El chivatazo a Granados destapa vínculos con la vieja trama de los espías en el PP de Madrid

José Manuel Rodríguez Talamino, el guardia civil de la Unidad Central Operativa acusado de ser la persona que dio el chivatazo a Francisco Granados y a su entorno de que estaba siendo investigado tras una petición de ayuda de Suiza, quedó ayer en libertad con cargos, acusado de un delito de revelación de secretos oficiales y con la obligación de personarse quincenalmente en el juzgado.

Pero hay mucho más. Según la investigación y el sumario que instruye Eloy Velasco, Rodríguez Talamino, que fue detenido por sus propios compañeros el pasado miércoles en la misma sede de la UCO, fue presionado por Granados y por un ex guardia civil para que obtuviese «más información» sobre las pesquisas que involucraban al exdirigente del PP.

Ese antiguo guardia, al que Velasco describe como «amigo» de Granados, es, de acuerdo a los atestados, José Luis Caro Vinagre, uno de los tres exagentes que fueron imputados por la trama de espionaje a responsables de la Comunidad de Madrid descubierta en 2009 y conocida popularmente como la 'Gestapillo'. Los 'espías' supuestamente siguieron al entorno del entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, en el contexto de la guerra interna del PP por el control del partido y de Caja Madrid. Se da la circunstancia de que entonces el abogado que defendió a los 'asesores' imputados del servicio de la consejería de Interior que dirigía Granados era el exfiscal Enrique Molina, el mismo abogado que ayer asistió al exlíder de los populares de Madrid.

Según Velasco, el guardia chivato «puso en grave riesgo la investigación y dificultó severamente la marcha de la misma». Talamino llegó incluso a informar a Granados de que la sede de las empresas de su socio David Marjaliza estaba siendo vigilada por cámaras.