Zirika y su abecedario del arte ambiental
Hasta el 12 de mayo ·
El artista vitoriano exhibe en la sala Espazioa 'Natura Hizkiz Hizki', una serie de videocreaciones que abordan el cambio climático y el decrecimiento
La preocupación por el medio ambiente llena foros, cuenta con iconos jóvenes como Greta Thunberg, forma parte del discurso político e incluso la publicidad luce carteles cada vez más grandes acerca de la necesidad de reducir la contaminación. Desde el arte, esa sensibilidad ha llenado en los últimos años programaciones con obras de diferentes disciplinas como la fotografía, la escultura, la pintura o la performance. En ocasiones se ha presentado como una denuncia concreta como la deforestación del Amazonas, y otras veces con el ecologismo como bandera. El artista Miguel Alfredo Hernández Busto, Zirika (Vitoria, 1960), figura a día de hoy como uno de los creadores alaveses cuyo impulso creativo viene muy marcado por esa sensibilidad. En su obra se plantea una reflexión acerca de la biodiversidad. «Estamos agrediendo nuestro hábitat, pero la naturaleza va a permanecer siempre», apuntaba este miércoles en la presentación de una exposición audiovisual llamada 'Natura Hizkiz Hizki' (Naturaleza letra a letra), que se inaugura este viernes 14 de abril, a las 20.00 horas, en la sala Espazioa.
A través de un total de once videocreaciones que se identifican con 'poemas visuales' el artista vitoriano trata temas sociales, la guerra, los golpes de la vida o las «cárceles físicas y mentales». Estos vídeos se pueden ver en los monitores de la sala Costa Rica y van acompañados de música. Una de sus señas de identidad en el último lustro, esas letras talladas en madera, aparecen en las obras, a veces formando palabras. De hecho, a las pantallas les acompaña una instalación en la sala formada que entiende como un «autorretrato» en referencia al trabajo más cercano que desarrolla.
Carácter «poético»
Entre las piezas en vídeo destaca 'Ekinean' (En acción), en la que se ve a un caracol desplazarse por esas letras. «Habría que reaccionar a un ritmo más lento», cuenta el autor haciéndose eco de la teoría del decrecimiento, en la que se reconoce el cuidado de los recursos naturales como vital, ya que son limitados. En otra de sus creaciones suena una txalaparta. Esa pieza llamada 'Kolpez kolpe', el choque de piedras contra un río habla de los «golpes de la vida». El «carácter poético» de las diferentes surge de la propia acción de la naturaleza. Esa interacción es constante en su trabajo. La salud mental y el aumento del consumo de ansiolíticos también tiene su reflejo en otra pieza, 'Diazepam gabe bizitza' (Vida sin Diazepam').
La novedad en esta muestra tiene que ver con el formato, ya que Zirika es más conocido por sus fotografías o esculturas. Una de sus instalaciones más populares, 'Friendly floatees', fue realizada en Ataria en 2015. En ella reutilizaba más de 6.000 botellines de agua recopilados por los bares de la ciudad para hablar del impacto de la gran cantidad de residuos generados. En esta ocasión, el artista vitoriano reconoce que le resultaba «interesante y arriesgado» plantear una exposición audiovisual. «Cualquier persona con el teléfono puede ver un vídeo pasando el dedo y dar 'me gusta' sin prestar atención», comenta. El reto es hacer «disfrutar de una manera más pausada» a los espectadores que pasen por la sala gestionada por José Cos. Allí, en la sala Espazioa ya expuso anteriormente como parte de la propuesta de decorar su escaparate.
