Viva el munícipe por antonomasia
Catedrático de Historia Contemporánea ·
No hubo sorpresas. Tenemos alcalde y casi mayoría municipal. Trece es casi la mitad de veintisiete. La ciudad ha vivido demasiadas legislaturas seguidas sin suelo ... firme que pisar. El resultado es el retraso comparativo con nuestras localidades similares cercanas. Nos hemos hecho más provincianos en este tiempo mientras las demás seguían su curso. La mayoría de los proyectos se han disuelto en la imposibilidad del acuerdo. El munícipe lo ha visto bien y ha hablado en su discurso de tornar oposición por colaboración, de que es el momento de sumar. Para eso hace falta que los otros catorce -o parte de ellos- estén por la labor. De momento, la candidata alternativa no ha aplaudido ni sus palabras ni la imposición de la medalla al primer edil. El traje de chaqueta no lleva prendida la elemental cortesía.
El bloqueo de las futuras iniciativas no es aceptable con estos números. El listado de proyectos del alcalde tampoco supone dar la vuelta a la ciudad. Sus referencias son las de siempre: verdor, protección social, diversidad y gran familia que protege. De los ocho a los ochenta años, de la cuna a la tumba, en la mejor tradición socialdemócrata del Estado de bienestar. Como mucho, el recurrente anuncio de la llegada del TAV puede transformar el plano urbano. El resto son obras de mantenimiento. Y la eliminación de la frontera del ferrocarril, su preocupación futura y la conexión Este-Oeste por el Sur es asunto de kilates -de cuartos, me refiero- más que de diseño. Se puede, se debe llegar a un acuerdo.
Acertada la tripleta formulada por Urtaran: liderazgo, creatividad y proyecto compartido de futuro. No suena tan bien su matraca de la superciudad europea. Mejor empecemos por quitarnos la caspa de estos años y ya nos plantearemos ligas galácticas. La última vez que tratamos de poner nuestro nombre en el mundo, cuando pasamos del anterior siglo a este, casi rompemos el muñeco que tanto había costado crear desde que lo parimos en los años sesenta. Poco a poco y sin ensoñaciones excesivas que no provocan más que melancolía. Salvo que la referencia a Europa sea otra nueva cabriola para escapar del mapa que nos une a España. Pero hoy no hablemos de eso. Lo de la Estrategia 20/25 también ha sonado demasiado electoral. Debería cambiar de clave ahora que tiene que enfilar lo que le falta: la definición compartida con los socialistas de un programa de gobierno y la asignación de competencias a los ediles del ejecutivo. Paso a paso.
La última legislatura con tanto apoyo al munícipe por antonomasia fue la última de Cuerda, la de 1995 a 1999. Ni él ni los demás la recordamos como apacible. O sea que tendrá que aplicarse de verdad al liderazgo. Todos somos contingentes, pero solo él es necesario.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión