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Owono, de las dudas a ser clave en defensa y en ataque«Ha tapado la pelota que necesitábamos que tapara». El Chacho Coudet resumía con suma sencillez el desempeño de Jesús Owono contra el Betis. Pero la parada que el guardameta rubricó en el minuto 73 fue una de esas acciones que cambian el curso de ... los partidos. Entonces, el Alavés se encontraba en una situación prometedora, pero exigente. El 1-1 se mantenía en el marcador, aunque los vitorianos gozaban de una valiosa superioridad numérica. El mal pase de Abqar que Isco recogió sin oposición delante del portero parecía despertar al Alavés del sueño. Pero Owono salió con agilidad, se hizo rápido y evitó el gol.
Su rendimiento fue un golpe sobre la mesa. Un silencioso grito para reivindicarse como un portero de plenas garantías para defender la portería vitoriana en Primera. Poco roles más complicados que el del portero suplente. Ese futbolista que sabe que lo normal es que apenas sume minutos en la larga temporada. Pero que debe estar ahí por si sucede algo.
Ese imprevisto fue la patada que recibió Sivera en su mano en Mestalla que dejó un dedo roto y un problema. Un serio contratiempo, pues el Alavés perdía a su jugador más regular. A Owono le tocaba salir frío y lograr el máximo. No era fácil. Aunque no estuvo acertado entonces y contra el Girona, aunque sin cometer errores, se le vieron aún trazas de la inseguridad del recién llegado. Las mismas que tenía Sivera cuando le tocó estar año tras año a la sombra del intocable Pacheco. El resto con el guardameta alicantino es historia.
Por eso, Owono necesitaba ser el mismo que había cuajado noches memorables bajo los palos de Guinea Ecuatorial. No pudo sacar el gol del empate del Betis, un balón que se envenenó demasiado y cuya trayectoria le pilló por sorpresa. Pero sí estuvo para mantener el valioso empate. Esta vez fue él el que hizo que la moneda cayera por fin de cara.
Solo la parada ya hubiera rubricado una valoración positiva de su desempeño en el Benito Villamarín. Pero hubo algo más. Una acción que pudo pasar desapercibida. Ni su propio técnico recordaba lo acontecido casi veinte minutos antes de la parada. Tuvo que hacer memoria en sala de prensa, cuestionado sobre el desempeño del portero, para hacer justicia. «Y ha tenido participación en el tema de la expulsión», confirmó.
Eso, en otras palabras, esa participación fue el envío largo con el que Carlos Vicente forzó la roja de Perraud. Un sobresaliente balón tan rápido como certero, directo a la cabeza del extremo. Vicente se impuso para dirigir el balón hacia la portería, el defensa, que era el último, llegó tarde y la acción dio al Alavés una superioridad numérica de la que se valió para sellar su primera victoria del año.
El triunfo de Kike y también de Owono. Aunque no pudo dejar la portería a cero -un mal que arrastra el Alavés desde su triunfo del 1 de noviembre contra el Mallorca- transmitió la seguridad imprescindible para que el equipo logre crecer también desde la defensa. También el impulso de Manu Sánchez o Diarra, aunque el maliense cometiera un grave error contra el Girona, pueden consolidar al equipo en el momento de afrontar un tramo especialmente importante de la temporada, con varios duelos directos.
Contra el Betis, Owono disputó su decimoséptimo partido con la camiseta del Alavés. Llegado a la cantera albiazul en 2017, cuando era un adolescente, ha progresado a través de las categorías inferiores del club hasta debutar con el primer equipo en enero de 2023. Desde hace dos cursos es miembro de la plantilla profesional.
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