Un alavesismo de Primera

El Deportivo Alavés disputa esta noche un partido que muchos no querrían jugar, pero que nadie se quiere perder. Ante un destino tan salvaje como que el ascenso directo por el que peleas desde verano se dirima a una carta tras una temporada larguísima queda la actitud de lamentarse y cruzar los dedos o de afrontarlo como lo que es: el partido más importante de año y una oportunidad inigualable de celebrar por todo lo alto otro hito histórico para la entidad.

Con los nervios únicos de una cita de tamaña magnitud, pero el arrojo que caracteriza a la parroquia albiazul. Ya es de sobra conocido que a nada que suene la música se echa a bailar llena de entusiasmo. Esta noche quiere hacerlo en el Estadio de Gran Canaria. Incluso, aunque la tonadilla sea la elegida por el rival.

Porque una cosa es el poder de la ilusión y otra, bien distinta, el atrevimiento pueril de la ignorancia. Todos los albiazules tienen clara la cuenta, pero también los matices que la impregnan, imposibles de pasar por alto. Saben que ganando su partido de la cuadragésimo segunda jornada, el Deportivo Alavés volverá a Primera por la puerta grande sin hacer más cuentas.

Pero también que el escenario es, de lejos, uno de los más difíciles que se podría haber encontrado el equipo a la hora de lograr ese objetivo. De todas las combinaciones, estar obligados a ganar en casa de Las Palmas es una de las más difíciles. Pero, tras 41 jornadas, el Alavés se ha ganado el derecho a soñar con que todo es posible en noventa minutos.

Lo ha demostrado a lo largo de la temporada. Y más aun a lo largo de las últimas semanas, donde el escepticismo ha dado paso a la ilusión. Que las cuentas cuadrasen ha dejado en un segundo plano las aventuras y desventuras del equipo sobre el césped. Se sufría antes, durante y después de cada partido, pero a las pocas horas solo había un pensamiento en la cabeza de los aficionados: que los números seguían de su lado y que el equipo mantenía intactas sus opciones de ascender.

Aunque algunos resultados llegasen a trompicones. Pero el equipo, haciendo gala de la notabilísima capacidad de resistencia que ha mostrado durante toda la temporada, nunca se descolgaba.

Seguía ahí, como el ciclista que se sabe sin fuerzas para intentar la escapada, pero con buenas perspectivas en el esprint final. Tampoco su afición perdía fuelle. Es más, llega pletórica al momento clave.

El Alavés entra tercero en la recta de meta. Que no es poco. Ahora los números, que son los que mandan, quedan a rebufo de las emociones. Las albiazules están ya a flor de piel. Tras días de paulatino crecimiento, la explosión albiazul se producirá hoy. La ciudad ya se despierta con el aroma de jornada grande. Contando las horas para el encuentro como forma de atenuar unos nervios que, ahora sí, nadie puede esconder.

Como estaban hace casi una década en Jaén o también en las citas decisivas contra la Real de 2008. También durante las dos históricas finales, en Dortmund y Madrid. El alavesismo lleva tatuada una historia de emociones fuertes y también duros batacazos, por lo que cada oportunidad de esbozar una sonrisa es recibida con una ilusión extrema. Hoy es uno de esos días.

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