Es lo que hay
EL CONTRAANÁLISIS ·
«Este equipo no da más de sí. Y cuando uno no da más de sí, por mucha actitud, ganas, empeño y esfuerzo que ponga, donde no hay mata no hay patata»Ya comenté en agosto que si nos libramos esta campaña con esta plantilla será otro milagro. Y, claro, llegados a esta situación, como en cualquier ... equipo del mundo, somos muy de criticar lo inmediato, lo que vemos, el equipo, lo que nos duele y no tanto las causas que lo generaron. Causas que vienen de muy atrás y los responsables no están precisamente en el vestuario. De ahí que en la crítica alavesista empiezan a aparecer runruneos sobre complots y tramas conspiranoicas en el vestuario. Algunos a la impotencia o la falta de fútbol le quieren llamar indolencia, falta de actitud, mercenarios...
Y como no podía ser de otra manera después del desaguisado de Balaidos, tanto los jugadores como el entrenador entonaron el mea culpa, haciendo un ejercicio de autocrítica. Algo que no deja de ser un ejercicio de autodefensa para poder calmar los ánimos de los aficionados y de la prensa. Porque eso de saber quién es el culpable tranquiliza mucho al personal. Aunque yo siempre digo que cuando se pierde no hace falta tanta autocrítica, que de eso ya nos encargamos los críticos, y además con mucho gusto, sin ningún reparo ni objetividad, porque las derrotas no tienen atenuantes. La autocrítica hay que hacerla cuando se gana, porque quizás de esas engañosas victorias y por esos engañosos halagos vienen estas crudas críticas.
Pues no señores, este equipo no da más de sí. Y cuando uno no da más de sí, por mucha actitud, ganas, empeño y esfuerzo que ponga, donde no hay mata no hay patata. Como dijo Laguardia, siempre llegábamos tarde. Evidentemente, eso da sensación de apatía, pero no por no correr o no querer, sino por ir siempre a destiempo. Un quiero y no puedo. Porque la anticipación en el fútbol no es física sino mental. Decidir a tiempo lo es todo. En esto la intuición es fundamental y los estados de ánimo condicionan. Al fútbol no se juega porque se quiere sino porque sabe. A partir de ahí son imprescindibles esos valores que ahora algunos reclaman como la vergüenza, actitud, esfuerzo, sentir el escudo, como si fuese la única razón. Si fuese simplemente por valores, ganas o sentimientos, muchos seríamos campeones del mundo de algo y esos que son muy exigentes con los demás, también serían más campeones de lo suyo. Una cosa tengo clara y es que si por algo han llegado estos jugadores a la élite futbolística es precisamente más por valores que por talento.
He visto muchos chavales con talento que prefirieron jugar a la PlayStation o salir con los amigotes a tomar birras mientras estos a esa edad entrenaban duro. A los jugadores hay que exigirles profesionalidad y cariño por su profesión. A los que hay que exigirnos cariño por el club y por el escudo es a los aficionados. A la prensa, objetividad y rigor. Y, sobre todo, a los que hay que pedir responsabilidades son a los que han diseñado esta plantilla y principalmente, al que le ha proporcionado un insuficiente presupuesto para que la confeccione. A partir de aquí lo demás es la consecuencia. Es lo que hay.
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