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Katy Perry ruge a lomos de un tigre brillante como una suerte de Xena rebozada en purpurina.

El pelotazo de Katy Perry

De cantar a Dios en coros religiosos a consagrarse como reina del pop en la Super Bowl, la estrella californiana es la respuesta más o menos blanca a las escandalosas figuras tipo Miley Cyrus

Jorge Barbó

Martes, 3 de febrero 2015, 17:56

A lomos de un tigre rutilante, embutida en un vestido en llamas cosido a puntadas de picardía que buscaba poner las redes sociales 'on fire'. Ella irrumpió en el estadio de la Universidad de Phoenix como una suerte de Xena -la princesa guerrera- rebozada en purpurina, gritito de guerra mediante, para demostrar que está dispuesta a tomar las riendas de la industria pop haciendo callar a golpe de dulce latigazo a las Gagas, Rihannas y Cyrus de todo plumaje, vicio y refrote. La jugada no le ha salido mal. Su actuación en el descanso de la Super Bowl del pasado domingo ha sido la más vista y comentada de la historia y la crítica no duda de la mayúscula capacidad de espectáculo de una mujer que ha apostado por tomar el camino del medio para convertirse en la última diva 2.0 del mainstream. Katy Perry, la chica con pintas de muñequita pin-up que comenzó cantando a Dios con su vocecita inmaculada, es la respuesta más o menos blanca, más que menos talentosa, a los excesos de chicas Disney que fuman canutos en el escenario y escandalizan a golpe de 'twerking'. ¿Cuánto durará su reinado 'brilli-brilli'?

Esta reciente edición de la Super Bowl ha alcanzado los 114,4 millones de espectadores, marcando un nuevo hito en la historia de la televisión norteamericana, con 28,4 millones de mensajes en Facebook y más de 65 millones de conversaciones que giraron en la red social sobre el acontecimiento deportivo del año. Y en el 'Halftime Show', recogiendo el testigo de la actuación de Bruno Mars del año pasado, Katy Perry insufló purpurina al choque de sudor y testosterona entre los Patriots y los Seahawks con quince minutos de un espectáculo que buscaba huir de imágenes polémicas, como aquel pezón díscolo de Janet Jackson. ¿El resultado? El momentazo pop fue seguido por 118,5 millones de personas en todo el mundo, sin contar los innumerables vídeos, memes y virales que dos días después siguen pululando por la red.

Un baile naif y en technicolor entre tiburones desacompasados, palmeras espídicas y pelotas de playa gigantes, intercalado con otras coreografías como ese perreo lujurioso, con refrote a medio palmo de la entrepierna de un Lenny Kravitz, hacha en llamas en ristre, que se atrevió a entonar los primeros compases de 'I Kissed a Girl'. De todos los momentos del mix de éxitos que se marcó la cantante californiana, esos dos resumen a la perfección dónde radica el éxito de la estrella, dotada de un incuestionable talento musical, cosa no tan frecuente en la industria. La cantante destila una rara y atractiva fragancia, preparada con gotas de sutil candidez y bastantes dosis de erotismo 'soft', lo suficientemente moderado para no echar para atrás a los padres de las criaturas que se saben sus canciones como un mantra y lo suficientemente sexy como para seducir al mercado masculino. Jaque mate.

La más seguida

Más allá de la calculadísima estrategia de mercadotecnia que explica buena parte de su éxito mundial, confirmado y consagrado en el pelotazo de la Super Bowl, lo cierto es que al rascar en la superficie de la vida de Katheryn Elizabeth Hudson (Santa Bárbara, 1985) salen a relucir aspectos que hacen de la chica algo más que una mera versión actualizada de las pin-ups. Aunque su trayectoria personal está jalonada de algún que otro escándalo amoroso y alguna que otra excentricidad, la suya dista bastante de la de otras figuras del pop. Algo que parece gustar mucho a sus fans. "En comparación con otras, nos podemos identificar mucho con ella, sus letras son universales y no crea polémicas que la perjudican, ella es más normal", reivindica con pasión Elisabeth Rodríguez, administradora del club de fans de la artista en España

La Perry atesora una legión de fans, hasta el punto de ser uno de los iconos más influyentes del panorama pop actual. Y para muestra, un vídeo. Tomando Youtube como herramienta válida, la 'cool girl' fue la artista más vista de 2014 con el clip de su tema 'Dark Horse', que acumula más de 800 millones de reproducciones en la plataforma de vídeo de Google. También es la más seguida en Twitter, con 64,5 millones de followers y una de las reinas de Instagram, en cuyo álbum se cuelan personalidades como el demócrata Joe Biden o la lideresa Hillary Clinton entre fotos de su perro Butters. Embajadora de Unicef, por méritos propios y sin necesidad de hacerse un Pequeño Nicolás, Katy Perry ha llegado a ser invitada a la Casa Blanca para actuar frente al presidente Obama, fan declarado de la artista. "Es una de las mejores artistas de su generación, una persona maravillosa a la que tengo la suerte de conocer. A mis hijas y a Michelle también les encanta su música", aseguró el líder del mundo libre ante esa chica de tez clarísima y labios rojísimos.

"Más allá de sus capacidades, ya que la chica compone desde niña y canta digamos bien, Katy es el paradigma del marketing pop 2.0, en el que el ruido viral y la parafernalia escénica, visual y sensorial forma parte de un producto moldeado por un elenco de productores, creativos y fagocitadores de tendencias de ayer y hoy", analiza el experto musical de EL CORREO, Josu Olarte. Y es que, aunque los inicios de Katy Perry hay que buscarlos entre olores de incienso y agudísimos cantos cristalinos (y algún que otro gallo) de los coros de voces blancas de la iglesia evangélica, de la que sus padres son pastores, la artista alcanzó la fama escandalizando al personal más conservador de Estados Unidos con éxitos como 'I kissed a girl' y 'Ur so gay', valiéndole la simpatía del público gay, que desde el minuto uno la adoptó como nueva diva en detrimento de una Lady Gaga cuyos atuendos cárnicos ya no terminan de encontrar acomodo en el trono de la música comercial.

Con tres trabajos a sus espaldas -'One of the boys' (2008), 'Teenage dream' (2010) y 'Prism' (2013)-, la estrella llena estadios por todo el mundo al margen de la Super Bowl. Sin ir más lejos, el próximo 16 de febrero tratará de llenar el Palau Sant Jordi, dentro de su gira 'Prismatic', en la que, por supuesto, anda interpretando temas como ese 'Fireworks' con el que, fuegos artificiales incluidos, rozó el cielo con la yema de los dedos en el catártico fin del descanso del acontecimiento deportivo más seguido del planeta. Desde allí, desde las alturas, con Katy Perry subida a una estrella fugaz, sin darle tiempo todavía a descender, la industria ya buscaba sustituta para el próximo año y Twitter ya apostaba en firme por Taylor Swift. Las divas mueren muy pronto. Y no siempre dejan un bonito cadáver (musical).

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