Vitoria, referente en España en el urbanismo de género
Expertas aplauden la apuesta por la mejora de la iluminación, el transporte y las zonas verdes que la convierten en ejemplo de otras urbes
Las políticas de género están incorporadas de manera transversal en la gestión del Ayuntamiento de Vitoria desde hace tiempo. Los presupuestos, la programación cultural o ... incluso una mejor iluminación de algunas calles para garantizar itinerarios nocturnos de vuelta a casa incluyen esta perspectiva. También se aplica en el diseño urbanístico y en el planteamiento de nuevas obras. El objetivo es poner en el centro a las personas y que recuperen protagonismo en un espacio público que sea seguro, además de poder acceder a los servicios esenciales en un máximo de 15 minutos, ya sea caminando, en bicicleta o en transporte público. Y, en este sentido, la capital alavesa es pionera y referente, pues aparece destacada cuando se aborda el análisis de este fenómeno.
Así lo explican para EL CORREO las arquitectas Verónica Benedet e Irene Zúñiga. Para ellas, los 66 kilómetros de calles peatonales; un sistema de transporte público sostenible cada vez más amplio; la apuesta por dotar de servicios e infraestructuras a los barrios; la presencia cercana y accesible de colegios y polígonos industriales; los 42 metros cuadrados de zonas verdes por habitante y los 142 kilómetros de bicicarriles son factores clave para entender que la capital alavesa está comprometida en esta cuestión.
«Vitoria se afianza en su compromiso de avanzar hacia un urbanismo más inclusivo y respetuoso con todas las personas que vivimos y experimentamos la ciudad de diferentes maneras», sostiene Benedet, doctora arquitecta e investigadora en la Cátedra Unesco Paisajes y Patrimonio de la UPV y residente en Vitoria.
La clave es tener acceso a los servicios básicos en 15 minutos a pie y desterrar el coche
La inclusión de la perspectiva de género conduce a abordar el espacio público enfocándolo en aspectos como la proximidad a los servicios e infraestructuras, la vitalidad de los espacios, la atención a la diversidad, la autonomía de las personas, la representatividad de todos los colectivos y la adaptación al cambio climático. «Pone en el centro la vida cotidiana y el bienestar y seguridad de toda la ciudadanía. No es lo mismo recorrer la ciudad empujando un cochecito de bebé, siendo una persona mayor con movilidad reducida o una niña que va sola al colegio», detalla.
Y, en este sentido, la experta considera que las propuestas de la capital alavesa ya incorporan «varios principios del urbanismo con perspectiva de género»: la eliminación de los automóviles de las áreas centrales de la ciudad, la mejora de la movilidad pública y la accesibilidad, la buena iluminación de los espacios públicos, la prioridad para los peatones o el fomento del uso de medios de transporte sostenibles como la bicicleta.
La doctora arquitecta urbanista vitoriana Irene Zúñiga explica que la «aparición de zonas segregadas dentro de las ciudades» que obligaron a «usar el coche para todo» fue la causa de que las personas pasasen a un segundo plano en el diseño urbanístico para que el desarrollo se trazase focalizado en el automóvil. «Las primeras damnificadas fueron las mujeres, que se dedicaban más al hogar y a los cuidados y no conducían. Pero ahora los afectados somos todos porque yo veo a muchos padres que, por ejemplo, llevan a sus hijos al colegio o hacen la compra. Y los abuelos, ya ni digamos».
Zúñiga incide en la necesidad de que sea «la configuración de las ciudades la que ayude a eliminar el uso del coche». «Si mi hija puede ir sola andando al colegio, tenemos solucionado el problema y ganamos en seguridad. Hemos perdido la urbe tradicional antigua en modo pueblo que dejas al niño en la calle, te encuentras con una amiga, haces la compra... Si tenemos eso, el espacio es más seguro y los cuidados son más fáciles porque tenemos más tiempo para nosotras».
Viena, Barcelona y Estocolmo fueron pioneras en el desarrollo de políticas urbanas con perspectiva de género. En España, los primeros trabajos surgieron en los 90. Actualmente, varias localidades han empezado a incorporar esta mirada en su planificación. Y ahí aparece destacado el nombre de Vitoria. En 2020, la ciudad desarrolló un Plan de Movilidad Sostenible y Espacio Público con perspectiva de género. Entre sus iniciativas destaca la puesta en marcha del BEI, que «facilita los desplazamientos para quienes residen en áreas apartadas».
«Caminable»
La mayoría de usuarios de este transporte público son mujeres, personas con movilidad reducida y menores recursos, o mayores, niñas y adolescentes. Por ello, «mejorar las sendas peatonales y fomentar el uso del transporte público sostenible ha sido clave para construir una ciudad más accesible, segura y equitativa», remarca Benedet. Zúñiga, a su vez, destaca que Vitoria tiene «la ventaja de ser un municipio caminable» por tamaño, pero que también ha dado pasos para mejorar en ese sentido con «las peatonalizaciones» y ha potenciado la «densidad y cercanía de servicios e infraestructuras, de zonas verdes, colegios o centros cívicos».
«Siempre hemos contado con urbanismo de género, con una mezcla de usos que nos ofrecen centros escolares cercanos, polígonos industriales alrededor de la ciudad y muchas posibilidades de movernos andando», asegura. Aunque remarcando como paso decisivo la revolución en el transporte público: «Se hizo una apuesta muy importante incluso antes de la llegada del tranvía y del BEI. Se modernizó cuando estaba obsoleto y ahí hubo un cambio radical. Antes te subías al autobús y no sabías ni a dónde iba;hoy funciona fantástico».
La colocación de bombillas más modernas que eliminen puntos negros
Otro apartado es el referido a la sensación de seguridad que se transmite al pasear por las calles. Y ahí Zúñiga ve clave desarrollar «una ciudad compleja, en la que ocurran cosas». «Tiene que haber mezcla de usos, que la vivienda VPO se intercale con la libre y no se generen guetos y, sobre todo, que haya actividad porque eso genera confianza. En el momento que tienes una calle con mucha vitalidad, puedes bajar la iluminación porque eso ya te transmite seguridad».
La iluminación es otro factor determinante, pero como es inviable «tener todo encendido y que la ciudad parezca una antorcha incluso por donde no pasa nadie» la apuesta tiene que ser la creación de «recorridos seguros» por las noches como los itinerarios escolares que ya existen. Pero con algo tan sencillo como incorporar bombillas más modernas, que ofrecen más seguridad para eliminar puntos negros.
Desde el Ayuntamiento hay un «compromiso firme» con la perspectiva de género en la planificación urbana y se ha aplicado en la elaboración de documentos como el PGOU o el PERI. «Se busca garantizar que toda la ciudadanía, independientemente de su género, tenga acceso a un entorno que responda a sus necesidades específicas. Y deriva en la creación de una ciudad más inclusiva y equitativa, con la búsqueda de una mejora en la accesibilidad, la seguridad y la calidad de vida de todas los ciudadanos, con especial atención a las mujeres», destaca el concejal de Urbanismo, Borja Rodríguez (PSE).
Un diagnóstico de la seguridad con perspectiva feminista
A través del programa de presupuestos participativos 'Vitoria-Gasteiz Hobetuz', se instó al Ayuntamiento a hacer un «diagnóstico de seguridad urbana con perspectiva feminista». El proyecto, que deberá presentarse a lo largo de los próximos meses, incluye identificar «los retos y obstáculos para la libertad y seguridad de las mujeres y personas del colectivo LGTBI+». Así se detectarán los «puntos negros» que hay en la ciudad y a partir de ahí se diseñará «un plan de intervención».«La utilización de espacios públicos sin discriminación ni violencia y el derecho a una movilidad libre y segura es una importante línea de actuación en ámbitos urbanos», justificaban sus impulsores.
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