El hospital Santiago lidera una investigación genética de 200 pacientes con anorexia y de sus hermanas

El HUA ha atendido en Vitoria a 200 personas con trastorno alimentario en 2022. Los casos en adolescentes se han duplicado tras la pandemia

Martes, 14 de marzo 2023, 00:24

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se han disparado tras el covid. Es un hecho. Sólo en el último año, el equipo de Psiquiatría ... de la OSI Araba ha atendido a 200 pacientes diferentes. Se han duplicado los casos en adolescentes y las consultas han aumentado más de un 70%. La mayoría de las afectadas son chicas y el trastorno más frecuente es la anorexia, aunque también se dan casos de bulimia, vigorexia o atracones. No van a responder igual a los tratamientos. Muchas, casi un 80% lo superarán. Otras tendrán altos y bajos durante años con momentos tan graves que estará en riesgo su vida.

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¿Puede haber algo en el ADN de estas personas que esconda las claves para lograr una terapia más certera? Esa es la pregunta a la que buscarán respuesta investigadores de Bioaraba, Biocruces y Biodonostia. Los grupos de Psiquiatría de los tres institutos sanitarios han logrado 200.000 euros de financiación para un novedoso estudio que pretende realizar análisis epigenéticos y genéticos de 150 pacientes que sufran TCA, pero sobre todo anorexia, y de 50 hermanas de estas chicas.

La catedrática y jefa de Psiquiatría de la OSI Araba, Ana González Pinto, liderará desde el hospital Santiago esta investigación en red denominada 'Enviromental' (un juego de palabras entre ambiente y mental) «ilusionante» y al mismo tiempo «muy compleja». Explica el planteamiento de manera sencilla. Quieren estudiar los casos al inicio del trastorno. Tanto a las niñas y jóvenes que participen en la investigación como a sus hermanas se les hará un estudio epigénetico (procesos que modifican la expresión de los genes, sin alterar su secuencia) que se repetirá cada año durante tres. En ese tiempo recibirán psicoterapia. «Vamos a ver el efecto que tiene ese tratamiento sobre sus genes y controlaremos lo que nosotros llamamos variables confusoras que son todos esos factores ambientales que pueden confluir en cada paciente además de la psicoterapia». Cita en este sentido un posible trastorno infantil, el uso de drogas, problemas en el entorno familiar o escolar, la tendencia a la soledad...

  • La mayoría mujeres. De momento estos trastornos afectan más a las chicas, en una proporción de nueve por cada varón que los padece.

  • 72% aumentaron las primeras consultas en Osakidetza en 2021, justo un año después del confinamiento

  • 80% de las afectadas logra superar un TCA con una atención temprana adecuada. El proceso es muy complicado y con altibajos. Las asociaciones de afectadas piden unidades especializadas.

«Hay un montón de factores que pueden influir en que evolucionen peor o mejor. Queremos ver la huella que dejan cada uno de esos factores ambientales y el efecto de todos para que acaben o no mejorando», agrega. El estudio se completa con otro genético del exoma (una parte del genoma). «Buscamos que haya una variante rara en estas enfermedades». La participación de las hermanas es importante para poder cotejar su información genética con la de las pacientes.

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La investigación se prolongará tres años. El objetivo es lograr terapias más personalizadas para aumentar las tasas de éxito en el abordaje de este tipo de enfermedades que va en aumento.

Comedor terapéutico

Sólo en 2021, las consultas por trastornos alimentarios crecieron un 72% en toda Euskadi comparando el dato con 2019. Ese año Osakidetza cifró en 359 las personas que tuvieron que ingresar en un hospital al hallarse en grave estado por la falta de alimento. Ese verano, el HUA Santiago abrió un comedor terapéutico para los casos más graves. Además de comer bajo la supervisión de un especialista, es un lugar para la socialización, un espacio intermedio entre el hospital y la casa donde las usuarias aprenden a relajarse y a tener otra relación con la comida, a la que ven como fuente de salud.

9años. A esta temprana edad han visto casos de niñas que empiezan a tener un trastorno de la conducta alimentaria. Antes del covid la edad media de inicio de la enfermedad oscilaba entre los 12 y 18 años.

Con la ayuda de psicólogos y enfermeras recuperan el apetito, aprenden de nuevo a relacionarse e incluso realizan ejercicio para recuperar la forma física. Sirve para erradicar rituales y romper con falsas creencias que se les han grabado a fuego cada vez más a través de las redes sociales. Este servicio al que acuden media docena de afectadas acorta los ingresos y descarga a las familias de esos momentos de tensión que se viven en torno a la mesa.

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Antes de la delgadez extrema o de ir al baño después de comer de manera exagerada, las personas que padecen un TAC muestran otras señales de alarma. Se niegan a comer en familia, si lo hacen seleccionan mucho los alimentos, apartan algunos, los mastican de manera interminable...Pero además pueden que experimenten cambios de comportamiento, se aíslen, bajen sus notas o estén más tristes. Se preocupan mucho por su peso e imagen corporal, niegan la enfermedad, les da por hacer ejercicio de manera desmedida, tienen cambios de humor, duermen mal, su autoestima se resiente y también su salud.

No responde a una única causa

El origen de este tipo de trastornos es complejo de analizar. Las investigaciones se han centrado en los factores genéticos y las alteraciones neurobiológicas asociadas, ya que las dietas hipocalóricas tienen un efecto sobre el cerebro que modifica los comportamientos y el estado físico y psicobiológico de la personas. Pero además de las razones biológicas están las sociales, por el culto a la delgadez, y las psicológicas. A veces el fallecimiento de un ser querido, una ruptura sentimental o un comentario inadecuado pueden desatar la tormenta.

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