¿Dónde está Cristina?
La Infanta ha seguido la proclamación de su hermano como nuevo Rey de España por televisión desde La Zarzuela, con una "sensación agridulce", tras haber sido apartada de los actos
Jorge Barbó
Jueves, 19 de junio 2014, 17:55
Ha sido la gran ausente. Ni ella, ni ninguno de sus cuatro retoños, ni muchísimo menos su marido habían sido invitados a la ceremonia solemne preparada para la proclamación de Felipe VI. Parecía que a Cristina de Borbón y Grecia se la había tragado la tierra. Pero, al parecer, según apuntan diversos medios que se hacen eco de fuentes de la Casa Real, ha seguido los actos más de cerca de lo que cabe pensar. En concreto, a 23 kilómetros de distancia, los que separan el Congreso de los Diputados, en la Carrera de San Jerónimo y el Palacio de la Zarzuela. Desde allí, desde la residencia oficial de los Reyes no ha perdido detalle de todo lo acaecido en una mañana para la historia. Lo ha hecho como miles de españoles más: por televisión.
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Tanto ella como su hermana ya no forman parte de una reducida Familia Real. Sin embargo, Elena sí ha podido seguir los actos desde el palco del Congreso, visiblemente emocionada, junto a su madre la Reina doña Sofía. Su imputación en el caso Nóos ya la había condenado al ostracismo real poco después de que su marido fuera literalmente borrado de la Familia por su comportamiento "poco ejemplar". Ya se había acostumbrado a no estar presente en posados en Marivent o en los desfiles del Día de las Fuerzas Armadas. Pero lo de hoy era distinto. Su impuesta ausencia ha hecho que Cristina haya pasado la jornada con una "sensación agridulce", según explican diversos medios.
Según apuntan las mismas fuentes, tendrá que esperar al fin de la recepción oficial que en estos momentos están celebrando los Reyes junto a 2.000 invitados de todos los ámbitos sociales para comentar la jornada con su familia. Al parecer, está previsto que la Reina Sofía, doña Elena y las hermanas de Juan Carlos I se trasladen a Zarzuela para acompañar a la todavía duquesa de Palma antes de que tome un vuelo a Ginebra, donde vive apartada con su marido imputado y sus hijos, una vida real sin focos ni brillos.
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