Las escaleras más coloridas del mundo
Ante el auge del arte callejero, los muros se quedan pequeños. Los peldaños de una escalinata se convierten en el lienzo idóneo para crear alegres ilusiones ópticas. Estas son diez de las más bonitas y originales del mundo
Eider Burgos
Domingo, 8 de febrero 2015, 16:26
El 'street art' está de moda. Lo que comenzó como un mero acto de rebeldía penado por ley -aún hoy se persigue-, cada vez más se entiende como una reputada forma de arte. Los muros se quedan pequeños para tanto artista, ¿y por qué no pasar el suelo? Aprovechando la arquitectura y el mobiliario urbano, muchos autores hacen de lo cotidiano una obra de arte. Una escalinata se convierte así en un lienzo idóneo para ilusiones ópticas y masivos golpes de color. Estas son diez de las escaleras más bonitas que se pueden encontrar alrededor del globo:
1. Avenida 16, San Francisco
Moraga Street es una larguísima calle que atraviesa las principales avenidas de San Francisco, que allí van numeradas. Para pasar de la número 15 a la 16, el asfalto da paso a 163 escalones en descenso. Si se observa desde arriba, es una simple escalinata; desde abajo, una obra de arte.
Un enorme mosaico dividido en tantas franjas como escalones muestra una escena digna de uno de los más oníricos escenarios de Van Gogh. La diferencia es que en este caso no es fruto de un gran artista, sino de un colectivo de voluntarios formado por más de 300 vecinos que se puso manos a la obra en agosto de 2004; un año después la obra estaba finiquitada. Unos jardines igual de imaginativos decoran a ambos lados este paso entre avenidas. La guinda al pastel la ponen las teselas que componen la escena nocturna en la cúspide de la escalera. Por la noche, brillan.
2. Estambul, Turquía
Huseyin Cetinel, jubilado de 65 años, quiso darle un toque alegre a los grises peldaños que discurrían por su calle. En septiembre de 2013, armado con unos 600 dólares en pintura, tardó cuatro días en cubrir con los colores del arcoiris la escalinata que unía el barrio de Findikli con Cihangir, en el distrito Beyoglu. Lejos de pasar desapercibido, su acción llamó la atención de medios de todo el mundo, cada uno con una explicación: una defensa de los derechos LGTB (los colores coinciden con los de su bandera), un llamamiento a la rebeldía contra el gobierno de Erdogan... De poco sirvió la insistencia de Cetinel, quien solo "quería que la gente sonriera".
Una mañana, las escaleras amanecieron teñidas de su gris tristón original. El ayuntamiento, a pesar de la evidencia, negó haber tenido nada que ver en el asunto. Los ciudadanos lo entendieron como una demostración de control, por lo que respondieron pintando múltiples rincones en señal de protesta. Al alcalde no le quedó otra que ceder y acabó restituyendo el estilo colorido que un día le concedió Cetinel.
3. Valparaíso, Chile
La localidad costera es una auténtica explosión de color. Abundan las casas de tonos vivos y el 'street art' es dueño y señor de las calles. No solo en las paredes: famosas son las 'Escaleras piano', en la que cada peldaño es una tecla. Quedan cerca del Paseo Atkinson, encajado en un enrevesado entramado de calles plagado de grafitis y culminado por un mirador.
No son las únicas. Mario Celedón lleva más de 30 años revistiendo los muros del enclave chileno. Uno de sus trabajos más populares son unas escaleras en las que ha plasmado diversas escenas del puerto de su ciudad natal. No hay rincón de 'Valpo' en el que no se note la presencia del muralista.
4. Seúl, Corea del Sur
Los peces koi, las famosas carpas, son un elemento bien arraigado en el imaginario del lejano oriente. En Seúl, cuatro de estos estilosos peces bucean escaleras arriba cerca del Parque Naksan. Llegaron con la corriente del Proyecto Naksan en 2006, un plan que trataba de revitalizar el comercio y el turismo de la zona a través de la pintura y el grafiti.
Desde entonces, la zona quedó plagada de murales. Este en concreto se encuentra en la calle que cruza en paralelo con el Museo de la costura Sujak. Se llega fácilmente a través de la segunda salida de la estación de metro de Hyehwa. En lugar de quedarte abajo para la foto, es conveniente que asciendas la escalinata. La parte más alta ofrece unas bonitas vistas de Seúl, especialmente de noche.
5. Río de Janeiro, Brasil
A la entrada de la Favela Morro da Providência, en Río de Janeiro, una colosal mujer en blanco y negro observa con serenidad a los viandantes. Su rostro pretende transmitir un mensaje: 'Las mujeres son heroínas'. Así se titula la instalación del fotógrafo JR que en 2008 empapeló la larga escalinata brasileña. Esta no es un dibujo, sino una instantánea adherida al suelo que, poco a poco y con el trajín de los peatones, se deshace en jirones.
La obra forma parte de un proyecto más grande que ha recorrido medio mundo. En Sierra Leona, Nigeria, Kenia, India y Camboya otra decena de féminas también han posado frente al objetivo de este francés. Los retratos nunca estuvieron pensados para una galería: trenes, tejados, portones y altos muros son los curiosos expositores de estas obras caducas, que tratan de simbolizar la lucha constante de la mujer en tierras donde la desigualdad se hace más evidente.
6. Caltagirone, Italia
Caltagirone no es conocida por contar con destacadas edificaciones. Tampoco por monumentos o estatuas. Sólo lo es por la Escalitanata de Santa María del Monte. Ya de por sí, cada uno de sus 142 peldaños están decorados con largos mosaicos pintados a mano, cada franja con motivos y estilos diferentes. El verdadero espectáculo llega entre los meses de mayo y junio, cuando la escalera se viste con cientos de flores que acaban por esbozar monumentales dibujos. Es el Festival de las Flores, la 'Infiorata', en honor a la Virgen María. Las figuras, que mezclan flora, bodegón y geometría, se inspiran en la tradición milenaria de la alfarería siciliana.
Justo un mes después, en julio, las macetas se retiran para dejar espacio a las velas. Durante el Festival Luminaria, incontables cirios hacen lo propio por el patrón de la ciudad, Santiago Mayor.
7. Deir Atieh, Siria
"Hoy, Siria es la tierra de la sangre y no de los colores, así que tratamos de que resurja el amor y la paz en zona de guerra". Fue esta premisa la que empujó a un grupo de estudiantes, 'Jood', a pintar de vivos tonos la escalera más larga de su ciudad, Deir Atieh.
'Jood' nació hace algo más de dos años cuando cuatro vecinos murieron en un bombardeo sobre la localidad. Decidieron entonces crear un equipo de voluntarios que realizase actividades comunitarias dirigidas para todas las edades y que revitalizase la zona. La Escalera de la Paz es una más de tantas iniciativas con las que buscan recobrar la felicidad en tiempos de guerra.
8. Beirut, Líbano
Desde el primer día en que fueron renovadas, las escaleras Massad se convirtieron en un foco de turistas y un enclave ineludible si se viaja a la capital del Líbano. Obra de 'Paint Up', un grupo de diseñadores gráficos de la Universidad Americano Libanesa, estos 72 peldaños coloridos alegran desde septiembre de 2012 el barrio Mar Mikhael. Es el fin de esta patrulla autodenominada como 'Dihzayners' (juega con el vocablo inglés 'designers', diseñadores), que persiguen hacer de Beirut una ciudad "más brillante y bonita a través del color". La ciudad cuenta con varios de sus trabajos -una escalinata con piezas de Tetris, murales...-, que también se han extendido por países como Egipto o Túnez.
En 2013, el ayuntamiento trató de demoler las escaleras de Mar Mikhael con la excusa de hacer el lugar más accesible. Los vecinos se manifestaron en contra de la medida, y salieron victoriosos. Hoy, el lugar es un imán para artistas y corazones bohemios.
9. Teherán, Irán
Poco se sabe sobre quién realizó este enorme mural. Se encuentra en la Avenida Vali-e asr y se le conoce popularmente como 'Escalera número 7' ('Pele Haftom', en persa). Es uno de los más populares, pero no es el único.
Escaleras como ésta se cuentan por decenas en la capital iraní, todas decoradas por uno u otro pincel. Los que encuentres hoy si echas un ojo por la red puede que ya no estén durante tu visita, ya que el ayuntamiento renueva las paredes de la ciudad con bastante frecuencia. Sin embargo, tan pronto como los borran de las paredes, aparecen otros nuevos. Y siempre son espectaculares.
10. Morlaix, Francia
ZAG no es un grafitero más. El francés es especialista en trampantojos y en la técnica de la anamorfosis, que se sirve de la arquitectura como herramienta para engañar al ojo humano. Sus murales no parten de un simple boceto, sino de operaciones matemáticas que el artista reconoce realizar gustoso. Escaleras, puentes y espacios plagados de columnas son para él museos donde exhibir y ocultar al mismo tiempo sus dibujos.
'La Morlaisienne' (gentilicio de Morlaix, al noroeste de Francia, donde se encuentra la obra) es claro ejemplo de ello. Si el turista da con la perspectiva adecuada, dará con una joven ataviada con el traje típico bretón. Los peldaños que la esconden se encuentran en la vieja fábrica de tabaco de la localidad.