¿Quién es ese que está con Ander?

Ander Azcárate es incapaz de nombrar a todos los famosos que ha conocido. Hay cientos y tardaría años. De actores y actrices, políticos, músicos, deportistas, premios Nobel e importantes de todo tipo, hasta lo último de la tele-caspa. Mandela, Fidel Castro, Brad Pitt, Nicole Kydman, Mijaíl Gorvachov, Robert de Niro, Michael Jackson... "Ahora no me vienen más". Dice que es feliz y no cree que a él ser una celebridad le hiciera más todavía. Este bilbaíno afincado en Oviedo, fotógrafo de profesión y caza-autógrafos por afición, asegura que cuando pasea por la calle no le hace gracia que la gente le reconozca. Prefiere el otro lado de los focos.

En su larga expedición en busca de firmas a veces, "las menos", ha tenido que soportar toda suerte de empujones, golpes y enfados. Y como las fieras que esperan agazapadas para capturar a su presa es capaz de esperar "todo un día" si es necesario en el vestíbulo de un hotel o en la parte trasera de un teatro para hacerse una foto con la estrella de turno y conseguir su rúbrica.

Cazar autógrafos es un deporte festivalero y no sólo lo practican los niños y adolescentes. Para Ander es una afición convertida en adicción. No sabe el cómo ni el porqué de este amor al mundo de la farándula, pero Ander lo lleva cultivando desde que era un chaval de 14 años. Para él, que tiene ya 41, los sueños de adolescencia son infinitos y le gusta vivir persiguiendo su quimera de oropel y fotografías. Al principio se llevaba un garabato de quien fuera. "Tengo muy buen recuerdo del que le pedí a José Carreras en el año 87, luego le he vuelto a ver varias veces más".

Pero pronto entendió que "la foto demuestra que le conociste" y en casi tres décadas ha dejado constancia gracias a la cámara de que ha estrechado su mano con más personalidades mundiales que todos los presidentes de Estados Unidos juntos. Con esta dulce locura ha conseguido una colección de 9.000 firmas y fotos-recuerdo de muchos de sus ídolos que no cesa de crecer y que conserva con mimo en casa, en grandes cuadernos "ordenados por gremios". El libro de los políticos, el de los deportistas... La Familia Real española ocupa varios álbumes e incluso el propio Rey Felipe VI se prestó a fotografiarle con la Reina Letizia cuando eran novios. En las instantáneas Ander siempre aparece mirando a la cámara con una media sonrisa, una carpeta bajo el brazo y un punto ruborizado. No se aprecia que, por dentro, su corazón «late a tope», con la satisfacción de una meta muy buscada y conseguida.

Recurso de los paparazzi

Tantos años de correr tras la fascinación de la gloria ajena le han convertido en el decano del oficio. Los Premios Príncipe de Asturias llevan cada año a Oviedo, donde Ander Azcárate vive, entre galardonados, jurados e invitados a destacadas celebridades y ésta es una de las principales fuentes de las que se nutre para aumentar su colección. También conoce todos los trucos para ubicar a los artistas. "Busco en Internet y escucho radio a todas horas. Algunos managers, porteros, camareros y recepcionistas de hoteles ya me conocen y cuando me ven me dejan seguir. A veces llamo a los hoteles donde casi siempre se hospedan", explica. Procura presentarse en todo acto social, político o cultural de cierta relevancia -hace los kilómetros que sean necesarios- e incluso cuenta con el apoyo de muchas autoridades para conseguir su objetivo. El fallecido golfista Severiano Ballesteros se ocupó personalmente de gestionarle un viaje a Valencia para que pudiera lograr el ansiado autógrafo de Michael Jordan. Con tantos años de andadura, hasta los paparazzi muchas veces se ponen en contacto con él para confirmar. 'Ander, qué sabes de esto?'.

Ander Azcárate ha conseguido todas las firmas que se ha propuesto. "Cuánto más importante es una persona, más amabilidad suele mostrar", asegura. Destaca la cercanía de Alberto de Mónaco y de Tom Cruise y la simpatía de Dani de Vito. "Son como tú y como yo, de carne y hueso". Tiene fotos curiosas, como la que aparece con Pedro Almodóvar, su hermano y Penélope Cruz. Su objetivo ahora es lograr la firma del Papa. Con Juan Pablo II y con Benedicto XVI no pudo ser, pero confía en Bergoglio, que ha visto que "se suele acercar a la gente sin muchos reparos" y en una ocasión se hizo un 'selfie' con un grupo de niños católicos. Barack Obama y Bill Clinton son las otras personalidades que quisiera sumar a su colección, aunque reconoce la dificultad que ello entraña por las fuertes medidas de seguridad que siempre les rodean. "A los únicos expresidentes que tengo son a George Bush padre y a Jimmy Carter", dice. De los españoles no le falta ni uno, claro.