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Vecinos de Asteguieta alertan del «peligro» del 'híper' abandonado hace 21 años
Es frecuente ver a adolescentes subiéndose a un tejado en ruinas, dicen. Piden a Eroski que lo tire
¿Se puede desmantelar algo que ya es ruinoso? Sí. Es lo que ha ocurrido con lo que queda en pie del que en su ... día fue el primer centro comercial de Euskadi. En 2003, Eroski echó el cerrojo de su 'híper' de Asteguieta, que fue durante 21 años uno de los buques insignia de la que es una de las cooperativas de distribución más importantes de España. Cogió sus carros y se fue de este pueblo pegado a la Mercedes para desplegar sus estanterías y cajeros en el flamante centro comercial El Boulevard de Vitoria, en Zaramaga, tras una operación a tres bandas entre el grupo, el Ayuntamiento y Sidenor.
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Desde entonces, los 40.000 metros cuadrados que ocupan el pabellón del supermercado y las galerías comerciales y el aparcamiento en superficie se han convertido en un quebradero de cabeza para sus dueños, para el Consistorio y para los cerca de 300 vecinos de Asteguieta que aseguran estar «hartos» de pedir que tomen medidas para acabar con lo que consideran «un peligro».
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«Lo cierran y vuelven a entrar. Los chavales se suben a los tejados, las uralitas están todas rotas y es una pena que un día haya algún accidente. Los vecinos les avisan y llaman a la Policía, pero pienso que la solución no es esa». José Ramón Sánchez Fernández de Luco, secretario de la junta administrativa de Asteguieta, se resigna a tener que seguir conviviendo con «un problema» que además, de vez en cuando, se inunda. «Hay más fábricas abandonadas y vemos que no se tira nada. Los vecinos no tenemos nada que hacer. Y como desmontar eso cuesta dinero, porque hay que reciclar, descontaminar...», agrega.
En plena mañana la estampa del 'híper' abandonado es inquietante. Hay una puerta abierta en la zona que en su día fue el hall del centro por la que se accede sin problemas al interior. Y aunque tuviese un candado del grosor de una boa, también. Porque hay un boquete en el muro. No hay signos de que allí malviva nadie pero sí de que alguien se ha llevado de su interior todo tipo de instalación y metal que se pudiera vender. Cristales rotos, cables colgando, paredes reducidas a escombro, metros y metros de restos enmohecidos de aislante térmico... Y decenas de botes de spray vacíos. Porque estas paredes de hormigón que quedan en pie parecen ser el banco de pruebas de los grafiteros de la ciudad, algo así como un lienzo sobre el que probar a afianzar sus firmas o 'tag', hacer pintadas-protesta, algunas ya con solera, o simplemente experimentar.
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Cronología
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2003 Está vacío desde que Eroski trasladó su hipermercado al flamante centro comercial El Boulevard en una operación a tres bandas entre el grupo alimentario, el Ayuntamiento de Vitoria y Sidenor.
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2010 Eroski no logró que el Ayuntamiento cediese a su intento de hacer pisos en el solar ni en el de destinarlo a logística. En 2010 firmó un convenio que clasificaba la zona para equipamiento comercial.
Hay grafitis sobre grafitis. Incontables. La nota de color dentro de un recinto que parece salvado de un bombardeo y donde sobreviven casi intactas las jardineras volantes con flores de plástico de la galería comercial, unos grandes focos de una de las tiendas y la mitad de un carrito de la compra.
Eroski debería encargarse de la seguridad, pero aparte de una cámara instalada en una torre de iluminación «que ya no alumbra» en el párking, no hay ni siquiera un cartel de prohibido el paso, así que los fines de semana se organizan tranquilos partidos de cricket en la explanada.
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El 'híper' y su aparcamiento se levantan sobre zona inundable. Nunca podrá nadie tener licencia para abrir un comercio
Está todo peor que en 2011. Ese año, el propio Ayuntamiento envió a un inspector a realizar un informe del precario estado del edificio y más tarde reclamó a Eroski que adecentase y limpiase el recinto. La empresa envió allí máquinas y operarios y durante diez días vaciaron de toneladas basuras y escombros el pabellón ya saqueado y tapiaron zonas expuestas.
Un año antes, este espacio abandonado había sido objeto de otra polémica en los salones del la Casa Consistorial. En 2005 Eroski había intentado hacer pisos en ese solar; un año más tarde solicitó su recalificación como terrenos de uso industrial o logístico y en 2010, con el socialista Patxi Lazcoz como alcalde, se firmó un convenio mediante el cual la firma entregaba 12.000 de sus 51.000 metros cuadrados a Vitoria para la mejora de una carretera y lograba que el resto del solar mantuviera la calificación de comercial.
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Si lo vendía, el 15% del dinero lo debía entregar al Ayuntamiento como compensación. Al estar en zona inundable, la oposición criticó agriamente la operación, a sabiendas de que no se puede edificar en la zona. Se reclamó que se declarara fuera de ordenación, lo que podría dar lugar a que Eroski reclame una compensación.
Mientras el 'hiper' se corroe, los ambientalistas piden que levante todo ese hormigón y se haga una intervención hidrográfica y paisajística en la zona, lo que ayudaría de paso a evitar inundaciones. Pero el futuro Plan General es ambiguo, Eroski guarda silencio y los vecinos se desesperan.
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