De nuevo sin la chica
Ha retomado su carrera en solitario después de 31 años. Ben Watt, el 50% de Everything But The Girl, presenta en la Alhóndiga sus canciones de tristeza transparente
Carlos Benito
Miércoles, 11 de febrero 2015, 20:04
Hay artistas que se dedican a labrar una misma parcelita estilística durante toda su carrera. Y hay otros, en cambio, que a lo largo de los años acaban cubriendo una asombrosa extensión de terreno, porque sienten intereses diversos o cambiantes y se resisten a cortarse las alas. Ben Watt está, evidentemente, entre los segundos, con el detalle añadido de que ha logrado triunfar en la mayoría de los proyectos que ha acometido. El artista británico, conocido principalmente como el 50% masculino del dúo Everything But The Girl, visita el viernes la Alhóndiga para presentar su segundo álbum en solitario, que se ha publicado 31 años después del primero. En medio, Watt ha tenido tiempo de hacer un montón de cosas y de vivir mucho, de lo bueno y de lo malo.
Ben Watt tiene ahora 52 años, y para reencontrarse con él como artista en solitario habría que remontarse a 1983, cuando era un jovencito inquieto de 20. Aquel año editó su álbum de debut, como artista folk influido por John Martyn, Tim Buckley o Robert Wyatt, y también fue entonces mismo cuando decidió aparcar su carrera para formar el grupo que le daría fama. En la Universidad de Hull había conocido a Tracey Thorn, su novia y después su esposa, con quien empezó a grabar canciones impregnadas de jazz y folk que les colocarían en un espacio propio entre lo comercial y lo alternativo. Con el tiempo, Everything But The Girl evolucionaron exitosamente hacia la fusión de pop y electrónica, pero a finales de los 90 la vocalista sintió que había llegado el momento de hacer un alto y centrarse en la familia. Hoy, Ben y Tracey continúan casados y son padres de tres hijos adolescentes.
Nuestro hombre había empezado a hacer sesiones de DJ a mediados de aquella década, así que aprovechó el final de Everything But The Girl para zambullirse hasta el cuello en su nueva vocación. Se convirtió en uno de los dinamizadores de la escena londinense de clubes, firmó remixes aptos para la pista de baile, produjo discos y fundó sellos. Curiosamente, Watt encuentra una clara afinidad entre sus sesiones en espacios pequeños y las veladas de folk al estilo tradicional, porque en ambos casos se persigue cierta comunión con un público que es algo más que espectador, hasta crear un espíritu colectivo que nace del diálogo entre oficiantes y asistentes: "Pinchando he tenido algunas de las mejores noches de mi vida. Tienes que adivinar hacia dónde quiere ir el público y llevar a la gente hacia sitios donde, en comunidad, te sientes alterado emocionalmente por el momento", ha explicado en una entrevista con 'The 405'.
De manera paralela, Ben Watt había iniciado su producción como escritor. Su primer libro, el muy elogiado 'Patient', relata su difícil experiencia con una rara enfermedad autoinmune: en 1992 le diagnosticaron el síndrome de Churg-Strauss, que lo colocó al borde de la muerte -estuvo diez semanas ingresado y nueve meses convaleciente- y le dejó con solo el 20% del intestino delgado. En 2012 publicó el segundo, 'Romany And Tom', otro volumen de memorias en el que explora la vida de sus padres, el músico de jazz Tommy Watt y la actriz y periodista Romany Bain. La pareja se conoció cuando Romany ya estaba casada y tenía cuatro hijos, y su relación atravesó tiempos difíciles por culpa del alcohol y las peleas. "Solo vemos la segunda mitad de la vida de nuestros padres, la parte que va cuesta abajo. Los años dorados tenemos que reconstruirlos", ha reflexionado Ben Watt en 'The Herald'.
Las cenizas del padre
Y, de pronto, ahí está de nuevo Watt cantando en solitario, en un retorno que algo tendrá que ver con su desánimo ante el estado actual de la electrónica, a la que se refiere como "una especie de monstruo comercializado". En 'Hendra', retoma el legado folk que marcó su primera juventud para reflejar experiencias personales abrumadoramente trágicas, como la muerte de su hermana o el viaje para esparcir las cenizas de su padre. "Intento ser tan honesto como puedo en lo que escribo, porque es lo que he hecho siempre. Creo que la transparencia es la manera de abrir ese conducto entre la gente", ha dicho. Es un disco sosegado, clásico, sin tremendismos ni melodramas, al que aporta un filo roquero la guitarra de Bernard Butler.
Está previsto que Butler -exmiembro de Suede y prestigioso productor- toque en el concierto de Bilbao como parte del Ben Watt Trio. El repertorio se centrará en 'Hendra', y con eso tendrán que conformarse los fans nostálgicos de Everything But The Girl, ya que Watt es bastante alérgico a revisitar sus viejas canciones: "Alguna vez se me pasa por la cabeza hacer alguna de las que solía cantar yo en Everything But The Girl, pero siempre me siento como si engañase a Tracey al incluirla en mi repertorio en solitario. Siento que ella debería estar ahí".