Que nadie se resfríe
Desde el monte del pico ·
El Alavés cerró el mercado con una plantilla limitada, al contrario que los favoritos, y supeditado a que cualquier baja de jugadores clave genere un problema graveBasta con un repaso exhaustivo de las tres primeras jornadas de competición y del desenlace del último día del mercado de contrataciones. Para llegar, quiero decir, a una conclusión que se antoja evidente y genera desasosiego: el Alavés se encuentra lejos de tener una de las dos o tres mejores plantillas de la categoría. Algo, claro, difícil de digerir para el aficionado cuando la escuadra vitoriana era una de las tres descendidas y, teóricamente, iba a disponer de más recursos económicos que la mayoría para elaborar el nuevo proyecto. El conjunto vitoriano puede formar sin duda un once que compita contra los mejores sin desmerecer. Otra cuestión, como ya se ha demostrado con las recientes situaciones físicas de Benavídez y Guridi -dos de los puntales del grupo-, será afrontar con garantías las bajas y sanciones en una carrera de 42 partidos donde el ascenso pasa por mantener una regularidad abrumadora.
Que nadie se enfríe ni coja un catarro, podría ser el obligado lema albiazul para el invierno. Que alguien autorizado, por cierto, explique oficialmente debido a qué causas exactas el Alavés tiene el límite salarial que tiene y no otro que hubiese permitido ciertas alegrías. Sobre todo cuando el entrenador recuerda que «mejor no se puede fichar con los recursos que tenemos».
Toda valoración es subjetiva pero visto lo visto sobre el césped y en los banquillos en las semanas iniciales de Liga podría decirse, sin extender la nómina a casos más discutibles, que cuando menos Granada, Levante, Eibar y posiblemente Las Palmas disponen de plantillas más profundas y afiladas que la albiazul. Los tres últimos, además, con esas bases sólidas de anteriores temporadas gracias a la continuidad de muchos de sus futbolistas más importantes. Contra la renovación completa del equipo y los peajes que eso conlleva deberá luchar también esta campaña la escuadra de Luis García Plaza. Sobre todo cuando parece más que probable que la única vía para codearse con los mejores pasa por formar en tiempo récord un bloque granítico. También porque todas las apuestas del club, que son muchas y arriesgadas, salgan bien. Como la de la portería, sin recambio específico para Pacheco, una defensa inexperta y justa de efectivos en el centro, y una delantera donde Miguel y Sylla forman la esforzada pero discreta dupla albiazul en una categoría con nueves de estadísticas goleadoras reconocidas.
Es evidente que el póker formado por Benavídez, Salva Sevilla, Guridi y Luis Rioja deberá ganar muchas manos y partidas para los albiazules si el Alavés pretende pelear la por el regreso a la máxima categoría. A partir de ahí, la necesidad de encontrar socios de altura entre futbolistas jóvenes que crezcan con el equipo. Aunque sea temprano, Anderson y Alkain apuntan a ello, mientras que Abqar y Javi López han sido hasta ahora los representantes de Ibaia en el once. Siempre existe un riesgo, pero parece la temporada adecuada para que alguno de los jugadores procedentes de los equipos inferiores se asiente. Si no es en Segunda, ¿cuándo va a ser?
A Luis García le quedó en la tarde de ayer la difícil tarea de ofrecer explicaciones y tratar de cerrar filas después de anteriores comparecencias donde había reclamado varios fichajes que no han llegado. Suavizó el tono, aunque no el fondo de sus argumentos. «Yo mismo he sufido un procedo de adaptación y hay dos maneras de afrontarlo, irme o adaptarme». Sigue en Mendizorroza y, eso sí, mantiene su idea de que el Alavés se ha quedado «un poquito corto» en las contrataciones para afrontar un «reto difícil». Sin duda, una forma elegante de expresarlo.