Un agente local patrulla a pie por el parque entre la calle México y Chile, donde los vecinos se quejan de peleas y robos, presuntamente a cargo de menores allí reunidos. rafa gutiérrez

La Vitoria de los menores conflictivos

EL CORREO recorre los lugares donde roban, se pelean y generan alarma social. «No somos tan malos», se defienden

Domingo, 20 de septiembre 2020, 03:57

Jueves por la tarde. Cruce de la calle Chile con México. Un enjambre de chavales rodea a un enojado repartidor. «No tenéis vergüenza», les grita ... el profesional del volante, mientras su compañero media entre reproches mutuos. Su pecado ha consistido en recriminar a un joven en bicicleta que se le cruzó en medio de la calzada. Al final, los dos adultos pueden subirse a su furgoneta sin que el pulso verbal pase a mayores. Ese enclave figura en rojo en ambas comisarías de Vitoria «desde hace semanas». Se le considera, junto al parque de San Martín, territorio tomado por menores tachados de «conflictivos». Por las quejas vecinales y por las vivencias de los patrulleros.

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EL CORREO ha recorrido los puntos más calientes de esta problemática. Desde Lakua -donde el 11 de agosto supuestamente se produjo una agresión sexual a una vitoriana de 17 años a cargo de siete menores-, hasta los comercios expoliados en Zaramaga, Coronación, Casco Viejo o Judimendi a cargo de un puñado de 'menas' (menores extranjeros tutelados por la Diputación) y de cómplices ya en la mayoría de edad.

Tras el incidente con los repartidores, una veintena de chicos rodea al periodista. Es más curiosidad que otra cosa ante el elemento 'extraño'. Uno lanza un par de insultos y los demás le echan con empujones. Ninguno ha cumplido los 18. A alguno aún no le ha cambiado la voz. Vienen de varios barrios de la ciudad. Autóctonos, subsaharianos, magrebíes, latinos. Mezclados. «Ese vive en la mierda de Bremen», acusa uno en referencia a la manzana de pisos sociales de Elejalde, más allá de Ali. «Mi piso es mejor que el tuyo», replica. A pesar de las pullas se respira buen rollo.

Hace justo una semana se produjeron hasta cuatro peleas la misma tarde. «Son continuas», según fuentes policiales y vecinales. Días atrás, «una menor acabó seriamente lastimada». Otro chico tuvo que visitar Urgencias. Como destapó este periódico el pasado martes, el rito consiste en que dos se aticen mientras el resto observa, jalea o graba.

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«El otro día quedaron para pegarse miembros de la banda de los Blood contra Crips»

menor asiduo a la calle chile

Una docena de menores sigue a un repartidor que les llamó la atención. d. g.

«La Policía viene cada tarde»

Hay constancia además de un enfrentamiento entre «miembros de los Blood y de los Crips», en referencia a dos bandas juveniles de nuevo recorrido que habrían absorbido a otras ya existentes. «Pero no somos tan malos como dicen», abundan asiduos a San Martín y Txagorritxu.

- Los vecinos se quejan de que cada tarde hay peleas aquí.

La primera reacción es la negación. Se oye un «algunas veces» para pasar a «no mientas primo, hay todos los días». Otro chico explica que «son tonterías, los vecinos exageran». El más txiki recuerda que «a veces estamos jugando y se creen que nos peleamos». «Qué voz de pito tienes», le suelta otro. La aparición de un 'askatu' (ertzaina de paisano) aborta el encuentro. «Venga, ¡aire!», ordena. Se esfuman.

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«La Policía viene casi todas las tardes, pero es que todas las tardes pasa algo», asegura una vecina. «En el 092 también hemos recibido avisos de robos, presuntamente de alguno de estos chicos a otros menores de edad», desgranan fuentes internas de la Policía Local. «Muchos de ellos antes anduvieron por la trasera de la Catedral nueva, las canchas interiores de la calle Bolivia o el skate park de San Martín».

Estado enque quedó un conocido local del Casco Viejo en el que entró a robar, hace unos días, un menor extranjero tutelado por la Diputación. bal

En Zaramaga, a principios de mes, unos chicos que nada tienen que ver con los de la calle Chile asaltaron cuatro locales. La Ertzaintza atrapó a un 'mena' de 16 años y a un excompañero de 18 años recién cumplidos.

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Mikel, una de sus víctimas, regenta una frutería. «Me entraron por la tapa de la puerta. La reventaron. Se llevaron el cajón de la caja registradora. Sólo había unas monedas. Fue una pérdida de tiempo para mí. Tuve que hablar con los seguros, con la Policía. Bueno y el susto que te dan cuando la Ertzaintza te telefonea a las tantas de la madrugada», puntualiza este minorista.

Sólo uno de los siete chicos investigados había tenido antes problemas conla Justicia

24 horas después, la Policía Local atrapó de madrugada al mismo menor en el interior de un bar del Casco Viejo. Se cree que, en compañía del mismo cómplice, redujo a añicos un cristal de la fachada de una pedrada. El botín se redujo a unos pocos euros. «Únicamente le dio tiempo a coger un bote con monedas», apostillan en la comisaría de Portal de Foronda. Presumiblemente, la responsable legal del menor, la Diputación de Álava, deberá abonar la factura de los daños.

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El antropólogo Jesús Prieto Mendaza conoce de primera mano la realidad de estos chicos foráneos que arriban a Vitoria con una mano delante y otra detrás. «Tenemos una comunidad extranjera que en gran medida ha contribuido a la economía. También es cierto, y así lo reconocen las asociaciones de migrantes, que el comportamiento de determinados miembros asusta a la comunidad y va en contra del trabajo de integración de la inmensa mayoría de los nuevos vitorianos», radiografía.

«El comportamiento de determinados jóvenes va en contra de la integración de la inmensa mayoría de los nuevos vitorianos»

Prieto mendaza | antropólogo

«Balones de oxígeno al odio»

«Hacen flaco favor a la integración de la comunidad migrante en Vitoria. Esos pocos contribuyen a dar balones de oxigeno a esos discursos de odio, que pueden enarbolar fuerzas políticas como Vox», abunda el experto. Varios minoristas de esta última oleada son chinos y pakistaníes.

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En este punto, Prieto Mendaza también insta a la Diputación a una reflexión. Apuesta por «una labor educativa rigurosa, porque en algunos casos se hace de forma un tanto laxa y equivocadamente comprensiva». Y a los que insistan en salirse del guión, propone una «colleja social».

«Debemos ser ejemplo para nuestros hijos. Seamos tolerantes, aceptantes y firmes»

francisca vargas | psicóloga

El pasado 11 de agosto, como desveló EL CORREO, siete menores se vieron envueltos en una supuesta agresión sexual a una vitoriana de 17 años. Ocurrió en Lakua. Dos son inimputables al no haber cumplido todavía los 14 años. Los restantes negaron delito alguno. El supuesto cabecilla fue derivado a un centro de menores «en régimen semiabierto». A los otros, el Juzgado de Menores les impuso una orden de alejamiento con la víctima.

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La Ertzaintza, que convocó a la Brigada Móvil para acceder en los domicilios de los supuestos autores, pidió antes apoyo a la Unidad de Menores de la Policía Local, referente en esta matería y poseedora de un vasto archivo sobre menores conflictivos. En Aguirrelanda sólo había informes del presunto instigador.

La psicóloga Francisca Vargas trabaja, entre otros, con menores y aconseja a los padres. «Sin entrar a los casos concretos, seamos tolerantes, aceptantes y firmes. A los hijos les debemos dar buen ejemplo con coherencia. Si no está perdido el adolescente, la familia que sufre los actos de los hijos y la sociedad que de otra forma también los sufre. Cuidarnos y cuidar es tarea de todos».

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Las claves

  • 200 jóvenes se juntan en Txagorritxu y San Martín. Graban sus peleas. La Policía Local acude «cada tarde» por las quejas vecinales.

  • 4 comercios asaltó en una misma noche un 'mena' sorprendido por patrulleros.

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