Deportivo Alavés

El Alavés renueva a Abde hasta 2028

El Deportivo Alavés refuerza la apuesta a largo plazo por los valores de Ibaia. A las renovaciones de perlas de la cantera como Unai Ropero, Selu Diallo (2028), Tomás Mendes, Joseda, Adrián (2027) o Víctor Parada (2026), además de la apalabrada continuidad de Jesús Owono (2026) por una cláusula de partidos en su contrato, se suma la ampliación de Abde, éste consolidado ya en la cúspide albiazul, que extiende su vínculo con el club babazorro hasta 2028. Cuatro años más para un extremo que cumple su segunda temporada en el primer equipo.

Con buena nota. El curso pasado, en su debut en el fútbol profesional, marcó tres goles en los 22 partidos que disputó en Segunda División entre Liga y play off de ascenso. Esta temporada el salto a la elite le pesó en un inicio un tanto irregular, pero su fútbol está madurando y ha participado en 16 de las 21 jornadas ligueras (seis como titular) y marcó un tanto ante el Granada. «Me siento muy bien en Primera, estoy jugando más de lo que pensaba y tengo la confianza del míster», dice el argelino, que, superado el peaje de la adaptación a la categoría, ya es una alternativa real para Luis Rioja en la banda izquierda y es uno de los revulsivos preferidos por el entrenador –diez veces ha salido desde el banquillo–.

«El trabajo tiene su recompensa», precisa el argelino, «muy feliz, ilusionado y agradecido por la confianza» que le transmite el club con esta renovación. El premio al compromiso de un futbolista que viene «de abajo», como él dice. Del campo de Los Astrónomos, donde dio sus primeros pasos con la camiseta del Iru-Bat cuando llegó a la capital alavesa con apenas doce años. Un jugador de la calle, diferente, que ha «crecido en Vitoria».

Ariznabarra y Aurrera completaron su formación antes de ingresar en la estructura albiazul por la puerta del entonces conveniado San Ignacio. «Siempre tuve el objetivo de poder llegar a Primera División con el Deportivo Alavés, ese era mi sueño cuando llegue aquí», apunta en el canal oficial del club.

Abderrahmane Rebbach (Blida, Argelia; 1998) creció en un barrio en el que «salías de casa y, miraras donde miraras, siempre había un balón», evocaba en una entrevista en la web del Alavés. Allí soñaba con emular a Zinedine Zidane, el franco-argelino que heredó el trono del mítico Rabah Madjer en el altar de ídolos del país magrebí, aunque por una simple cuestión generacional se ha fijado más en otros modelos como Mahrez o Slimani.

Lo que tenía claro desde pequeño es que quería ser futbolista. Y que podía llegar a serlo. Por eso no dudó en mudarse a Vitoria cuando su tío, residente en la capital alavesa, le dijo que podría ser beneficioso para su formación deportiva. Tenía solo 12 años y no sabía ni una palabra de castellano. «Fue duro», ha reconocido en varias entrevistas. Una decisión complicada. Pero tenía el refugio del balón.

En los primeros entrenamientos con el Iru-Bat no entendía nada de lo que le decían los entrenadores, pero emulaba lo que hacían sus compañeros. Y en los partidos se limitaba a hablar el lenguaje universal del fútbol. Bastante bien, a tenor de los acontecimientos posteriores. Tras dos años de infantil en Los Astrónomos, jugó los dos de cadete en el Ariznabarra y los tres de juvenil en el Aurrera. Sus diez goles como rojillo en su estreno en Tercera captaron la atención del Alavés.

Catorce tantos más con los colegiales y, tras superar una grave lesión en su primer año en el filial albiazul, otros 16 con el Aficionados que activaron una cláusula de su contrato que le catapultó al primer equipo, donde no ha dejado de progresar hasta consolidarse a las órdenes de Luis García. Abde tiene claro que todavía debe «dar más al equipo a nivel defensivo», pero ha llegado para quedarse. Hasta 2028, de momento.

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