Alavés 1-0 Villarreal
El Alavés resurge con el más difícil todavíaTras acabar con nueve jugadores en un descuento de 15 minutos y después de otro arbitraje para análisis de la justicia ordinaria, se agarra a sus opciones de permanencia con un triunfo clave
Habrá seguidores de otros equipos, sí, pero realmente se encuentran lejos de conocer la realidad del 'fútbol-agonía'. Esa sensación de caminar en chanclas por ... el borde del precipicio mientras las piedras se sueltan, llegan al fondo y golpean el suelo con un sonido sordo que congela la sangre. En definitiva, ese sufrimiento extremo y posterior éxtasis proporcional que el Alavés, antes o después, brinda a sus incondicionales. De forma regular y sin posibilidad de eludirlo. Así que al podio de los duelos extremos de los últimos años sube directamente el choque de este sábado en Mendizorroza, saldado con un triunfo clave. Tras acabar el equipo albiazul con nueve jugadores por las expulsiones de Sivera y Blanco, después de un descuento de quince minutos y también de otro arbitraje para análisis de la justicia ordinaria. Condenar a Ortiz Arias en primera instancia, a la espera de su posible recurso, sería lo mínimo exigible.
Deportivo Alavés
Sivera, Tenaglia, Mouriño, Abqar, Manu Sánchez (Diarra, min.88), Blanco, Jordán (Vicente, min.67), Cabanes (Adrián, min.59), Carlos Martín (Garcés, min.67), Aleñá y Kike García (Villalibre, min.88).
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Villarreal CF
Diego Conde, Costa, Kambwala (Buchanan, min 96), Foyth, Cardona (Pedraza, min.71); Gueye (Barry, min.71), Parejo, Pino (Comesaña, min.86), Álex Baena (Suárez, min.96), Ayoze y Pépé.
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Gol 1-0 min.11: Manu Sánchez.
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Árbitro Ortiz Arias (Comité Madrileño). Expulsó a Sivera con roja directa (min.59) y a Blanco por doble amarilla (min. 94). Amonestó a los locales Adrián (min.90) y Diarra (min.93), y al visitante Pino (min.70).
Ya se sabe que al Alavés no le suele bastar cualquier cosa, así que recurrió al más difícil todavía. El término circense que bien podría añadir el club a ese 'Aquí nadie se rinde' que inundó unas gradas desatadas con la entrega del equipo y la animadversión arbitral. Un solitario gol de Manu Sánchez en los primeros minutos bastó para acabar con una de esas dinámicas de las que sales o te llevan directamente al pozo. Para ganar después de siete partidos, para que Coudet (pitado en el inicio) lograra estrenarse en casa, para que Mendizorroza dejase de ser un coladero por el que se vertían gota a gota las opciones de permanencia. Y, sobre todo, para creer que este equipo es capaz de añadir fútbol y equilibrio a sus virtudes y sacar adelante una situación todavía muy complicada.
El Alavés había cumplido con su tarea de inicio. Ante un adversario de calidad como el Villarreal solo cabe para los albiazules tirar de esfuerzo físico. Vamos, tocar la corneta desde el pitido inicial para ensordecer a un oponente que se dedica a instrumentos más delicados. Así fue para recuperar balones, empujar hacia el área de Conde y, a base de insistir, encontrar esta vez el resquicio para llegar a la red.
Tan atípico es este conjunto vitoriano que un lateral zurdo, Manu Sánchez, ha sido esta vez el goleador. De menos a más en la temporada, parece en su mejor momento. Que el duelo ante los amarillos fuera el primero en el que los albiazules no encajan un tanto después de 15 jornadas se trata de uno de esos engaños que conllevan las estadísticas. Primero Sivera frenó al rival y, ya en una segunda parte de sacar las uñas y los dientes y cerrar los ojos, a la escuadra visitante se le fueron varios remates claros. No siempre sale cruz, pero para eso hay que opositar a la cara. Es decir, pelear al límite sin cometer grandes errores. También con menos posesión, menos remates y menos córners lanzados se puede ganar. Claro.
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El Alavés sigue sufriendo por momentos ataques de pánico defensivos. Esa situación de nervios permanentes que aparecieron antes del descanso para que el Villarreal rozara el empate. Desconexiones de las que Abqar y Mouriño se reponen muchas veces por sus imponentes físicos. Igual que un Tenaglia convertido ya en seña de identidad albiazul. Como un Kike García que, cuando se acabó la gasolina, resultó la única fuente de agua ofensiva para al menos echar agua sobre un incendio que parecía inminente.
Con 10 y límite total
No entró el Alavés fino tras el descanso y lo pagó en una acción entre Sivera y Ayoze. Fuera del área el meta tocó con la mano el balón y el VAR acabó por avisar a Ortiz Arias. La misma jugada que acabó con el meta en el hospital tras recibir un rodillazo. Así que a falta del también lesionado Owono, debutó Adrián Rodríguez bajo palos. Podrá contar que se estrenó con victoria y que pareció contar con superpoderes para desviar con la vista un puñado de remates que salieron junto a los palos.
Con diez jugadores Coudet recurrió pronto a Carlos Vicente y a un más que interesante Garcés, que se incrustó en una defensa de tres centrales. Se antoja por lo visto sobre el césped que a sus 25 años el argentino parece haber llevar toda una vida cotizando en el oficio futbolístico. Sí, se trataba de enredar, de parar el partido, de sobrevivir. Sin casi opción de amenazar, mientras el Villarreal tiraba de banquillo para añadir delanteros y extremos a un equipo ya potente. Si a eso se añade los casi diez minutos de parón por la lesión de Sivera, el añadido se iba a ir a los quince. Ya con Diarra y Villalibre sobre el césped.
Cada jugada defensiva se celebraba como un gol y el ambiente resultaba incandescente con el 'diablo' Ortiz Arias metiendo carbón a la caldera. Con diferente medida en las faltas. Con una segunda tarjeta a Blanco donde el VAR tuvo que advertirle de que acarreaba expulsión... Pero de 35 minutos con diez jugadores y algo más de diez con nueve salió ileso el Alavés para seguir adelante. Hasta el dios de la lluvia aplaudió a rabiar al final.
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