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elcorreo.com
Martes, 9 de febrero 2016, 12:19
Ha pasado casi medio año desde que el club Araski dio una de las peores noticias que se pueden dar. Una de sus jugadoras tenía que aparcar el baloncesto para tratarse de un linfoma. Sara Ortega, tras vivir su primer año como integrante del equipo de Liga Femenina 2, veía como se le truncaba la nueva temporada. Tras dos intervenciones entre mayo y junio, el 10 de agosto comenzaba con la primera sesión de quimioterapia. Si nada de complicaba, iban a ser seis las que iba a tener que recibir. Y así fue. El 24 de noviembre le dieron la última sesión. Por fin se había acabado el calvario. «A partir de ese momento todo ha ido hacia adelante. A las dos semanas fui al fisiólogo, me hizo una prueba de esfuerzo y un plan para llevar a cabo todos los días en el gimnasio. Simplemente el ir a hacer esa prueba fue como un desbloqueo para mi cabeza. Iba a ser lento, muy lento, pero ya había empezado. Y a mi cabeza entraron otros pensamientos en forma de preguntas: ¿Cuándo podría entrenar normal? ¿Cuándo podría empezar a jugar? ¿Llegaré a algún final de liga para poder jugar un partido?», relata la jugadora, en las declaraciones hechas públicas este martes por el club vitoriano.
Sara Ortega ya se ha vuelto a vestir de corto, una sensación que no tenía desde hacía 10 meses desde que se le diagnosticase la enferemedad. «Hace dos semanas empecé a entrenar, yo sola. Tiro, de lado a lado con balón, algún cambio de ritmo poca cosa. Fue el peor entrenamiento de mi vida. Entraba a canasta, acababa la bandeja, y me quedaba con la sensación de '¿¡Pero qué haces Sara!?'. El cuerpo no acompaña, las piernas no están duras, la velocidad que tenías a la hora de jugar ha cambiado. Tu cabeza y tus ganas van a un ritmo, pero tu cuerpo va totalmente a otro. Y en ese momento me di cuenta de que iba a ser mucho más duro de lo que me imaginaba», relata.
«Te imaginas que vas a estar físicamente lamentable, que no vas a poder jugar como jugabas desde el día 1, pero ni por asomo pensaba que iba a tener la sensación de no reconocerme. De saber que todo lo que eras ya no lo eres, que no quiere decir que no lo vuelvas a ser, y estoy segura de que poco a poco y entrenando los seré, pero yo creo que lo más duro que le puede pasar a una jugadora es no reconocerse a sí misma en el campo. Darte cuenta de que no es que no quieras hacer lo que hacías, si no que no puedes. De que en tu cabeza lo estás haciendo, pero tu cuerpo va 100 pasos por detrás. De que tu baloncesto ya no es el que era, y de que va a costar mucho recuperarlo», narra la luchadora.
Ha sido la peor etapa de su vida, pero Sara no ha estado sola en este camino. Lo primero que le tuvieron que concienciar era que el basket pasaba a un segundo o tercer plano. Lo más importante era la salud, y ellos no le iban a fallar. «Gracias a que tengo gente cerca que me pone los pies en la tierra las 'hostias' son menos fuertes. Por supuesto estaba avisada de que iba a ser así, pero hasta que no lo ves tu misma no te lo crees. No te imaginas que tu cuerpo vaya a estar tan mal, claro que luego te pones a pensar el veneno que te han metido durante 6 sesiones y lo asimilas un poco más, o más bien te resignas a saber qué es lo que hay».
A pesar de la enfermedad, y de las sesiones de quimio que le daban cada tres semanas, Sara no ha faltado a ningún partido que el equipo ha jugado en Mendi. Una vez se supo que esta temporada no iba a poder ser una de las integrantes de la plantilla, el club le ofreció ser la delegada de equipo, proposición que Sara no dudó en aceptar. Quería estar junto a sus compañeras en cada encuentro y alentarles desde el banco. Por desgracia, en los desplazamientos se ha tenido que quedar en casa, al no ser aconsejable realizar los viajes tan duros que hay en la categoría. «El equipo ahora mismo está inmenso, a un nivel increíble, con fallos como todos, está claro, pero jugando muy bien. Lo mejor de todo es que yo creo que todavía se puede mejorar más. Me alegro muchísimo de que lo estén haciendo tan bien y que tengamos opciones de ir a play off, pero es inevitable que me de rabia al no poder estar viviéndolo con ellas, aunque me siento como una más».
«Merecemos entrar en play off»
Además de los partidos, Sara ha acudido a los entrenamientos siempre que su salud así se lo ha permitido. Pocos mejor que ella para que nos cuente como está viendo a su equipo. «Creo que nos merecemos muchísimo entrar en play off y luchar en la Fase de Ascenso. El esfuerzo que están haciendo todas y cada una de ellas es inmenso, y más con lo difícil que es el baloncesto femenino en todos los aspectos. La dedicación de cada una de ellas, de Made, Ioseba y Hugo es espectacular, el buen rollo entre nosotras, las risas, el apoyo que nos damos cuando alguna necesita algo es un equipo, con mayúsculas. No ha habido día, que alguna no me haya preguntado cómo estoy, y cuando me entere de que ya no había ni rastro del cáncer en mí se alegraron como si de ellas se tratase. Sara destaca la calidad humana de cada una de las integrantes de la plantilla, a buen seguro una de las claves de la trayectoria del equipo esta temporada. En el baloncesto no todo se trata de jugar bien ni de tener calidad (todo influye claro está, y en esta categoría aún mas), sino de ser personas y compañeras, un equipo puede ser muy bueno, pero si no está bien fuera de la cancha, dentro se desmorona. Y en ese aspecto, es un equipo increíble».
Todo el basket nacional se volcó con Sara Ortega el día que se informó de su baja indefinida de los terrenos de juego. Tanto a la jugadora como al club les llegaron decenas de apoyos desde diferentes zonas del país; clubs de basket, jugadoras, medios de comunicación, aficionados... Todos querían mandarle su abrazo virtual desde el hastagh #AnimoSara que se creó para la ocasión. «No tengo suficientes palabras de agradecimiento por todo lo que se ha preocupado la gente. No ha habido un solo día que no me hayan preguntado cómo estoy o me hayan dado ánimos». Su vuelta cada día está más cerca y sus compañertas del Araski «nos vamos preparando para ese momento». Porque esté partido, como otros tanto en su carrera deportiva, lo ha ganado. «Muchísimas gracias de verdad. Dentro de poco estaré dando mucha guerra, y doy mucha, los que me conocen lo saben», promete la jugadora.
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