«No soy ningún salvador»
Abelardo explica en su retorno que, veinte meses después, ya se veía «con fuerza y ganas de volver a coger este proyecto»
El reloj albiazul de Abelardo Fernández (Gijón, 1970) se paró un 20 de mayo de 2019. 604 días después, regresó al mismo sitio donde se ... despidió. Vuelve para, en palabras de Sergio Fernández, «reiniciar aquel proyecto inacabado». Veinte meses. Un paréntesis para el entrenador asturiano, que solo salió de su sabatismo para dirigir, sin fortuna, 17 partidos al Espanyol (Liga, Copa y Europa League). Una condena para el Deportivo Alavés, que no encontró su relevo ni en Asier Garitano ni en Pablo Machín. «Egun on», se presentó el 'Pitu' en Mendizorroza. 'Como decíamos ayer...'.
«En mi despedida dejé dos cosas muy claras: que yo necesitaba un descanso, de hecho ese verano tuve ofertas y decidí no entrenar; y que el Deportivo Alavés hizo todo lo posible para que yo continuase. Después de año y medio tuve la oportunidad de entrenar al Espanyol y ahora me veía otra vez con fuerzas y ganas de volver a coger el proyecto», explicó Abelardo, que regresa a la disciplina albiazul «con más ilusión todavía que la última vez». Hasta final de temporada, en principio, aunque «si consigue los objetivos continuará con nosotros», aclaró Sergio Fernández.
«Si vengo, vengo con esta plantilla; confío ciegamente en el equipo que tenemos»
Equipo
La permanencia, se entiende. En 2017 se la encontró a seis puntos y al final de temporada la dejó 18 por debajo. Ahora, a priori, el escenario es más sencillo. El conjunto vitoriano está fuera de los puestos de descenso, con un margen de dos puntos. El 'Pitu' tiene, además, «la ventaja de conocer a algunos jugadores, el club, la ciudad y lo que significa el Deportivo Alavés». Pero no quiere establecer comparaciones. Tan odiosas como inevitables. «Cada situación es distinta». A nivel general: «La igualdad es tremenda, estamos doce equipos que podemos bailar entre la última y la novena posición». Y particular: «Yo parto de cero, vivo el presente, no me puedo acordar del pasado, de las cosas que salieron tan bien durante ese año y medio».
El reto, cálculos numéricos al margen, es el mismo que entonces. «Sobre todo, hay que ser competitivos cada partido». Lo que era aquel reconocible Alavés de Abelardo. Lo que había perdido el de Machín, enérgico en su papel de plebeyo contestatario contra las elites, pero apocado en los duelos particulares de 'su liga'. La mala imagen transmitida ante Osasuna, Huesca o Cádiz –un punto de nueve, rescatado en superioridad numérica– agotó el crédito del soriano.
«Yo parto de cero, no puedo acordarme del pasado, de lo que salió bien la anterior vez»
comparaciones
El técnico asturiano quiere regularidad. «Trabajo, constancia, como se entrena se va a jugar», subraya. «Y creer en el equipo», precisa. Restablecer esa confianza que el grupo parecía haber perdido en sus últimas comparecencias. Volver a morder. A partir de ahí, «mejorar a nivel defensivo, generar más ocasiones, que no nos creen tantas y encajar menos goles. Ser un equipo compacto». Las señas de identidad que en 2017 sacaron al Alavés del pozo y al curso siguiente le llevaron a coquetear con Europa hasta las últimas jornadas.
El mercado
Su apuesta futbolística es clara. Sencilla, sin secretos ni adornos. «Ser un equipo fuerte defensivamente, que ataque rápido, vertical, y que genere ocasiones. Y que la gente, aunque sea desde casa, se sienta orgullosa». Un 4-4-2 con más gusto por el orden que por la posesión. Pero insiste: «El año y medio que estuve aquí se consiguieron esas cosas, pero no significa que ahora venga y vaya a hacerlo». Dicho de otro modo, «yo no soy ningún salvador ni soy el que vengo a jugar». Después de un cambio de entrenador, los futbolistas también deben alzar la voz. «Yo les voy a transmitir unas ideas poco a poco e intentaremos que volvamos a repetir aquello», precisa Abelardo, que confía «ciegamente en la plantilla que tenemos».
Ya conoce a muchos de sus integrantes. Hasta once. Pacheco, Laguardia, Ximo, Duarte, Pina, Manu y Martín eran habituales con él. Y asume que el plantel que se le ha quedado un tanto limitado a Machín va a ser el suyo. Prefiere no hacerse ilusiones con el mercado invernal. «Si vengo, vengo con esta plantilla. Si por lo que sea, si se puede, pueden traer algún jugador que mejore lo que hay, bienvenido sea, pero son los que tengo y a los que tengo que sacar mejor rendimiento», apunta Abelardo, que ya mira al «importante» duelo copero del sábado en Almería. Después, en Liga, Sevilla y Real Madrid. «El Alavés no puede renunciar a intentar ganar cada encuentro, podemos competir contra cualquier rival», concluye. «Poco a poco, día a día y partido a partido».
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