Con el agua al cuello
Pese a haber sido fundado en 1922, solo un año después del Deportivo Alavés, el Club Deportivo Tenerife tardó mucho tiempo en debutar en Mendizorroza. ... Ello fue así porque durante mucho tiempo los equipos canarios no disputaron las ligas nacionales por la gran distancia entre el archipiélago y la península, entonces mucho más difícil de salvar que en la actualidad. Y aunque los tinerfeños se estrenaron en Segunda División en la temporada 1953-54, en la que también militaba el conjunto albiazul, entonces había dos grupos en la categoría de plata. Por todo ello hubo que esperar al jueves 1 de mayo de 1975 para ver el primer Alavés-Tenerife en el estadio del paseo de Cervantes.
El choque tuvo lugar en una «semana loca», en la que se disputaron tres partidos de liga al caer la festividad del Trabajo entre dos domingos. Además, ambos equipos llevaban tiempo en los puestos que abocaban al descenso directo o al menos a la promoción a Tercera. Por si fuera poco, el Alavés había perdido por 2-0 el domingo anterior en Valladolid, por lo que se veía impelido a ganar como fuera al once canario. Para conseguir el máximo apoyo de la grada, la directiva decidió que tuvieran «libre acceso al campo las señoras o señoritas acompañadas de un caballero y también los niños menores de 14 años».
El club consiguió su propósito, pues hubo muy buena entrada gracias también a que hizo una tarde veraniega. Además, el terreno de juego se encontraba en perfectas condiciones. Por si fuera poco, «pese a la derrota sufrida el pasado domingo en Valladolid, el Deportivo Alavés fue recibido con una gran ovación». Como siempre que un conjunto se presentaba por vez primera en Vitoria, en los prolegómenos del encuentro el capitán visitante recibió un banderín de su homónimo albiazul. El equipo local alineó a Rodri, Frutos, Montejo, Español, Álava, Catalán, Ciudad, Ortigosa, Uriona, Arambarri y Frechilla. Tras el descanso entraron Cervera y Castillo sustituyendo a Álava y Ciudad.
Como suele suceder en casos así, en el partido hubo más emoción que calidad. Según los medios locales, ello era debido a que el Alavés llevaba media liga coqueteando con los puestos de cola, por lo que «cada encuentro es una auténtica final, en la que el artista se juega el descenso a cara y cruz. Se acentúa aún más el nerviosismo si el equipo que hay delante se halla en parecidos circunstancias y, lo mismo que el Alavés, necesita los puntos. El Tenerife corre caminos parejos con los de Vitoria y los canarios sabían muy bien que aquí se ventilaban una de las pocas bazas que les quedan en esta larga competición liguera», recogió la prensa. De hecho, el partido fue bastante aburrido y apenas hubo tiros a puerta, aunque los babazorros pusieron más empeño y al menos disfrutaron de ocasiones aisladas.
Con ambos en riesgo de descenso, el Alavés ganó al Tenerife (1-0) en el primer partido entre ellos en Vitoria, el 1 de mayo de 1975
Al final, el choque se decidió por un detalle, que esta vez vino en forma de falta máxima señalada por el árbitro valenciano Fandos Hernández, que también debutaba en Mendizorroza. Según las reseñas periodísticas, «los tinerfeños protestaron el penalti quizás sin demasiada razón. El balón pegó con claridad en la mano de Rafa y sólo el colegiado es quien ha de discernir si hubo o no intención. Fandos no dudó un instante a la hora de señalar el punto fatídico. Uriona, con su ya habitual maestría, engañó a Nemesio lanzando el balón al lado contrario al que se tiró el meta tinerfeño, luego de hacer un amago antes de disparar».
Al final, los futbolistas albiazules recibieron el aplauso de la grada mientras «varios jugadores tinerfeños, encabezados por el central Molina, quisieron 'dialogar' con el árbitro cuando sonó el silbato final y al retirarse lentamente a vestuarios se dirigieron al público con feos gestos en jugadores profesionales». La cosa no pasó a mayores y, pese a esta victoria, el Alavés estuvo «con el agua al cuello» hasta la última jornada. Logró eludir el descenso directo, pero no la promoción, aunque al final se mantuvo en Segunda, al igual que el Tenerife.
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