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Si estás cansado de llenar el armario con las mismas firmas que los demás, si te aburren las prendas que se amontonan en las estanterías de las tiendas o si sueñas con subir tus ideas a la pasarela tal vez haya llegado el momento de coger aguja e hilo. Muchos vitorianos se han puesto ya el dedal en The Fashion Place, la escuela abierta por la veinteañera Amaia Sáez de Buruaga en la calle Fueros que se encuentra a punto de cerrar su tercer curso. «Tenemos alumnos de todo tipo. Desde niños con inquietudes a adultos. La mayoría son personas con ganas de disfrutar y aprender algo nuevo en plan 'amateur', pero también hay alguna que se prepara para lanzar su propia marca», cuenta esta emprendedora que estudió Diseño en Barcelona y ha trabajado para «el Amancio Ortega brasileño».
En la «burbuja» bañada de tonos pastel donde da clases junto a otros dos profesionales de la moda, María y Egoitz, repiquetean las 'singer' mientras los lápices de colores arañan el papel para alumbrar nuevos figurines. Entre telas, bobinas de hilo y ovillos de lana XL se ofrecen cursos de dibujo e ilustración, diseño de complementos, punto y ganchillo creativo, estampación y bordado o patronaje y confección, «el más demandado» por quienes cruzan la puerta de la academia. Sáez de Buruaga, que se instaló definitivamente en su ciudad natal tras trabajar una temporada «entre Vitoria y China», reconoce que el patronaje es también una de sus actividades favoritas. «Me desconecta la cabeza, es un momento íntimo», explica esta seguidora del 'exDelPozo' Josep Font.
Cuando subió la persiana de The Fashion Place estaba convencida de que se había embarcado en «un negocio rentable». «No me equivocaba», asegura con cierto pesar sobre «la decadencia» que cree que experimenta la ciudad desde el punto de vista comercial. «Hay particulares que quieren hacer cosas relacionadas con la moda, es casi como un milagro. Estamos cebando a la gente con camisetas a un euro y eso crea mucha ignorancia», sostiene en un respiro de la escuela a la que acuden también niños que aún no llegan al pedal de la máquina de coser pero que arrojan un rayo de esperanza para el diseño local.
Sáez de Buruaga, que disfruta con los comentarios sin filtro de los más pequeños, realiza también confección a medida centrada en eventos y ceremonias. «Cada prenda que haces para alguien es como una pequeña obra de arte», afirma con la cinta métrica al cuello. En la academia ofrece asimismo servicios para los amantes del buen vestir, desde asesoría de imagen y para empresas, análisis de armario, personal shopper, estilismos para una entrevista de trabajo u organización de eventos.
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