Afectados por la Hepatitis C se encierran en Txagorritxu “cansados de que les tomen el pelo”
Una avanzadilla de la plataforma compuesta por 98 personas protesta en este momento frente a los despachos de Dirección del hospital alavés y no se irá de allí “hasta que nos den la medicación”
Sergio Eguía
Viernes, 24 de abril 2015, 14:04
Estamos hartos de que nos tomen el pelo y de que nos den largas, clama Pepe, presidente de la Asociación de Afectados por la Hepatitis C en Álava desde la cuarta planta del hospital de Txagorritxu en la que se han encerrado pasadas las 13.15 de este viernes. Ahora somos unos diez, pero a lo largo del día se nos van a sumar todos los miembros de la asociación, 98 personas, y no nos iremos a casa hasta que nos dispensen la medicación prometida:
La Hepatitis C es una enfermedad mortal si no se trata debidamente. Un virus ataca el hígado del enfermo hasta destrozarlo, provocando cirrosis, cáncer y finalmente la muerte. Los afectados por este mal reclaman, y el Gobierno central les garantizó que comenzarían a ser tratados el pasado 1 de abril, que se les suministren los nuevos fármacos como el Sovaldi que se han mostrado efectivos en el 95% de los casos y que es mucho menos invasivo que los anteriores remedios. Sin embargo, la sanidad pública no se lo venía dispensando por motivos económicos
"A la cola del país"
Según cuenta Pepe a elcorreo.com, el problema y el motivo de la protesta no es ya solo lo prometido por el ministro Alonso, que es de obligado cumplimiento para las comunidades autónomas, es que en Euskadi estamos mucho peor que el resto. Estamos a la cola del país. A nosotros no nos están dando ni los medicamentos anteriores al Sovaldi, que sabemos que son un veneno, pero que es mejor que nada. Nos citan para un día y entonces retrasan la cita y así una y otra vez. Ya no vamos a tolerarlo más, señala.
Los enfermos y familiares de la Hepatitis C protestan a esta hora en la cuarta planta de Txagorritxu, encerrados en un pasillo frente a los despachos de Dirección y no piensas cejar en sus reclamaciones hasta que lleguen las medicinas. Las promesas ya no les valen