Por las barbas de Laguardia
Desde el Monte del Pico ·
Diez partidos bastan para revertir una temporada caótica y Mendizorroza, no lo olviden, siempre juegaSería absurdo fingir que mi lealtad fue dolorosamente puesta a prueba: en ningún momento se me ocurrió abandonar al equipo simplemente porque fuera incapaz de ... ganar a nadie». Habla Nick Hornby, profesor de la literatura inglesa y licenciado en Cambridge. Desde las líneas de 'Fiebre en las gradas', libro de culto futbolístico. Vale, quizás el autor y recalcitrante hincha del Arsenal se excede un poco cuando sugiere que para un verdadero aficionado morirse entre agosto y mayo (fechas de la Liga) sería una desconsideración hacia los colores cuando tiene todo un verano de playa, pretemporada y partidos amistosos para hacer lo que quiera. Pero valga la exageración y hasta frivolidad, más aún en oscuros tiempos de guerra como los actuales, para enmarcar deportivamente una de esas semanas que alteran estómagos albiazules ante la mención del Alavés-Granada de este sábado.
28 partidos y 22 puntos, una ruina el expediente actual... Sí. Una victoria en los últimos 16 encuentros... Sí. Un punto sumado a domicilio en ocho partidos... Sí. Sólo 21 goles anotados... Sí. Pero también, ¡Sí¡, diez choques finales que bastan para revertir una campaña caótica. Incluso, con un calendario más que aceptable para una escuadra vitoriana que al menos en las últimas semanas ha dejado de ser un sin techo en la Primera División y se ha abrigado con la capa de la competitividad. Lo que eran seis puntos de desventaja sobre la permanencia son ahora tres y podrían desaparecer si la escuadra de Mendilibar es capaz de ganar en pocos días a los andaluces. Por las barbas de Laguardia.
«En ningún momento se me ocurrió abandonar al equipo simplemente porque fuera incapaz de ganar a nadie». Hornby no pensaba precisamente en el Alavés cuando escribió estas palabras, aunque se adaptan con fidelidad a la religión que se profesa últimamente en Mendizorroza, la obligada creencia en lo sobrenatural. Vamos a ver, sin ir demasiado lejos, el cuadro vitoriano levantó un 2-0 imposible en Girona para iniciar la recuperación con la llegada de Aberlardo (2017) tras arrancar la campaña con seis derrotas consecutivas. Enderezó y resolvió después la temporada pándemica en aquel triunfo a domicilio sobre el Betis con una alineación que, si uno la revisa, sobrecoge: Tachi y Adrián Marín en los laterales, Fejsa en el eje, Burke en ataque... Hace apenas diez meses Calleja, en el más díficil todavía, ejerció de malabarista callejero en un semáforo para mantener todas las mazas de la salvación en el aire cuando las probabilidades de hacerlo se asemejaban a la opción de acertar la Primitiva. ¡Y le sobró un partido¡ ¿Es más complicado remontar ahora? Por las barbas de Laguardia.
Como ya apuntó Mendilibar, cuando el Alavés pierde un viernes o un sábado a mediodía el fin de semana se pasa en el «cuarto oscuro». Viendo o mirando en una pantalla, con un nudo marinero en la garganta, los resultados de partidos que, en la mayoría de las ocasiones, uno quiere que acaben en empate o, claro, en desastre de los rivales directos. Decía Philip Kerr (en el libro Falso Nueve, perteneciente a la imprescindible trilogía futbolística que completan Mercado de invierno y La mano de Dios) que «perder te enseña que no siempre puedes conseguir lo que quieres y darte cuenta de ello es muy importante si uno quiere considerarse humano».
El campo del paseo de Cervantes es, en ese sentido, puro carne y hueso. Pero toca ganar ya. Mendizorroza siempre juega y lo hará con infinita lealtad este sábado. Hacia unos futbolistas que, ni más ni menos, son los actuales representantes de la afición sobre el césped. Como tendremos que comer en horario europeo, que todos cenemos a gusto. Por las barbas de Laguardia.
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