Empieza la 'caza' de los autores de 6.200 grafitis en Vitoria con multas de hasta 3.000 euros por pintada
El Ayuntamiento suma a criminólogos, policías y grafólogos para identificar a los grafiteros, que deberán eliminar sus 'tags' de la ciudad
La ciudad es un enorme, y muy jugoso, lienzo para los grafiteros, pero Vitoria se ha cansado de estar hecha un cuadro por culpa ... de sus pintadas. Hasta 6.200 salpican los bajos de centenares de bloques de viviendas, el mobiliario urbano, las persianas de un comercio tras otro... y el camino para perseguir a sus autores se ha demostrado «insuficiente» durante décadas. El Gabinete Urtaran ha decidido por ello plantar cara a los aficionados a estampar su firma en cualquier rincón mediante un ambicioso proyecto que pretende no sólo dar con la identidad tras cada grafiti, uno a uno, sino que los gamberros asuman su limpieza, el pago de una multa –que puede ascender a 3.000 euros– y no volver a sacar el espray. El plan, desarrollado «codo con codo» por investigadores policiales, abogados o expertos en caligrafía, entre otros perfiles, acaba de dar sus primeros frutos:tres grafiteros ya han «claudicado». Y parece que no serán los últimos.
La idea de cazar a quienes garabatean la capital alavesa, y que se cuentan por decenas, desde menores a auténticos profesionales, se puso sobre la mesa al principio de la legislatura. No era algo nuevo pero, esta vez, explican fuentes municipales, se quería realizar «una persecución sin tregua». Hasta ahora, pese a que se había atrapado 'in fraganti' a más de un infractor e incluso le había caído la correspondiente denuncia, el castigo se quedaba corto a la hora de desanimar a los grafiteros en su acción. Yen los casos más graves, esos contados que acaban en el juzgado, el proceso para llegar a una sentencia ejemplarizante resultaba «arduo y complicado». En definitiva, a la inmensa mayoría no se le quitaban las ganas de pintarrajear las paredes y que reincidiera era lo habitual. Por eso, comparte el alcalde, Gorka Urtaran, tocaba «dar un paso más». «Si se quiere un resultado distinto, no podemos seguir actuando como siempre», resume.
«Si se quiere un resultado distinto, no podemos seguir actuando como siempre»
gorka urtaran
Alcalde de Vitoria
Lo primero para cambiar la estrategia contra una lacra estética que se extiende por todos los barrios y que se observa sobre todo en los más recientes, con Lakua a la cabeza, pasaba por poner nombre y apellidos a cada grafiti. El reto lo asumió el servicio de Planificación y Gestión ambiental (en manos del concejal César Fernández de Landa) y ha necesitado más de un año para la puesta en marcha del operativo que, además de implicar a técnicos de diferentes áreas municipales, ha contado con el «asesoramiento e investigación» de policías, abogados, peritos criminólogos, grafísticos y caligráficos, que se han encargado de analizar cada letra, cada trazo, de las firmas de los grafiteros. Entre todos han conseguido nutrir una base de datos con 2.619 pintadas vandálicas –de las más de 6.000 fotografiadas a lo largo y ancho de la ciudad– geolocalizadas e identificadas de forma incontestable, sin ningún resquicio para la duda sobre su responsable. Así, destaca el regidor, «rompemos una de las principales dificultades que cualquier Administración o comunidad de propietarios enfrentaba: probar en un juzgado que una persona en concreto era la autora».
La «discreta» investigación, que se mantiene viva para generar un inventario constantemente actualizado, permite dar con los infractores sin necesidad de pillarlos con las manos en la pintura. Con el análisis grafológico, además, no sólo se les identifica sino que se les pueden imputar legalmente todas las huellas que han dejado por Vitoria, con independencia del momento o el lugar en que apretaron el espray. Es lo que les ha ocurrido ya a KRAS, ZSME y SHOK, tres de los grafiteros más buscados y los primeros en verse las caras con el Ayuntamiento en el marco de este novedoso plan. «Han cambiado las reglas del juego», dice Urtaran. Estos tres 'reyes' de las pintadas, cuya firma aparece por toda la ciudad, desde la 'Corre' en el Casco Medieval a la calle Labastida de Zabalgana, han entonado el 'mea culpa' y por escrito han rubricado un triple compromiso que incluye una considerable multa. Hasta 3.000 euros –en los casos más leves no bajaría de los 1.000– por grafiti, y cada uno de estos autores ronda la veintena. La gamberrada les va a salir por un pico.
Dedicación profesional
Los grafiteros asumen también una de las tareas que traía de cabeza al Consistorio y propietarios de los bienes donde echaban su firma como es la limpieza. La labor, hasta ahora desesperante porque apenas pasaban unos días, incluso unas pocas horas, hasta que aparecía de nuevo un garabato, se realizará con hidrolimpiadores y otros productos especializados o se repintará encima. KRAS, ZSME y SHOK, además, se han comprometido a dejar de manchar las calles. Los tres son «habituales» del grafiti y, detallan fuentes municipales, tienen «una dedicación más o menos 'profesionalizada'» así que con su captura y su castigo se lanza asimismo «un aviso a navegantes».
El Ayuntamiento, insiste Urtaran, «planta batalla a los grafiteros y sus pintadas vandálicas». En la lista de autores identificados con esta nueva estrategia aparece otro más, el cuarto, que será citado en los próximos días para advertirle de que está fichado y pedirle cuentas. Y después llegará el turno del resto hasta que en Vitoria se dé el brochazo definitivo a los grafitis.
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