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La realidad clasificatoria puede sobre el papel echar un jarro de agua fría sobre las aspiraciones del Deportivo Alavés de lograr su segundo triunfo consecutivo. ... Se cruzan el tercer clasificado de la Liga con el decimoséptimo. Separados por 32 puntos -66 los colchoneros y 34 el plantel vitoriano- y en dos universos diferentes. Pero lo cierto que esos números no son los únicos que entran en juego. Y ahí es donde vuelve a crecer el entusiasmo dentro de la hinchada albiazul. No en vano, las visitas a Mendizorroza se han saldado en los últimos años con sonoros tropiezos para el cuadro de Simeone.
Son dos victorias consecutivas del Alavés, un empate y solo una derrota en los últimos cuatro partidos. Además, en esos dos triunfos el bloque vitoriano dio muestras de saber desenvolverse en dos escenarios. Porque si en el primero dio una clase de resistencia tras adelantarse muy pronto, en el segundo el albiazul fue el mejor equipo gramo a gramo. El recuerdo también juega, y más cuando el Alavés quiere olvidarse del todo de los problemas que ha tenido durante todo el curso en casa.
La victoria contra la Real Sociedad, todavía con las ascuas candentes del épico triunfo contra el Villarreal, hizo creer a los albiazules en que los partidos sobre el alambre también pueden sonreírle. Lo necesitará en un tramo final del curso con más desafíos como anfitrión -además del Atlético, Valencia y Osasuna- que lejos de Mendizorroza -Athletic y Valladolid-. El triunfo en el derbi fue agónico, cómo si no, pero tuvo aroma de jornada mágica. Esas en las que la grada y el equipo se retroalimentan. Lo necesitará para hacer frente a un Atlético que, si bien ya no pelea de forma realista por el título, mantiene una constelación de estrellas capaz de imponerse por cualquier vía.
También el equipo de Coudet tiene ante sí el reto de sorprender al fin a alguno de los cocos de Primera. Cuatro de sus cinco partidos hasta ahora contra los colchoneros, Real Madrid y Barcelona se han saldado con derrotas por la mínima. Solo el de la primera vuelta ante el Barça escapa de esa lógica (0-3). Los detalles y la mala fortuna no estuvieron de su lado tampoco en la batalla de David contra Goliat. Así fue en la primera vuelta ante el propio Atlético, tal vez el caso más claro de todos. Tras adelantarse en el marcador, dos goles locales en el tramo final impidieron al Alavés de un entonces cuestionado Luis García sumar en el Metropolitano.
Cada punto cuenta en la lucha por la permanencia. Las calculadoras ya están sobre la mesa. Dos triunfos más pueden ser suficientes para el Alavés, pero nada está claro en una fase final de curso volcánica y que plantea varios duelos directos. Los albiazules serán los primeros en jugar. Tras ellos, también hoy, se jugará el Las Palmas-Valencia (18.30 horas). Mañana se disputará el Sevilla-Leganés (16.15 horas) y la jornada la cerrará el Girona-Mallorca del lunes (21.00 horas). Un ojo en Mendizorroza y el otro en tres campos con la misma importancia.
Aunque para llegar tranquilo a los duelos de sus competidores el Alavés debe confirmar su mejoría en defensa mostrada en las últimas jornadas -dos goles encajados en los cuatro encuentros más recientes- y elevar sus prestaciones con la pelota. Que se produzcan los automatismos que reclama el Chacho aunque la presión de los resultados esté presente en la ecuación. Con todos disponibles salvo Abqar -Mouriño y Garcés vuelven a perfilarse como pareja de centrales- y también Jordán y Aleñá en buen tono físico, el Alavés se lanza a por un triunfo de prestigio que allane su pedregoso camino final.
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