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Alavés-Zaragoza | Liga Smartbank Jornada 15

Una satisfacción plena

El Alavés se solidifica tras la temprana expulsión de Benavídez y gana con toneladas de orden y sudir y un misil de Jason en falta directa

Viernes, 4 de noviembre 2022

Dicen los budistas algo así como que nada puede ser completamente satisfactorio en esta vida, pero el partido de ayer en Mendizorroza lo pareció. Poco después de la media hora Benavídez se autoexpulsó y dejó al equipo albiazul en una situación límite. Cuando todo apuntaba a que salvar un punto era ya una misión complicada, el Alavés logró tres que le permiten liderar momentáneamente la clasificación y, lo que resulta más importante, alcanzar unos soberbios 30 puntos en 15 jornadas. De nuevo, al increíble ritmo de 84 al final del ejercicio. Todo ello gracias a toneladas de orden y sudor y a un misil tierra-aire que Jason ejecutó en una falta para el recuerdo. Ese golpeo de empeine exterior que solo dominan los elegidos y pocos siquiera se atreven a intentar.

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El coruñés, vestido de gris desde su incorporación al equipo vitoriano en el pasado mercado de invierno, sacó ayer todos los colores de su paleta para pintar uno de los tantos de la temporada. Curiosamente, un equipo alavesista que destacó por su capacidad para solidificarse ante la absurda pérdida de uno de sus pilares, rompió el partido en una maravillosa acción individual. De esas que se echaban de menos en este campeonato y que hasta ahora pertenecían casi en exclusiva a Luis Rioja. Debería servir el magnífico tanto de Jason para que el propio jugador se acuerde de lo que una vez fue en su etapa en el Levante. Desequilibrante.

Deportivo Alavés

Sivera; Tenaglia, Abqar, Maras, Duarte; Benavídez, Moya (m. 92, Laguardia); Jason (m. 76, Arroyo), Guridi, Rioja (m. 89, Javi López); y Miguel (m. 92, Abdallahi).

1

-

0

Real Zaragoza

Álvarez; Gámez (m. 64,Larra), Francés, Jair (m. 64, Gueye), Lluís López, Gabi; Zapater (m. 64, Eugeni), Jaume (m. 80, Molina); Mollejo, Giuliano y Vada (m. 45, Puche).

  • Gol 1-0, m. 61, Jason, de falta directa.

  • Árbitro Hernández Maeso. Amonestó a los locales Tenaglia, Abqar y Duarte y a los visitantes Vada y Jair. Expulsó por roja directa al local Benavídez.

  • Incidencias 12.113 espectadores en Mendizorroza.

Superada la media hora de juego de otro de esos partidos densos y poco recomendables para el espectador a Carlos Benavídez se le habían pelado los cables. El cortocircuito que no llegó en Santander, cuando Luis García lo sustituyó el pasado martes en el descanso para evitar lo que se veía venir, llegó ayer, también después de algún aviso previo. Otro duelo donde el uruguayo pensó que todo el Río de la Plata es orégano. El VAR advirtió al colegiado de la durísima entrada del centrocampista a la altura del gemelo de Mollejo. Roja. Sin excusa posible. Prácticamente una hora de juego con diez futbolistas sobre el césped. Si las expulsiones anteriores de Rioja (Ibiza) y Alkain (Santander) habían llegado prácticamente con los duelos terminados, ayer tocaba remar de lo lindo. A contracorriente y sin opciones de presentar una batalla directa ante un adversario que hasta entonces y todavía después se pertrechó con una defensa de tres centrales y la intención de evitar errores.

Opciones finales para el rival

Luis García había continuado con las rotaciones para introducir seis cambios y dejar un once donde teóricamente Moya y Jason eran las únicas modificaciones sobre un equipo titular tipo que suele contar con Salva Sevilla y Alkain. Como en tardes anteriores en Mendizorroza, el conjunto vitoriano tomó las riendas del partido, sin apenas sufrir en defensa, aunque de nuevo con dificultades para hallar resquicios en la zaga rival. Cuando un equipo acumula futbolistas cerca de su área solo cabe la precisión con el balón que pocas veces existió en la primera mitad. Pese a ello, las opciones más claras estuvieron en las botas albiazules.

El extremo albiazul embocó por la escuadra una maravillosa falta lanzada con el empeine exterior

golazo de jason

Un Alavés, eso sí, desquiciado por momentos tras la roja a Benavídez y que acumuló tarjetas por protestar. Al Zaragoza le quedaba su voluntad y, sobre todo, la velocidad de un Giuliano Simeone que complicó esta vez a Abqar. Pero creció Maras, providencial al corte y un seguro por arriba. En el medallero de solidaridad que se repartió ayer entre los jugadores albiazules, el oro fue en cualquier caso para Miguel. Su capacidad para ganar balones divididos y jugar de espaldas sirvió para oxigenar al equipo cuando parecía que los músculos no daban de sí ante la inferioridad numérica. Pero incluso le dio a la escuadra vitoriana para amagar con el 2-0 y vivir algunos minutos de cierta tranquilidad antes de vivir el asedio final.

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El Zaragoza movía el balón con cierta lentitud ante la cerrada defensa alavesista y apenas amenazaba con centros laterales. Sobre todo desde la banda de Larra. Aunque por pura acumulación llegaron los problemas al área de Sivera. Primero con un disparo de Giuliano que rebotó en una mano pegada al cuerpo de Duarte y, casi en la acción final, con un pobre remate de Pape, que después de cometer varias faltas innecesarias desde su entrega, regaló el balón en el centro de la portería al meta albiazul. La resistencia del Alavés, apuntalada incluso con la entrada final de Laguardia en su reencuentro con Mendizorroza, sirvió para sostener el frenético ritmo que ha instalado al conjunto de Luis García en la cima de la tabla.

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