Carlos Benavídez | Jugador del Deportivo Alavés
«Me he enamorado de Vitoria; ojalá vivir la Bajada de Celedón algún día»Hace tres años que Carlos Benavídez aterrizó en Vitoria. No le importó que el Alavés hubiese descendido a Segunda División. Había dado su palabra ... y la cumplió. El tiempo se lo devolvió en forma de ascenso. Y abriéndole las puertas de una ciudad que le ha embaucado desde el primer minuto. «Estoy enamorado de Vitoria», confiesa.
«Me encanta todo de esta ciudad: el paisaje, la tranquilidad, los pintxos (el de tortilla)... He salido varias veces a andar en bici, a perderme por los bosques. Hace poco fui padre y se cortó un poco esa actividad, pero es hermoso», revela sobre ese día a día de los futbolistas, fuera de los terrenos de juego. Sus palabras muestran su vitorianismo. Tanto que también mira con anhelo el 4 de agosto. Aún no ha podido darle la bienvenida a Celedón: «La Blanca siempre nos ha coincidido con algún partido. Pero he visto que es una locura. Lo vivimos con la fiesta del ascenso, pero me dicen que hay el doble de gente».
La encargada de trasladarle la atmósfera de ese mágico momento es su mujer. «Ella sí que ha ido y me dice que no se puede ni caminar, que es hermoso. Espero poder vivirlo algún día». Lo que vive cada semana o 15 días es el ambiente de Mendizorroza: «Que la hinchada sea tan pasional es lo más similar al fútbol de Uruguay o Argentina. Nos vuelve locos, nos da un plus. Si hay que correr 10 minutos más, se corren 15. Se les nota. Es difícil de explicar».
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