Alavés 1-1 Atlético de Madrid
Resistir tiene su puntoEl Alavés suma con sufrimiento tras igualar el tanto inicial del Atlético y acabar encerrado en un descuento de 15 minutos
Resistir, sobre todo tras un descuento de 15 minutos, tiene su punto. El cuarto de la temporada en tres partidos. Ese que permite seguir sumando ... y mantenerse en la zona tranquila a un Alavés en plena construcción. El que ayer añadió a Denis Suárez a su nómina de debutantes, espera todavía el estreno de Boyé en la punta de ataque y necesita alguna contratación de calidad más en el mercado que cierra este lunes. Con todo eso pendiente, la igualada frente al Atlético sólo puede tomarse de forma positiva. Un rival que arrancó agresivo tras un mal inicio de Liga y acabó frustrado en Mendizorroza. Por fortuna, un clásico de las últimas temporadas.
Coudet había incluido solo un cambio en la alineación respecto al duelo ante el Betis. Parada, superado en la Cartuja, dejó su puesto en el lateral zurdo a Diarra. Para entender a este último jugador podría necesitarse un manual de instrucciones. O quizás ha venido con uno que solo está escrito en finlandés. Una absurda pérdida suya originó el gol del Atlético, después Giuliano se le coló hasta la misma línea de fondo… A todo ello respondió poco más tarde con dos 'túneles' y una acción de mérito por la banda. No hay duda que da espectáculo. Otra cosa será si se trata de un futbolista mínimamente fiable. En fin. Ya es una materia conocida.
Gol ilegal
El Alavés encajó en frío, en apenas seis minutos, un tanto que al menos en las imágenes televisivas se antoja ilegal. En uno de varios rebotes, Giuliano se encontraba en posición de fuera de juego antes del remate final. No parece sencillo explicar dónde miraba el VAR. Por fortuna pocos minutos después llegaría la igualada. Tenaglia, avispado en el área tras una acción a balón parado, le sacó un ingenuo penalti a Sorloth, que metió la pierna cuando no debía.
Acertó un pletórico Carlos Vicente para la igualada y el Alavés se sintió bastante cómodo. Todavía con la energía en el punto más alto, las recuperaciones eran rápidas y las combinaciones fluidas. Se alternaba el juego directo hacia Toni Martínez con las salidas de balón en corto. Aleñá se sumaba por dentro y el cuadro albiazul lograba acumular posesión. Cierto es que con más sentido defensivo, evitar que el rival tenga la pelota, que filo ofensivo. Una llegada de Diarra con remate de Pablo Ibáñez que sacó un defensa fue prácticamente la única oportunidad clara antes del descanso. En realidad, hasta el final.
El Atlético había amagado sin pegar. Aprovechó ciertos nervios iniciales para crear sensación de peligro incluso sin rematar. Con un Sorloth que se desesperaba. Para el Alavés, la parcela ofensiva ya se sabe que tira al gris. Al menos, de momento. El desatascador solo llega desde el balón parado y en las segundas jugadas. Los tres goles en tres partidos se han producido de esta manera. Dos de ellos con el defensa central Tenaglia como protagonista. No hay mucho más que decir. Ahora mismo casi todo lo peligroso parte de las botas de un Carlos Vicente que necesita colaboradores precisos cerca del área rival. Denis Suárez, con debut ayer de urgencia tras la lesión de un Protesoni que acababa de saltar al césped, debe de ser uno de ellos.
Sivera y palo
Todo cambió tras el descanso. Más bien después de un paréntesis de casi diez minutos por una atención sanitaria en la grada. Parada y Guevara habían entrado por Diarra y Guridi, pero pesaron más Griezmann, Gallagher y Ruggeri, los tres atléticos incorporados al césped. También el desgaste de un Alavés que solo rueda fino cuando el oxígeno rebosa en los pulmones. Perdió metros de campo el Alavés y ya no los iba a recuperar.
Entre unos gramos de fortuna y Sivera, que asustó y salvó a partes iguales, el cuadro vitoriano recitó de inicio a fin el manual de resistencia. El meta albiazul sacó un cabezazo envenenado de Sorloth y un minuto más tarde erró el despeje para que Griezmann topara con el palo. Tiró Coudet de Mariano y Protesoni para tratar de frenar a un adversario dominante, aunque escaso de filo. Sivera iba a sacar otro balón de gol a Griezmann tras una falta y Llorente perdonó cerca del cancerbero alavesista.
Como ya se sabe que el Alavés es alérgico a desenlaces que tengan algo que ver con la tranquilidad, en el larguísimo descuento de 15 minutos Jonnhy Otto sufrió un calambre y acabó de mediapunta y casi cojo. Carlos Vicente y Guevara finalizaron el duelo como improvisada banda derecha. Era ya cuestión de recogerse y pedir la hora. No había más. Ni menos, que el Alavés ha sumado cuatro puntos en tres partidos después de otro verano de cambios y caras nuevas. Se antoja un más que meritorio botín a la espera de redondear la plantilla.
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