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La dura derrota por la mínima del Alavés en casa ante el rocoso Getafe de Bordalás le mantiene por segunda semana en puestos de ... descenso. Y aparte de un resultado negativo ante un rival parejo en la lucha por la permanencia, que además nos supera en el 'gol avegare', lo preocupante es la impotencia del equipo por superar un examen de este calibre. Y de compleja resolución en la próxima salida ante otro contrario del mismo pelaje, como el Leganés.
El caso es que para empezar, la mejor noticia fue la recuperación para la causa del portero Sivera, ya restablecido de su lesión tal y como demostró en su intervención de la primera mitad ante Alderete. Antes, fue como siempre Carlos Vicente el que lo intentó por dos veces y, aunque el Alavés dominaba la pelota, el adversario ya equilibró el juego para el descanso. Y eso que los albiazules iniciaron la contienda con dos delanteros natos, con la inclusión de Toni Martínez para buscar un fútbol más directo. Pero es que enfrente se encontraba la horma de su zapato, un Getafe que no rehuyó el contacto directo con su portero Soria, acertado por arriba.
Pero ni siquiera hubo que esperar al descanso para llevarse el primer golpe. El Getafe se adelantó tras un contacto dentro del área protagonizado por Abqar, que se tradujo en un penalti. Pudo haber otro tras la reanudación a favor del albiazul Toni Martínez, pero considero que en el fútbol de antaño no se pitaría ninguno. Y otra vez sin agotar todos los cambios, se apostó a la desesperada con tres delanteros, mediante la incursión de Villalibre. También antes tuvieron su turno Guridi –suyo fue el cabezazo en la última ocasión clara de gol–, que intentó aportar desde el banquillo más clarividencia en campo contrario. A ellos se sumó otro fichaje para reforzar la banda, como el extremo Cabanes, en detrimento de Carlos Martín, que a su vez formó en el once por el lesionado Conechny.
Pero me pareció captar cierto desorden en el último toque de corneta alavesista, con Cabanes percutiendo finalmente por la derecha, Carlos Vicente empujando desde la defensa e incluso con una jugada en el córner contrario entre los centrales Abqar y Diarra. Es decir, no terminé de ver para nada esa mejoría individual y colectiva que se perseguía con el nuevo entrenador argentino, que todavía no ha ganado en casa y el Getafe lo ha hecho a domicilio en sus tres últimas salidas. Tampoco se han mejorado en puntos las estadísticas del cesado Luis García, con el agravante de que no se transmiten unas ideas claras de juego.
El Alavés abusó del bombeo de balones al área contraria, esperando segundas jugadas ante un oponente experto en defenderlas. Y aunque el Alavés tuvo más posesión de balón, no repercutió en más control del juego, porque en número de faltas anduvimos parecidos y sólo les superamos en intenciones de marcar –con una opción clarísima de Tenaglia–, pero sin acierto. De esta forma, no nos queda otra que confiar en algunas variantes desde la medular con jugadores más creativos como Jordán y el último en llegar Aleñá –cedido por el mismo Getafe–, para seguir respaldando a una plantilla que por desgracia y con tanto cambio, condiciona un rendimiento demasiado imprevisible.
Es esa constante de inestabilidad lo que nos hace más vulnerables, aunque todavía queda mucha liga, siempre confiando en que sea más para lo bueno que para lo malo. No como en el caso 'Maroan Sannadi', joven futbolista vitoriano traspasado al Athletic, donde se demuestra una vez más, como en el símil del mus, que unos apuestan a pequeña y otros a grande.
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