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La temporada del Valencia cambió la madrugada de Navidad. A las 1.42 horas del pasado 25 de diciembre, el club che anunció la llegada ... de Carlos Corberán al banquillo de Mestalla. Entonces era penúltimo de Primera con solo doce puntos. Lo que parecía un mal inicio de curso llamado a corregirse antes o después ya no era una anécdota, sino el símbolo de una grave crisis. Pero Corberán, nacido en Cheste, a treinta kilómetros de Mestalla, lo ha cambiado todo. Ahora el Valencia llega a Mendizorroza a solo dos puntos de Europa.
«No soy ningún héroe», resumía ayer el entrenador en la previa del encuentro ante el Alavés. Pero sus números son los de un equipo de Champions. Ha tenido que ser un entrenador curtido en el fútbol bajo el radar, que colgó las botas a los 23 años para formarse como técnico, el que ha cambiado la cara del Valencia. Nadie diría que es su primera experiencia en la élite. Tras pasar como asistente por Arabia Saudí, se estrenó como técnico en Chipre y luego se empapó de Bielsa en Inglaterra. Allí, en Segunda, entrenaba cuando en diciembre el Valencia pagó sus tres millones de euros de cláusula.
Ese crecimiento también encuentra artífices sobre el césped. Del despegue goleador de Hugo Duro -lleva once tantos- a la jerarquía de Javi Guerra en el centro del campo -aunque causa baja en Vitoria por sanción- o un rendimiento que no sorprende en Mendizorroza: el de un Luis Rioja que ha trasladado a orillas del Turia el desempeño que a lo largo de cinco temporadas mostró en el Alavés.
Rioja llegó al Valencia a finales del mercado de verano. Su salida del equipo vitoriano parecía un hecho, toda vez que terminaba contrato un curso después y ambas partes veían con buenos ojos separar sus caminos. Pero faltaba un comprador. Un Betis que tantas veces lo quiso se quedó esta vez fuera de la puja. Así apareció el Valencia. Si bien no le ofrecía el salto de calidad del equipo verdiblanco -tampoco el factor emocional de jugar en el equipo del que es aficionado- en Mestalla tenía casi garantizado un puesto.
Así está siendo. El sevillano ha disputado 33 partidos de Liga: solo se perdió la primera jornada -que ya había disputado con el plantel vitoriano- y el triunfo ante el Real Madrid de la segunda vuelta por acumulación de amonestaciones. Una pieza clave primero en la banda izquierda y desde hace unas jornadas en la derecha. Corberán le ha encontrado acomodo en un perfil que ya conocía de sobra de su etapa en Vitoria. Entonces también caía a la diestra, aunque sea zurdo, para abrir un hueco en la otra banda a jugadores como Abde o Giuliano Simeone. En Valencia, eso sí, también ha tenido cierta presencia como carrilero por la derecha. Un puesto que podría volver a ocupar en Mendizorroza.
Será el primer regreso a Vitoria de un jugador cuyo vacío ya se intuía, pero que ha sido incluso más grande de lo pensado. Porque el traspaso de Rioja ha coincidido con una temporada en la que nadie se ha adueñado de esa parcela. Abde, Carlos Martín, Conechny o Aleñá se han repartido la banda izquierda del ataque durante todo el curso. Pero nadie ha ofrecido las prestaciones de un futbolista que el curso pasado anotó cinco goles como albiazul. Esta temporada lleva los mismos.
Rioja es una de las estrellas de una plantilla entonada del Valencia que llega esta tarde a Mendizorroza. Encadena diez partidos sin perder y ha sumado 29 de los últimos 45 puntos en disputa. Una resurrección que nació de madrugada, cuando el club apostó su futuro a un entrenador novato al que le llamó la responsabilidad de regresar a la 'terreta'.
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María de Maintenant e Iñigo Fernández de Lucio
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