La computadora del amor
Las agencias digitales de búsqueda de pareja viven un momento de esplendor: más de dos millones de españoles se registran cada mes en portales para solteros
Pascual Perea
Domingo, 25 de mayo 2014, 01:45
Josu estaba harto de transformarse cada fin de semana en un depredador nocturno, de acechar en la penumbra a sus presas parapetado tras su cubata, lanzar el ataque de frases manidas y piropos enlatados y retirarse la mayoría de las veces lamiéndose las heridas tras un desplante desdeñoso. No es que Josu carezca de atractivo o de habilidades sociales -es lo que se suele llamar un chico resultón-, pero, a sus treinta y muchos, cada día se le hacía más cuesta arriba poner a prueba su ingenio y su dignidad en estos escarceos de barra. Así que un día entró en la web de una conocida empresa de contactos y se inscribió en busca de potenciales candidatas a entablar una relación estable.
Para acceder a este banco de novias futuribles tuvo que rellenar primero un cuestionario de 283 preguntas donde plasmar sus gustos, aficiones e intereses, nivel de estudios y cultural, ingresos y clase social, opiniones, valores y manías... un extenso interrogatorio destinado a determinar las distintas facetas de su personalidad y crear un perfil de compatibilidades para cruzarlo con los de todas sus posibles 'medias naranjas'. Es el 'matching', la prueba del zapato de Cenicienta pasada por el tamiz de la tecnología, a la que se someten cada año más de cinco millones de solteros en Europa. El sistema, desarrollado -cómo no- en Norteamérica, hace furor en todo el mundo: en China son ya cien millones los usuarios registrados, y en Estados Unidos casi el 75% de los solteros ha utilizado internet por lo menos una vez para buscar pareja.
En España hay más de ocho millones de solteros en edad de merecer, y la mitad de ellos han buscado alguna vez pareja por la Red. Más de dos millones de españoles se registran cada mes en páginas para solteros y otros 950.000 buscan contactos eróticos en webs de 'casual dating' o citas esporádicas. Con un crecimiento anual cercano al 10% y una facturación que supera los 40 millones de euros, este mercado en fuerte expansión es ya el tercero en importancia en internet, por detrás de los videojuegos y la música online.
Decenas de portales de 'matching' tratan de canalizar y sacar provecho de estos anhelos y pulsiones. En España se reparten este mercado unas veinte firmas, especializándose en perfiles muy concretos: eDarling, Be2 y Meetic, multinacionales que hasta cotizan en bolsa y con fuerte implantación en nuestro país, ponen el foco en las relaciones a largo plazo para clientes de mediana edad y cierto nivel adquisitivo; Badoo propicia los ligues y encuentros sexuales sin complicaciones; Ashley Madison, por su parte, ofrece contactos sexuales extramaritales con sorprendente éxito: acaba de rebasar la barrera de los 700.000 usuarios con vocación de infidelidad en España. Las hay dirigidas a personas obesas, a padres solteros o divorciados, a católicos comprometidos, a homosexuales, lesbianas o transexuales, a maduritos interesantes, a gente de campo...
Una buena inversión
Josu considera los 98 euros abonados por tres meses de inscripción una "muy buena inversión. Es una forma de coincidir con gente que busca lo mismo que tú, te permite ir sobre seguro", explica. "Según pasan los años, conocer chicas se hace más complicado, sobre todo cuando tus amigos tienen pareja y están a otras cosas. Ya tienes una edad y te cansas de ejercer de ave de rapiña por los bares de noche". Y el método funciona, asegura, "a no ser que seas muy cafre. Hay que tener paciencia y currárselo, porque ellas, como tú, buscan gente interesante. No conviene mentir, es mejor mostrar tus cartas, aunque lógicamente hay que venderse. Igual que harías en un pub".
Él marcó un 'perímetro' de búsqueda de cien kilómetros a la redonda de su Donosti natal, aunque curiosamente las dos chicas con las que se ha relacionado por el momento son de Andorra y Madrid. Las conoció a través de la serie de perfiles aleatorios que la empresa envía a sus clientes al margen de las 'candidatas' oficiales. "Las dos son mujeres atractivas, yo no diría que tengan dificultad para encontrar pareja. La primera, una entrenadora personal, superabierta; la segunda es periodista audiovisual, tiene casa propia... En tres años saliendo por la noche no he encontrado por ahí chicas así. Ni ellas ni yo somos gente desesperada porque no consigue ligar. Ni tampoco es un foro de encuentros sexuales. Conozco algunos que van más al 'pillaje', pero la mayoría simplemente busca conocer a una chica con vistas a una relación estable".
Josu optó por abonarse a la modalidad 'premium', que, entre otras ventajas, le permite acceder a las fotos de las candidatas, aunque no contaba con la proverbial timidez de las vascas. "Son, con diferencia, las más remisas de España a la hora de colgar foto en su perfil, quizás por miedo a ser reconocidas en su entorno", reflexiona. "Es algo que me cabrea, porque juegan con ventaja. A éstas no las contesto. Parece que piensan: ¡cómo voy a decir que busco novio por internet!".
Flechazos teledirigidos
La búsqueda de compatibilidades que realizan estas agencias emplea sistemas de cribado sobre múltiples variables para discernir, primero, aquellas personas que uno aspira a conocer: rubias o morenas, deportistas o sedentarias, amantes del arte o de la cocina, más espirituales o noctámbulas... Luego indagan en la personalidad a través de un modelo matemático basado en 'los cinco grandes', que analiza los factores más determinantes del carácter: la mayor o menos propensión a abrirse a nuevas experiencias, la responsabilidad, la extroversión, la amabilidad y el grado de estabilidad emocional.
No es casualidad que estas firmas se publiciten con el señuelo de encontrar 'el hombre (o la mujer) de tu vida', 'tu media naranja', 'tu príncipe azul', 'la pareja perfecta'... vinculando el ideal romántico con el método científico. Y aunque sus cimientos parecen sólidos -algunas empresas califican sus programas como 'la máquina de compatibilidad', subrayando así su supuesta infalibilidad-, hay quien discute su eficacia. "Si existiera verdaderamente una forma de saber qué personas son compatibles habría muchísimos menos fracasos de pareja", sentencia la sexóloga y psicóloga Ester Pérez Opi, terapeuta del centro de atención a la pareja Biko Arloak. "No es que el test carezca de base científica. Pero una cosa es que sirva para conocer la personalidad de un individuo y otra que pueda determinar, con cierto grado de fiabilidad, que encajará con otra persona. Porque es muy difícil predecir conductas. Sabemos, por ejemplo, que individuos con mucho en común pueden repelerse y a veces los contrarios se atraen, buscan instintivamente en el otro rasgos complementarios o incluso opuestos que aporten más sinergias a la relación. La vida en pareja es muy compleja, y su éxito o fracaso pasa por la gestión de muchísimas situaciones, empezando por la convivencia, la comunicación, las diferencias entre hombres y mujeres, los deseos... Eso no hay manera de resolverlo en un test".
Y luego, claro, está la magia, el flechazo... "Está comprobado que la química existe, lo corroboran muchísimos avances en el campo de las feromonas, y estamos muy lejos de poder llegar a saber a través de un test de afinidad si esa química puede llegar a surgir: a veces brota en relaciones totalmente sorprendentes", plantea la sexóloga.
Pérez Opi admite que estas firmas aportan algunas cosas interesantes: permiten contactar con personas con la misma inquietud y ofrecen, además, cierta garantía de seguridad al reducir mediante estos cribados los riesgos de caer en manos de alguien indeseable. "Sobre todo en el ámbito femenino, esto vende mucho", señala. "Luego la realidad es que hay mucha trampa y mucha mentira hasta en las empresas más prestigiosas, al fin y al cabo es un mercado de consumo. Hay dinero de por medio, siempre hay quien se siente engañado, quien miente...". Un simple dato corrobora su opinión: el 81% de los miembros de portales para citas en internet mienten en sus perfiles acerca de su edad, peso y altura.
Pese a todo, la sexóloga reconoce que, como pasa con los horóscopos, a menudo las profecías tienden a cumplirse. "Las personas tenemos una gran capacidad de construir nuestra realidad a partir de lo que creemos», razona. «Si estás convencido de que te va a ir bien con una persona porque compartes una serie de puntuaciones, es bastante probable que acabes construyendo una relación basada en esa creencia". Ahora bien, ¿cuál es su probabilidad de éxito? "Yo diría que como el resto de las relaciones, con independencia de que el test de compatibilidad acierte o no", vaticina.
La espontaneidad ha muerto
Actualmente, una de cada cuatro relaciones se entabla en nuestro país por internet, y una de cada seis parejas que se casaron en 2012 (el 17%) se conoció en la web. Para el sociólogo Javier Elzo, lo preocupante del fenómeno es el debilitamiento de las relaciones humanas espontáneas que refleja. "Nuestra sociabilidad directa está de capa caída, la plaza del pueblo ha perdido su fuerza", se lamenta. "Prácticamente se han extinguido las cuadrillas de poteo, antes tan habituales en la Parte Vieja de San Sebastián o en las Siete Calles de Bilbao. El baile al aire libre ha desaparecido, ahora se baila en las discotecas, donde el ruido y las luces más que invitar al ligue incitan al polvete, al aquí te pillo, aquí te mato. Son cosas distintas. Necesitamos cambiar la sociedad, hacerla más amable, más convivial".
El sociólogo admite, no obstante, que estas agencias "pueden ser una tabla de salvación para tímidos. Me da pena la pérdida de espontaneidad, pero mientras no haya coacciones o engaño... qué voy a decir. Es el tiempo en que vivimos". Elzo cita a Unamuno para recordar cómo describía en 'Paz en la guerra' los paseos de hombres y mujeres por la Plaza Nueva de Bilbao, cada uno por su lado, y las miradas furtivas que intercambiaban al cruzarse, que germinarían en muchos matrimonios. "¿Qué pareja funciona mejor?", se pregunta. "No creo que influya la forma en que se han conocido: el éxito o el fracaso lo da la convivencia".