Alavés-Ibiza | Liga Smartbank

La quinta se sirve con suspense

Otra manera de ganar. Y es que el choque de este domingo resultó cualquier cosa menos normal. No es nada común que un jugador del Alavés anote tres goles (Ibai fue el anterior en 2017), tampoco que un partido en Vitoria haga amago de acabarse con un 3-0 en poco más de media hora. Igual de extraño se antoja que el adversario realice cuatro cambios en el descanso o que acabe con solo nueve jugadores sobre el terreno de juego. Así, de sobresalto en sobresalto, vivió el cuadro albiazul uno de esos partidos que no se debían escapar. Incluso ante un Ibiza que había marcado cuatro goles en trece partidos fuera de su estadio y este domingo anotó dos. Incluso, cuando esos dos tantos son los primeros que recibía el Alavés en casa desde el mes de diciembre. A veces, el fútbol es así de caprichoso. No hay duda de que el Alavés se mostró por momentos infinitamente superior a su adversario, como que la respiración albiazul se contuvo hasta el minuto 92.

El primer acercamiento peligroso fue del Ibiza, aunque el Alavés volvió a golpear con el mazo. Puño de hierro de Luis Rioja ante un oponente blando que concedió demasiado. Primero una pérdida sin sentido que acabó en el 1-0, después una falta lateral para el 2-0 y finalmente, un clarísimo penalti. Según diferentes estudios, alrededor del 75% de los goles en el fútbol llegan al contragolpe o a balón parado. El Alavés hizo este domingo dos de cada. El Ibiza aprovechó un misil de Diop que rebotó en un defensa y otro penalti, en este caso riguroso de Javi López.

Hubo este domingo un Alavés radiante en lo físico y futbolístico hasta el descanso, y otro dubitativo y nervioso después. Uno ejemplo perfecto lo encarnó Toni Moya. Un jugador en plena forma que armó el juego alavesista y tomó decisiones excelentes primero y, luego, acusó el esfuerzo y se le nubló la mente. Muchas pérdidas, no solo del centrocampista, para dar aliento a un Ibiza que casi no se creía que tenía opciones en el partido. Lucas Alcaraz había sustituido a cuatro de los suyos en el descanso y, posiblemente, hubiera cambiado hasta de camisetas si le hubieran dejado. Una escuadra isleña que pretendía jugar de forma combinativa, pero se descosía en cualquier rincón del campo, había sido una merienda de domingo para el Alavés.

Entre otras cuestiones porque el equipo vitoriano atraviesa un estado de gracia ofensivo. Casi todo lo que toca cerca del área acaba en la red. También en tardes sin el gol de Villalibre, que este domingo se estrenó en la titularidad con un partido más que prometedor. Su pelea y calidad son evidentes. De nuevo, esta vez al revés, se complementó con Sylla. Salió este del banquillo para forzar una expulsión y dar la asistencia del cuarto tanto a Alkain. Fue después de unos cambios de emergencia que parecieron llegar algo tarde. El triple con la entrada de Benavídez, Salva Sevilla y Alkain. Antes, un Alavés muy limitado de oxígeno cedió demasiado ante un adversario al que solo le quedaba ir hacia adelante. Otra de las sustituciones fue la entrada de Guridi, de nuevo suplente, y este domingo tampoco entonado. La necesidad de recuperarlo es clara.

Y que el Alavés siga con el máximo de recursos para practicar ese fútbol intenso y vertical, con velocidad para llegar al área contraria y ahora mucho gol. También con futbolistas que engarzan a la perfección en ese estilo como un potente e incisivo Tenaglia. Individualidades que destacan al abrigo del colectivo. Dentro de un marco donde el cuadro vitoriano ha encontrado equilibrio. El que le ha llevado, con dos tercios de la competición ya consumidos, a una de las dos posiciones de ascenso. Si se echa un vistazo al calendario -con duros rivales y a domicilio en el tramo final- no parece descabellado pensar que este momento, los próximos partidos, es determinante para aspirar al objetivo final.