Rafa Gutiérrez

Deportivo Alavés

Embajadores albiazules en Las Palmas

Víctor Bermúdez tiene el «corazón dividido» en el partido de hoy. Ángel Luis lo tiene claro: «Yo voy con el Alavés»

Sábado, 27 de mayo 2023, 01:15

Ángel Luis Camacho (Buenavista del Norte, Santa Cruz de Tenerife, 1973) recibe a EL CORREO en el Colegio Hilda Zudán, del Valle de Jinámar. Una barriada humilde donde el centro educativo desarrolla una gran labor académica, formativa y social que va mucho más allá de las matemáticas o la historia.

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Celebran el Día de Canarias -es el martes 30 de mayo- y todos, profesorado y alumnado, están ataviados con el traje típico. También Ángel Luis. Es el jefe de estudios, pero no se libra de las bromas de sus compañeros cuando ondea la bandera del Deportivo Alavés.

Risueño, entusiasta como aquel extremo bullicioso que agitaba defensas en Mendizorroza hace 25 años. Locuaz, didáctico, como en los seis años en los que ejerció de comentarista en la televisión canaria. «¿Te acuerdas cuando daban el fútbol en las autonómicas?», dice con cierta sorna en alusión al modelo televisivo de pago que manda ahora en este deporte. Reconoce que lo sigue menos.

Fue jugador profesional y entrenador, pero, confiesa, necesitaba «un descanso del fútbol de adultos». Se centra en los niños. En el colegio, en el terreno de juego. «Me llena», asegura. Vocación con pasión.

Víctor Bermúdez (Las Palmas de Gran Canaria, 1971) atiende a este periódico en el paseo de la Playa de las Canteras. Ya ha terminado la jornada laboral en una empresa medioambiental y ha recogido a su hijo pequeño del colegio. Está fino, casi como cuando jugaba en el Glorioso, en la década de los 90. Una lesión le retiró prematuramente del fútbol, pero se mantiene en forma.

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No puede esprintar, pero sí puede hacer deporte. Elegante, igual que en terreno de juego. Y buen conversador. De cualquier tema, pero se nota que le apasiona el fútbol. Ve menos que antes, pero sigue viendo «mucho», reconoce. Aunque «hace años» que no va al estadio. «Lo veo en la tele porque, por deformación profesional -también es entrenador y formador-, analizo mucho, disecciono mucho el juego», explica.

El «inolvidable» año 98

Son los dos embajadores de la causa vitoriana en Las Palmas. Y Ángel Luis lo tiene claro. «Yo voy con el Alavés», se anticipa a la pregunta inevitable. ¿Con quién va un canario que vistió de albiazul y reside en la capital de Gran Canaria? «Entiendo que los canarios se puedan molestar, pero yo no tengo dudas. Deseo lo mejor tanto al Tenerife como a Las Palmas, que llevo veinte años aquí, pero nunca jugué en esos equipos y tengo mucho cariño al Alavés, que fue el que me dio la oportunidad de ser profesional y apostó por mí», argumenta el tinerfeño, que fue uno de los héroes del «inolvidable» ascenso del 98, uno de los muchachos que formaba aquella cuadrilla de amigos que tan bien jugó al fútbol a las órdenes de Mané. Un menudo y hábil extremo que después subiría a Primera también con el Numancia y Osasuna.

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Víctor Bermúdez tiene el «corazón dividido». Pero tampoco duda en coger la bandera albiazul en esa playa que tantas veces ha recorrido a pie, corriendo o andando, e «incluso a nado, de un lado a otro». Grancanario de nacimiento, alavesista de adopción. Porque en Vitoria «me pasaron cosas malas, pero tengo muy buenos recuerdos». Habla el fino delantero que marcó siete goles de albiazul en la temporada 1994-95, la que acabó con un masivo desplazamiento a Sestao para jugarse una promoción de ascenso a Primera que finalmente no se dio.

«En Vitoria me pasaron cosas malas, pero tengo muy buenos recuerdos»

Víctor Bermúdez

Habla también, de las «cosas malas», el jugador que tuvo que dejar el fútbol con sólo 26 años por una grave lesión de rodilla y una concatenación de complicaciones posteriores que impidieron su retorno a los terrenos de juego. Para cualquier seguidor alavesista que haya soplado ya unas cuantas velas es inolvidable aquella imagen de Pedro Riesco dedicándole el gol que marcó en el Santiago Bernabéu con una camiseta del canario debajo de la propia.

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«La 'cara b' del fútbol»

«Es lo peor, que el fútbol te deje a ti», lamenta aún 25 años después. «La cara B del deportista, lo que la gente no ve. Se ve al que mete el gol, al que centra; después pasas a un segundo, tercer o cuarto plano. Cuando estás ahí es todo de color rosa, cuando ya no sirves el fútbol te aparta», evoca. «Duro, muy duro, pero no hay no hay que arrugarse, hay cosas peores». Tinieblas del pasado que no oscurecen su cariño por la capital alavesa.

«Es que a nivel personal fue una etapa muy buena, un año muy bonito -el primero-», insiste, con recuerdo especial para compañeros como Michel Pineda u Óscar Arias. De hecho, «Vitoria es mi segunda ciudad», asegura. «Tengo que volver con mi mujer y mis hijos», zanja a modo de deseo y de propósito. La última vez que estuvo fue, con su hijo mayor (17 años), en el vigésimo aniversario de aquel ascenso que, aunque fuera desde la barrera, compartió con Ángel Luis en 1998. Los dos saben lo que es eso. Los dos saben lo que hay en juego en el Estadio de Gran Canaria.

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«Mucha presión, muchos intereses económicos. Mucha responsabilidad individual y colectiva. Un ascenso es muy importante para una ciudad», apunta Bermúdez. Un partido para gestionar las emociones. «Si no disfrutas, lo padeces; y si lo padeces, ya no eres tú mismo en el campo», precisa el delantero. Juegan la pasión y el corazón, aunque, como recalcó Luis García Plaza la semana pasada, al final se gana jugando al fútbol. «El juego de hoy en día es muy táctico, eso siempre está presente», coincide Bermúdez.

«Sufren a la espalda»

Ángel Luis ve un duelo «igualado». «Los dos fueron muy regulares en la primera vuelta y muy irregulares en la segunda, como todos los de arriba. Los dos llegan con dudas, pero dependen de sí mismos y ese es el mensaje que estará presente en ambos vestuarios», apunta el tinerfeño. Consciente de que Las Palmas «tiene una ligera ventaja porque juega en casa y porque le vale el empate», pero concede «sus opciones» al Alavés.

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«Los dos equipos llegan con dudas. En estos partidos la experiencia es clave»

Ángel Luis

Y esgrime dos argumentos para la esperanza de los sufridores corazones albiazules. Uno: «Los jugadores con experiencia tienen mucho que decir en este tipo de partidos y en Las Palmas no hay demasiados, Jonathan Viera y poco más». Dos: en su opinión, el conjunto de García Pimienta «ha bajado mucho como local y ante el Villarreal, con todo a favor y el estadio lleno, estaban como atenazados, sin el fútbol alegre de antes».

Víctor Bermúdez ahonda más en el capítulo táctico: «Las Palmas es un equipo diseñado para tener la pelota, asociarse, llegar. Mastica mucho la jugada para encontrar huecos, pero si no lo encuentra empieza a tener problemas. Y sufre a la espalda, no maneja bien las contras del rival. El Alavés también tiene talento arriba, pero es un fútbol más directo que puede hacerle daño», concluye.

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Ángel Luis: Jefe de estudios y una escuela de fútbol

Ya estudiaba Magisterio de Educación Física en Vitoria. Después se licenció en Educación Física, en Las Palmas aprobó oposiciones y desde hace dos años ejerce como jefe de estudios en el colegio Hilda Zudán. Entrenó a varios equipos de Tercera como el Telde, el Estrella o el Unión Viera. Ahora se centra en los niños como director de la Escuela de Fútbol Veteranos del Pilar. Tiene dos hijos, de 22 (nacido en Pamplona) y 19 años (canario), también futbolistas.

Víctor Bermúdez: Medio ambiente y coordinador de un club

Estuvo un tiempo vinculado a la agencia de representación de jugadores de su compañero en el Alavés Pedro Riesco, entrenó equipos en categorías inferiores y ahora es el coordinador de fútbol del Club Claret de Las Palmas. Al margen del deporte, trabaja en una empresa medioambiental que colabora con el Gobierno de Canarias. Tiene dos hijos: uno de 17 años, al que «se le da bien el fútbol» en el Juvenil División de Honor del Huracán, y otro de 6.

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