Banco de Alimentos
Fundada en 1998, la asociación se ha convertido en una red vital para socorrer a miles de alaveses sin pan ni esperanza. Todo empezó en un pisito con cinco voluntarios
Un pequeño grupo de cinco voluntarios fundó, allá por 1998 en un pequeño domicilio de Vitoria, una institución independiente y sin ánimo de lucro. ¿Su objetivo? Luchar contra los problemas de pobreza, paro y marginación. Ese es el germen de una entidad solidaria que hoy integran ya más de sesenta colaboradores permanentes, 46 son hombres y 16 mujeres. En fechas de su Gran Recogida, la cifra de ayudantes asciende a 800. Su labor llega en la provincia a más de 3.500 ciudadanos con dificultades para costear la alimentación. Ahora reciben comida 44 asociaciones; de ellas, 24 son de reparto, las cuales llegan a 967 familias; mientras las 20 restantes, de consumo, alcanzan a 1.439 personas. Y cada año se atienden cerca de 1.500 emergencias.
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Uno de sus objetivos es «sensibilizar a la ciudadanía alavesa de que son muchos los que se encuentran en las necesidades de lo más fundamental, la comida», subraya Daniel Fernández, presidente de la entidad con la que EL CORREO colabora haciéndose eco de su actualidad, también por medio del espacio trimestral 'El rincón solidario' y a través de otras iniciativas. En este cuarto de siglo transcurrido desde su fundación, la aportación social de esta ONG indispensable en las redes solidarias del territorio ha sido muy importante. En sus primeros cursos de andadura recogían alimentos de donantes, lo que no solo ayudaba a los hogares al entregárselos gratuitamente sino que evitaba el despilfarro. El Banco se estableció en el 99 en un local «muy pequeño» y «en alquiler pagado por los propios voluntarios» en la calle Becolarra, en Ali-Gobeo. A partir del año 2014, la «solidaridad» del Gobierno vasco, la Diputación de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria permitió destinar a la organización dos pabellones en el polígono industrial de Júndiz, en la calle Uzbina, donde a día de hoy se encuentran las instalaciones de la entidad. También disponen de una lonja prestada por el Consistorio para poder hacer entrega de la comida semanalmente a las personas de «extrema necesidad, las urgencias».
Los objetivos se mantienen como en los orígenes, pero se han extendido. Se colabora con familias necesitadas «mediante la captación, almacenamiento y distribución gratuita de excedentes de alimentos u otros artículos de primera necesidad». A la vez que se evita que la comida acabe en el contenedor, se persigue «cuidar del medio ambiente». A futuro se pretende que esta labor abarque todos los supermercados de la provincia y el intercambio con otros bancos limítrofes. Y lograr la «perfecta dieta alimentaria» de los más vulnerables.
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