Vitoria se calza las zapatillas para visibilizar la ELA
550 personas han participado este domingo en la primera carrera inclusiva con afectados por la enfermedad degenerativa que se celebra en el País Vasco
Se suele decir que la lucha contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es también una batalla contra el tiempo. Este domingo, sin embargo, con la celebración en Vitoria de la primera carrera inclusiva que se celebra en el País Vasco al objeto de recaudar fondos para visibilizar la enfermedad e impulsar investigaciones, poco importaba el cronómetro. Promovida por la asociación Adela, tanto la carrera de 10,5 kilómetros como la marcha de 1,8 kilómetros posterior congregaron a 550 participantes que se calzaron las zapatillas como muestra de solidaridad. La reserva del dorsal irá destinada a una enfermedad neurodegenerativa sin tratamiento en la actualidad. Con salida y meta en el parque del Prado, una marea de camisetas verdes recorrió su entorno con un circuito sencillo por las afueras de la ciudad, que pasó por las inmediaciones de Portal de Lasarte y Aretxabaleta. Ese trayecto fue elaborado con la ayuda del atleta Víctor Llano, quien pensó en un itinerario en el que pudieran participar personas con movilidad reducida.
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Esta carrera 'CórrELA' coincide con el 25º aniversario de la Asociación Alavesa de ELA (Adela), que también organizó diferentes actividades en el parque vitoriano como una actuación de magia y un pintxo pote solidario. «A pesar de los nervios de las primeras veces nos hemos lanzado a la piscina y esperamos repetir en otras ediciones», comentaba Sara Calvo, presidenta de la entidad, a las diez y media, poco después del inicio de la prueba. El colectivo da cobertura a unas diez familias en Álava; la mitad de las diagnosticadas en el territorio.
Al 'running' le acompañan esta mañana una serie de actividades como un 'show' de magia pensado para los más pequeños, una 'masterclass' de zumba y una sesión pinchada a cargo del DJ Ieltxu. Aunque todavía hay un gran desconocimiento acerca de la enfermedad, en los últimos años ha ganado mayor visibilidad. «Hace años se vivía mucho en los domicilios y es complicado que las personas con la limitación que tienen en su día a día se animen a salir a la calle. Por eso, uno de nuestros principales objetivos es generar empatía para que puedan tratarles con normalidad», apunta Calvo, cuyo marido fue diagnosticado hace once años y falleció hace un lustro. La competición es lo de menos, reconoce, acerca de esta carrera solidaria en la que se habla sobre la pérdida de movilidad. «Se quedan encerrados en su propio cuerpo pero la cabeza permanece intacta», explicaba Calvo en relación a una actividad pensada para concienciar y «romper la rutina» de los afectados.
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