antojaba como un relato de ficción, el repaso sufrido ayer parece convertirlo en un cuento chino.
Hay varias razones para que un choque que podía dar vida al Alavés se convirtiera en un monólogo del Celta. La primera, un conjunto gallego hipermotivado y con futbolistas de gran calidad (Denis, Aspas, Galhardo...) en modo preciso. La segunda, unas ausencias decisivas en una plantilla albiazul que simplemente no puede permitirse bajas del calibre de Escalante y Manu García -los dos futbolistas más en forma del equipo- y ni siquiera la de Duarte, el único lateral zurdo que ofrece un rendimiento regular, que tampoco notable. Como consecuencia, el centro del campo volvió a convertirse en un agujero negro, sin solidez ni capacidad para generar juego, y el equipo en general en un flan que bamboleaba cada vez que el adversario metía la cucharilla.
Celta
Dituro; Kevin, Araújo, Aidoo, Galán; Brais (Solari, m.67), Fran Beltrán (Tapia, m.67), Denis (Veiga, m.71), Cervi (Nolito, m.73); Galhardo y Aspas (m.67).
4
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0
Alavés
Pacheco; Tenaglia (m.45, Martín), Laguardia, Lejeune, Ximo; Loum (m.81, Mendes), Pina (m.61, Pons), Moya (m.45, Vallejo); Edgar, Joselu y Rioja (m.67, Javi Lz.).
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Goles: 1-0, 5': Thiago Galhardo, 2-0, 33': Aspas, 3-0, 56': Ximo Navarro (en propia puerta), 4-0, 65': Aspas
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Tarjetas: Mamadou Loum (23',Amarilla) Pina (37',Amarilla) Franco Cervi (41',Amarilla) Edgar Méndez (52',Amarilla) Ximo Navarro (63',Roja).
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Árbitro: Cuadra Fernández. Partido de la 35ª jornada de Primera División disputado en Balaídos ante 10.567 espectadores.
La tercera razón del desastre, posiblemente unida a las dos anteriores, un equipo albiazul que saltó al césped de Balaídos sin ser capaz de convertirse al menos en un obstáculo para un rival desatado. Tener la pelota es tener el tiempo y la escuadra de Coudet no solo la mantuvo sino que la movió con soltura, paciencia y profundidad ante un Alavés desajustado ante la movilidad del adversario y que ni siquiera llegaba a molestar. Lejos de morder los dientes alavesistas se quedaron sin explicación dentro de las encías.
El primer gol llegó por inercia en los primeros minutos y el segundo, pasada la media hora, también con toda la naturalidad. Solo en un partido de taco largo y ritmo enredado podía la escuadra albiazul buscar sus opciones. Ya se sabe que en un buen encuentro casi siempre gana el mejor y nunca hubo dudas de quién lo era ni de que se jugaba a lo que convenía al Celta. Primero comodísimo en las combinaciones y efectivo en los remates, y después, ya en ventaja, saboreando una piña colada en la hamaca del contragolpe y pensando si aquello acabaría con una manita o un set. Se quedó en cuatro goles, como podía haberse ido a cualquier número si los celestes lo hubieran necesitado.
Cambios al descanso
Velázquez había tratado de buscar lo imposible con los cambios en el descanso. Manu Vallejo y Martín por Tenaglia y Moya para colocar una defensa de tres centrales y alargar los carriles con el lateral vitoriano y Luis Rioja en busca de una reacción. Diez minutos de equilibrio en las filas alavesistas y un 3-0 que acabó con todo. Con Cervi en fuera de juego posicional y cerca del campo de visión de Pacheco cuando Ximo (después expulsado) marcó en propia puerta en un rebote. El VAR se inhibió una vez más. Claro que como para buscar responsables ajenos con la viga en el ojo propio.
Así que el Alavés regresa de Vigo con una cornada de varias trayectorias que anticipa ya en cualquier momento una muerte dulce. Con seis puntos de desventaja a falta de nueve por disputar, cualquier tropiezo o acierto de los rivales directos podría desembocar en descenso en apenas unos días. El Glorioso nunca se rinde, pero todo apunta a que la pregunta lógica ya no es si el cuadro vitoriano se mantendrá, sino cuándo llegará pérdida de la categoría. Deméritos suficientes han acumulado todas las partes implicadas en la confección de este Alavés 2021-2022 para que la casi inevitable catástrofe no sea realmente ninguna sorpresa.
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