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Míchel Sánchez baraja sus cartas para la visita del Deportivo Alavés a Montilivi. El entrenador del Girona está pendiente de sus delanteros, Abel Ruiz ... y Miovski, para configurar su once. Aunque el mercado estival desmontó parte de la exitosa estructura del equipo del curso pasado, el técnico ha vuelto a encontrar sus nombres. Una lista en la que no está Cristhian Stuani (Tala, Uruguay; 38 años). Pero eso, lejos de resultar un castigo, es un halago para un futbolista que en el ocaso de su carrera ha encontrado su sitio como el mejor suplente posible.
El veterano delantero solo ha disputado como titular uno de sus 23 partidos de Liga este curso. Su estadística refleja una tendencia clara desde las primeras jornadas: 9 minutos en el debut, 26 en la tercera jornada, 21 en la quinta, 12 en la sexta… Semana tras semana, Stuani espera desde el banquillo el momento preciso para dejar su sello. Míchel lo sabe. Por eso le ha encomendado el rol de ser el revulsivo perfecto. El jugador que cambia los partidos a base de goles en el tramo final. No en vano, lleva ya seis esta temporada en apenas 566 minutos. Uno cada 94.
Eso le convierte en el dueño del segundo mejor promedio de la competición solo por detrás del Pichichi Lewandowski, que suma 25 en 2.218 minutos y con una media de uno cada 88 minutos. El resto de goleadores -más allá del anecdótico Zakharyan, con solo 72 minutos en toda la temporada pero un tanto en su haber- no logran alcanzar la regularidad de Stuani. Sorloth (gol cada 98 minutos), Mbappé (106), Budimir (146), Julián Álvarez (168), Raphinha (171) o Vinicius (177) juegan mucho más, pero ninguno de ellos bate el registro de un jugador que ha hecho de la veteranía virtud.
Stuani no llegó a Primera hasta los 24 años, pero solo en su quinto curso en la élite logró superar la barrera de los diez goles (12 con el Espanyol en la 2014-2015). Hasta que, tras un paso por Inglaterra, llegó al Girona. Es difícil saber desde entonces quién ha sido más influyente en la historia del otro, si un delantero que lleva 136 dianas con la camiseta rojiblanca -el máximo artillero de su historia- o un club que ha permitido al uruguayo asentarse en la élite como protagonista de sus años más dulces. El de ambos es un camino de insistencia. Stuani aterrizó en Girona el curso del debut del club en Primera y goleó a lo largo de dos temporadas brillantes en el plano personal, pero se convirtió en ídolo cuando rechazó marcharse en Segunda. Se hinchó durante tres cursos seguidos en la categoría de plata -acabó dos de ellos como Pichichi- y regresaron de la mano a Primera.
6 goles
ha marcado esta temporada en Liga Stuani en apenas 566 minutos
Eso sucedió en el verano de 2022, a punto de cumplir 36. Entonces los años y los minutos empezaban a pasar factura. Llevaba casi dos décadas como profesional tras su debut en Danubio, su primer y único club de Uruguay, en 2004. De ahí saltó a la Reggina, en Italia, donde se dio de bruces con la realidad de un fútbol europeo que en poco se parecía al sudamericano. Así que se buscó la vida en Albacete. El inesperado fichaje generó dudas en La Mancha, más aun porque le tocaba sustituir a Diego Costa; pero su año, aunque tuviera tres entrenadores y una permanencia sobre la bocina, fue memorable: 22 goles y pasaporte individual a Primera.
El resto, tras pasar por Levante, Racing, Espanyol y Middlesbrough -donde fue entrenado por el vitoriano Aitor Karanka-, es el ejemplo de una carrera curtida a base de pico y pala que ha encontrado en su tramo final el momento más dulce. Lo ha hecho de la mano de un entrenador que ha entendido cómo puede seguir siendo útil Stuani aunque la gasolina no le dé para los noventa minutos.
30 goles
lleva en la Liga como suplente. Por delante de Salinas (28), De Paula (27) y Messi (27)
Míchel sabe cómo utilizar las gotas de fútbol que aún le quedan a su delantero. También es consciente de que sin él no se entendería al Girona actual, por mucho que la inyección económica del City Football Group haya cambiado la fisonomía del club. Por eso cumplió su promesa de que llevaría el brazalete de capitán en el debut en Champions ante el PSG. Aunque eso implicó una de las pocas titularidades del año para el que, con treinta goles saliendo desde el banquillo, es ya el mejor suplente de la historia de la Liga.
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