Felipe VI inicia su camino al trono

España vive unos momentos para la historia. Después de 38 años y siete meses en el trono, don Juan Carlos ha decidido poner fin a su tarea la frente del Estado y cede el trono a su hijo, el Príncipe Felipe. Lo hace "orgulloso" de su trabajo y "agradecido" a los ciudadanos y al país, así lo transmitió ayer en su mensaje a la nación, después de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunciara su decisión de marcharse.

En su discurso, el Monarca dejó claro los motivos que le han llevado a tomar su decisión: "Una nueva generación reclama el paso". Según advirtió, los nuevos tiempos requieren nuevos mandos. Y España se enfrenta ahora a un momento clave: "La crisis ha dejado cicatrices en el tejido social, pero también nos está señalando un camino de futuro cargado de esperanza", explicó. Y ese porvenir requiere de una "generación más joven, con nuevas energías y decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando".

Ahora, una vez ha cuajado el inesperado anuncio, hay que dar los pasos para que el país tenga un nuevo Rey en la figura de Felipe de Borbón. Y no, no basta con firmar el documento y entregárselo al jefe del Ejecutivo, ni con ceder el testigo o pasar el bastón de mando de padre a hijo. La abdicación marca desde ya la agenda política e institucional del país. Quedan por delante varios peldaños de una escalera que concluirá con el juramento de sus funciones por parte del nuevo monarca, que se producirá dentro de entre tres y seis semanas.

El primer paso que hay que dar ahora está en manos del Gobierno. El Consejo de Ministro será el encargado de dirigir la orquesta en un proceso legal que no está regulado explícitamente porque en España no existe ley de la Corona ni ley de Sucesión. Así las cosas: ¿qué hay que hacer? La misma Constitución de 1978 tiene la palabra.

El 'incompleto' artículo 57

Se trata del artículo 57, el mismo que estipula que los herederos al trono serán siempre los primogénitos varones. En principio, la sustitución del rey prevista en la Carta Magna es la que viene tras la incapacidad y muerte del monarca. Sin embargo, sí deja la puerta abierta a una posible marcha voluntaria de éste.

"Las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de sucesión de la Corona se resolverán por una ley orgánica", apunta. Esa ley orgánica no existe. Al menos, de momento. Por eso, el primer paso que debe dar el Consejo de Ministros es aprobarla para poner en marcha la maquinaria del cambio.

La designación de la persona y de la fórmula de aceptación de la abdicación se completan con una nueva previsión, la del artículo 61, que indica que el nuevo Rey será proclamado por las Cortes Generales -el Congreso y el Senado en sesión conjunta- y prestará juramento "de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas".

El nuevo escenario

Una vez que el Consejo de Ministros apruebe la ley orgánica, que será, previsiblemente por la mañana, llega el turno de la Mesa del Congreso. Su presidente, Jesús Posada, que en este caso ejerce como presidente de las Cortes, ha convocado la reunión por la tarde. En ella se iniciará la tramitación de la norma, una vez remitido el escrito de abdicación, refrendado por el presidente del Gobierno, y la ley orgánica, que también podría fijar cuál será el papel institucional reservado a partir de ahora para don Juan Carlos.

Asimismo, también se celebrará la Junta de Portavoces, que reúne a las cabezas visibles de los diferentes grupos parlamentarios. Su misión será analizar el escenario que se presenta tras la decisión del Monarca. Además, es más que previsible que se perfile el calendario de tramitación de la ley orgánica que oficialice la cesión.

El papel de los partidos

La Mesa del Congreso, una vez que haya revisado los documentos recibidos, abrirá un plazo para que los grupos parlamentarios presenten enmiendas. Será éste el momento en el que todas las formaciones políticas se verán obligadas a retratarse. Algunas aceptarán sin más el nombramiento de Felipe VI y otras, seguramente, mantendrán su espíritu crítico con la Corona, que llega a este punto en un momento de desgaste por los deslices del propio don Juan Carlos en los últimos tiempos y por las maniobras de dudosa legalidad de su yerno, Iñaki Urdangarin, imputado junto a la Infanta Cristina en el 'caso Nóos'.

Asegurada la aprobación de la ley orgánica con el apoyo del PP y del PSOE -los dos grandes partidos, que acaban de recibir un serio correctivo en las elecciones europeas del 25 de mayo-, políticamente cobra importancia la actitud que mantengan CiU y el PNV, en pleno pulso soberanista catalán y con el Gobierno vasco interesado en buscar encaje al derecho a decidir. Los jeltzales ya hablan tímidamente de un referéndum previo a aceptar al Príncipe Felipe como nuevo Monarca.

La tramitación del proyecto también permitirá medir la actitud de fuerzas minoritarias que acaban de salir reforzadas de las urnas, como Izquierda Unida y UPyD, y de Podemos, la plataforma liderada por el profesor universitario Pablo Iglesias, que ha convulsionado la izquierda española con su espectacular irrupción el 25-M.

El acto solemne de proclamación y jura

Cuando concluya el plazo de las enmiendas, la ley orgánica estará en disposición de ser llevada al pleno para ser tramitada por el procedimiento de urgencia y en lectura única. Una vez que obtenga la mayoría absoluta de la Cámara (la mitad más uno de los diputados), pasará al Senado, donde se seguirá el mismo procedimiento: estudio, apertura de un plazo de enmiendas y votación. De no introducirse enmiendas en la Cámara alta, la ley quedará definitivamente aprobada y deberá ser publicada en el Boletín Oficial del Estado para que sea efectiva.

Si no hay imprevistos, el mismo día en que esto último ocurra tendrá lugar el acto solemne de coronación de Felipe VI. De momento, los servicios jurídicos y de protocolo del Congreso de los Diputados ya han iniciado los preparativos para ello. La jura del nuevo monarca llegará 38 años y siete meses después de que don Juan Carlos fuera proclamado Rey de España el 22 de noviembre de 1975.