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Asun Gorospe, con la camiseta del Alavés, y Lola Barraza, luciendo los colores del Rayo Vallecano. Foto: Jesús Andrade | Vídeo: Jon Ander Goitia

Las abuelas del Alavés y del Rayo Vallecano: «Nos wasapeamos con los jugadores y les enviamos tortillas»

Asun Gorospe y Lola Barraza se han ganado el cariño de la plantilla. También les envían tortillas: «No son solo un club, son nuestra familia»

Sábado, 26 de octubre 2024, 00:24

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Una volvió el pasado fin de semana de Mendizorroza a casa en el coche de Sivera. Y la otra se adentró en el corazón de Vallecas para repartir tortillas y magdalenas en el vestuario. Difícil, por no decir imposible, imaginar a alguien traspasando el hermetismo que envuelve al mundo del fútbol. Pero el Alavés y el Rayo Vallecano son dos clubes diferentes. Dos familias en las que trascienden las figuras de Asun Gorospe y Lola Barraza. Queridas por los jugadores, se han convertido en sus otras abuelas. Un escudo que les protege frente a las críticas. Son sus mayores seguidoras. Las benditas culpables de grabarles este sentimiento.

Están separadas por 362 kilómetros, pero unidas por una forma de vida: el amor por sus colores. «No es un club, es nuestra familia», coinciden. Esa que no abandonaron ni cuando cayeron al ostracismo en Segunda B. Y que hoy (16.15 horas) se verán las caras en la élite. Un premio a su fidelidad. EL CORREO ha querido juntar a estas dos seguidoras, o más bien devotas, a través de una videollamada que se puede ver en la versión digital de este periódico. Frente a frente, ambas comparten anécdotas con futbolistas, primeros recuerdos con la camiseta y la razón de esta pasión inquebrantable.

Pero sobre todo, un encuentro del que nace una nueva amistad. «¿Vas a bajar este fin de semana? Me gustaría mucho conocerte», pregunta Lola. «No... Me da mucha pena, pero ya no viajo con mi querido Alavés por temas de salud. ¡Pero he estado doce veces en Vallecas! Recuerdo que había un señor que siempre gritaba: 'Rayito, Rayito, Rayito'», apunta Asun, con su camiseta albiazul y bufanda sobre el cuello. «Bueno, pues en el partido de vuelta quedamos. Acabas de ganar una amiga. El año pasado estuve en Mendizorroza y este año esa visita tendrá un aliciente aún más especial», confiesa la rayista. «Durante los 90 minutos rivales, pero eso, 90 minutos y ya».

Ahora bien, que a nadie se le ocurra ponerles otra camiseta. «¿Hacernos del Real Madrid o el Barcelona? En la vida cambiaríamos de equipo. A ver cómo te lo explicamos...», regañan a este periodista. La propuesta les enfada. Porque sus ojos revelan su sentimiento por sus respectivos equipos. «Recuerdo que mi primera vez en 'Mendi' fue cuando tenía siete años. Debuté de la mano de mi padre. Anda que no ha llovido desde entonces.». Concretamente 80 años, «Para mi es como mi casa. En todo este tiempo solo he fallado a cinco partidos», comenta, mientras borda una bufanda albiazul, en una sala plagada de recuerdos alavesistas. «En esta foto estoy con Mané, en esta con José Luis Compañón...».

«El otro día me crucé con Carlos Vicente y le animé a seguir así. A todos les trato como si fuesen mis nietos»

asun gorospe

En el caso de Lola, esta pasión no es por herencia, sino por convicción. «Soy de Córdoba. Pero cuando vine a vivir a Madrid me hice del Rayo por su impresionante animación. Y eso que anteriormente había estado en el Bernabéu o el Calderón. Pero esto es diferente. Viven cada partido como si fuese una fiesta». Y ella se adentra en el centro de este animado huracán. «Estoy en esa grada. Mira, cuando veas el partido fíjate en el córner izquierdo», le indica. De ahí que muchos jugadores dirijan a este punto su mirada para cruzar un saludo.

Las flores de Luis García

Con los años, ambas se han ganado el cariño de los jugadores. Aunque el camino recorrido ha sido muy diferente. Se podría decir que Asun se ha metido hasta la cocina. Durante un cuarto de siglo regentó junto a su marido, Juantxo Iza, el bar Deportivo Alavés. Y esa habilidad para estar siempre en su salsa es la que le ha permitido ganarse la confianza de los jugadores con la cercanía que tanto le caracteriza. «Soy yo la que me meto (ríe). Desde bien pequeña, cuando aún jugaban Etxaniz o Berasaluce. Pero ahora también. Mira, el otro día me crucé por primera vez con Carlos Vicente y le deseé suerte y le animé a seguir con este nivel. A todos les trato como si fuesen mi nieto, me preocupo por ellos y les defiendo siempre».

Con los más veteranos la comunicación es casi diaria. «Isi para mí es como un hijo. Me suelo 'wasapear' con los jugadores, sobre todo en los cumpleaños. Álvaro me contó que andaba con unas placas que le ha pegado su hijo», confiesa la rayista, mientras se gira para coger un cuadro. «Tengo esta foto dedicada por Trejo: 'Para mi abuela preferida'. Está claro, Asun, que nos quieren mucho». Y cuando no pueden hablar o verse, afloran los regalos. «Mi Luis García, que además de un grandísimo entrenador es una persona maravillosa, me envió estas flores tras el ascenso a Primera. Y son milagrosas, porque cuando vamos mal se marchitan y si ganamos, resurgen».

«Soy de Córdoba, pero cuando vine a vivir a Madrid me enamoré del Rayo porque viven cada partido como una fiesta»

lola barraza

Quien sabe si está ahí el secreto, en tratar a los profesionales del fútbol como personas normales. Porque al fin y al cabo son eso, humanos. Pero, si no, siempre cabe la posibilidad de conquistarles por el estómago. Ya saben, romper con esas estrictas dietas. Algo de lo que saben mucho las abuelas. «¿Lo de las tortillas? Mira, ese hábito surgió viendo al Rayo femenino. Y a Iraola (entrenador en 2022) le dije que si nos salvábamos haría un piscolabis con tortillas». Dicho y hecho.

Lo siguiente fue transformarlo en tradición. Aunque como toda costumbre, también ha sufrido variaciones. «Eso fue cosa de Bebé y Manucho. Me dijeron que les hiciese unas magdalenas y preparé una docena para cada uno». Revela este secreto que tantos quebraderos de cabeza ha traído para los preparados físicos. El remedio son las carreras. Y de eso, estas dos 'veteranas' saben mucho.

Juntas suman interminables kilómetros de carretera. «Uuufff... Habremos dado la vuelta a España en infinidad de ocasiones». Un interminable carrete de recuerdos en el que resulta complicado destacar los más especiales. «Uno que tengo grabado es el gol de Tamudo con el que nos salvamos en 2022», confiesa Lola. «Yo la final de la UEFA y el último ascenso a Primera con el gol de Villalibre de penalti. Estaba tan nerviosa que ni lo pude ver. Salí a la terraza y me enteré por los gritos».

Son muchos los que han dado la bienvenida a Celedón desde su casa. De estas inmejorables vistas han disfrutado gran parte de la plantilla. Hasta el actual seleccionador de España, Luis de la Fuente. Y al igual que el aldeano de Zalduondo, ellas también son las encargadas de alentar a las masas albiazules y rayistas. «Estas pulseras del Alavés las hago a mano y las reparto entre los niños de Vitoria», comenta Asun. «Yo llevé al hijo de unos amigos a Vallecas; le he hecho del Rayo», ríe Lola. Son el fiel reflejo de este sentimiento.

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