El Alavés se crece bajo mínimos
La solidez defensiva del bloque menos goleado de Primera ha hecho olvidar un rosario de problemas en la zaga
Cualquier manual para la permanencia en toda categoría incluye entre los puntos ineludibles la obligación de encontrar la estabilidad. Cuando un conjunto se muestra equilibrado ... y da con el llamado once de gala todo empieza a rodar con mayor soltura. Pero hay veces que esa teoría salta por los aires. El Deportivo Alavés lo ha demostrado en un notable inicio de temporada que le tiene más cerca de Europa, a tres puntos, que del descenso, a seis. Lo hace como equipo menos goleado de la máxima categoría, con apenas ocho tantos recibidos en los primeros nueve partidos del campeonato. Y todo eso con una defensa afectada por múltiples contratiempos, obligada a la reinvención constante y que solo en las últimas jornadas se puede dar por estabilizada aunque bajo mínimos.
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La telaraña se teje desde la delantera
Sin embargo, el Alavés puede presumir de ser un bloque más que robusto en esa faceta. Son la mitad de goles encajados que varios rivales por la permanencia como el Girona (19), el Levante (17) o el Oviedo (16). Con solo dos porterías a cero, frente al Athletic y el Valencia, pero sobre todo gracias a la regularidad: apenas en una ocasión ha concedido más de un tanto, en la derrota contra el Sevilla (1-2). A esa fórmula ha llegado a pesar de contar en las últimas semanas con solo un central puro de la primera plantilla. Por diversas circunstancias solo Jon Pacheco encaja en esa descripción. Si el Alavés llegó ya algo justo en esa parcela al final del mercado, las circunstancias han redoblado la necesidad de inventar soluciones. Sobre todo, tras la sanción de un Garcés que espera el resultado de la apelación que la FIFA hará público el próximo jueves 30. Eso, sumado a la certeza de que Maras no tendrá minutos en ningún caso -solo fue convocado en la primera jornada- sitúa el horizonte del próximo mercado de invierno como una parada obligatoria para reforzar esa parcela.
Pero mientras tanto el Alavés no solo ha salido a flote, sino que ha encontrado soluciones más que solventes. A nadie extraña ya la presencia de Tenaglia como central. Tanto por su notable desempeño como por el nivel que ofrece su relevo en el lateral diestro. Jonny Otto fue uno de esos fichajes de perfil bajo, un veterano llegado desde un fútbol algo exótico como el griego, pero el gallego es el mejor ejemplo de la rotunda solidez defensiva del equipo. El oficio por encima de todo para olvidarse de los errores.
Solo faltaba la izquierda
Con Pacheco asentado a la fuerza desde la sanción de Garcés -aunque esa necesidad ha ido de la mano con un buen rendimiento- solo restaba la incógnita del lateral izquierdo. La parcela con más alternativas y la que menos contratiempos ha sufrido ha sido la que más ha variado por cuestiones tácticas. A Coudet le ha costado encontrar el perfil idóneo. Yusi lo parecía en verano por sus características, pero en los primeros encuentros priorizó el mayor rigor de Diarra y Parada. Con el joven hispanomarroquí ya adaptado ha llegado su turno. Titular en las dos últimas jornadas, ha sido la pieza que faltaba en un engranaje defensivo en servicios mínimos. Las alternativas se reducen a la polivalencia de los propios Diarra y Parada, cuya entrada obligaría en varios escenarios a mover más de una pieza para que todas volvieran a encajar con soltura.
La incertidumbre sobre la sanción de Garcés y el nulo rol de Maras sitúan como algo imprescindible fichar en enero
Pero el Alavés ha logrado hacer de la necesidad virtud para maximizar el potencial de sus zagueros. La forzada falta de competencia ha dado la confianza necesaria a la línea de cuatro para que se asiente a base de muchos minutos y el resultado ha sido positivo. Ahora deberá seguir probándose en una seguidilla de partidos contra rivales de la zona templada: Rayo, Espanyol, Girona y Celta. Solo el duelo copero de la próxima semana puede plantear novedades. Aunque si entonces Coudet quiere renovar del todo la zaga deberá echar mano del filial para que cuadren las cuentas.
La consolidación en forma y fondo de la defensa albiazul va de la mano de la estabilidad del resto de parcelas. La prueba ante el Elche convenció a Coudet de que el sistema de dos delanteros puede ser le propicio para el equipo y el argentino también parece satisfecho con la presencia de Abde y Calebe en las bandas ofensivas, aunque sobre todo en la diestra la jerarquía de Carlos Vicente plantea un serio dilema. Quedan pocos puestos en disputa, pero la defensa ya ha resuelto sus dudas.
Ahora al Alavés le resta impulsar su presencia ofensiva. Porque si bien los ocho goles encajados le sitúan en una zona privilegiada de esa estadística, los apenas nueve que ha marcado -uno por partido- evidencian que esta vez el margen de mejora del plantel albiazul está en la anotación. Una de las tareas pendientes a acometer en las próximas semanas por un equipo al que las bajas, lejos de mermarlo, han permitido ensamblar sus mejores piezas.
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