Alavés 0-0 Lugo
Un atasco amenazadorEl Alavés no puede con un sólido colista y encadena tres partidos sin ganar y sin marcar que le alejan del objetivo
Se trata de fútbol, un juego, y a cinco victorias consecutivas con 16 goles a favor le han seguido tres encuentros sin ganar y sin ... marcar. Con la carrera hacia el ascenso directo lanzada, el atasco del Alavés resulta amenazador. A la profunda decepción del choque en Villarreal le siguió este sábado otro pobre empate en casa ante el colista. No hay premio sin acierto y un Lugo que estrenaba entrenador en el vitoriano Vélez de Mendizabal resultó un oponente mejorado que concedió poco. Cuando llegaron las ocasiones, que las hubo y bastante claras, tampoco apareció el gol. Así que la cuenta queda en dos magros puntos al casillero de los últimos nueve posibles. En la carrera de eliminación que anunció el preparador alavesista esta secuencia coloca al cuadro vitoriano en el límite. O regresan de inmediato las victorias o alcanzar una de las dos primeras plazas puede convertirse a corto plazo en una quimera más que en un objetivo.
Alavés
Sivera; Tenaglia (Jason, 86'), Abqar, Sedlar, Duarte; Benavídez, Sevilla (Guridi, 75'), Rober (Miguel, 57'), Rioja, Alkain (Abde, 57'); y Villalibre.
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Lugo
Óscar; Alberto, Pirri, Pantic (Calavera, 25'); Gui, Torres (Moyano, 60'), Clavería (El Hacen, 75'), Loureiro, López; Barreiro (Cuéllar, 75') y Avilés (Carbó, 75').
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Árbitro. Trujillo Suárez (tinerfeño). TA: De la Fuente (83'), Jason (84'), Rebbach (88')/Gui (83'), Caró (85'), Loureiro (90').
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Incidencias. Partido disputado ante 13.127 espectadores en Mendizorroza.
Luis García había removido de inicio la alineación con la cuchara de los cambios drásticos. Ese tipo de modificación masiva -seis futbolistas nuevos sobre el césped, más de la mitad del equipo- que delataba la rabia amasada por el técnico a consecuencia de la decepcionante derrota en Villarreal. Dentro de una plantilla ahora con más equilibrio y posibilidades, Sivera, Tenaglia, Sedlar, Duarte y Rioja fueron los supervivientes en el once. Los cromos de Laguardia, Moya, Blanco, Guridi, Jason y Sylla dieron la vuelta para convertirse en Abqar, Salva Sevilla, Benavídez, Róber, Alkain y Villalibre. Es decir, la escoba barrió hacia el banquillo todo el centro del campo y la parcela atacante, con excepción de Rioja. El extremo, faro del desequilibrio ofensivo, resulta indiscutible. Incluso en tardes nubladas como la de este sábado de su bota izquierda siempre puede esperarse un rayo de sol.
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El «hambre bestial» que reclamaba el técnico alavesista después del tropiezo en La Cerámica se quedó como mucho en ganas de comer algo. Al menos eso pareció de entrada en Mendizorroza, con un Lugo mucho más solvente en el arranque del choque. El preparador visitante recurrió a los tres centrales, su esquema de cabecera en el Amorebieta, para tratar de reflotar a los gallegos. A doce puntos de la salvación cuando arrancó el choque, solo las meigas pueden salvar a los lucenses. Claro que como suele suceder en estos casos, un equipo que lo tiene todo perdido suelta tensión y se dedica a jugar. Para incomodar a un Alavés que no encontraba la llave para abrir el partido. Cerca de media hora le costó al cuadro vitoriano encontrar algo de ritmo para someter al rival y encontrar resquicios. Los que tapó el meta Whalley y tampoco atinó a agrandar el equipo alavesista. Ni siquiera un Villalibre muy activo en el cuarto de hora final de la primera mitad, donde encadenó buenas acciones y al que solo le faltó acertar con la red.
Nunca a gusto
El Alavés, eso sí, nunca pareció sentirse a gusto en el partido. Obligado a ganar y con la presión de que el final del campeonato se acerca, el juego resultó escaso, aunque las oportunidades suficientes para acabar en ventaja. Hay tardes donde nada es fácil y así sucedió en Mendizorroza. Al equipo albiazul le faltó combinar con más precisión ante un rival que dentro del área acumulaba hombres y negaba la opción de remates sencillos. Dice la teoría que ante este tipo de adversarios se trata de atraer con el balón para encontrar los espacios y profundizar. Poco de eso consiguió el Alavés, como tampoco hubo posibilidades de correr. El Lugo, siempre plantado con muchos futbolistas por detrás de la pelota, dejó en casi nada los habituales contragolpes albiazules.
Un adversario que también dispuso de sus ocasiones aisladas, incluida una en el descuento, y donde Avilés dejó detalles de jugador importante. Por allí estaba también Manu Barreiro, exalbiazul que luce sus últimos destellos en el Anxo Carro. Y si hay que hablar de individualidades, poco emergió en la escuadra albiazul. Quizás Abqar y Sedlar, que interpretaron bien y con acierto su misión, ofrecieron buen nivel. Igual que Sivera, que intervino poco y de forma acertada.
Buena primera mitad de Villalibre y no mucho más en una tarde espesa. De esas donde cada vez que aparece una opción se va al limbo en el último pase. O en el remate, sin fortuna. Como cuando Carbó desvió un disparo de Miguel que entraba o a Villalibre, Guridi y Jason se les fue el gol por medio metro. Todo ello sin dejar a un lado que ni los cambios alumbraron a un Alavés preciso. Más bien se trató de dar cabezazos sobre una pared que no se derrumbó. Aunque posiblemente el Lugo hizo también lo suficiente para salir de Mendizorroza con la sensación de que mereció el punto.
No hay demasiados reproches para un cuadro vitoriano que, eso sí, parece dar bandazos en esta Liga. A aquella debacle de diciembre le siguió un repóker de victorias en el inicio de la segunda vuelta que ahora mengua en importancia ante la obligación de mantener la regularidad que en estos momentos falta. Dos o tres semanas más (Ponferradina, Tenerife y Huesca) servirán sin duda para dejar claro cuáles serán los objetivos en las jornadas finales. Si habrá posibilidad de engancharse realmente a la pelea de calidad o se tratará de conformarse con amarrar el 'play off'.
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