Valdegovía urge una orden de acceso para controlar la obra en la casa-torre de Espejo
El proceso está judicializado y, mientras se resuelve, el alcalde Gorka Salazar teme que los trabajos en su interior continúen adelante
La valiosa casa-torre de Luyandos y Hurtado de Mendoza, en Espejo, sigue siendo una preocupación para el Ayuntamiento de Valdegovía, que hace meses llevó a su propietario a los tribunales. El alcalde del municipio de Valdegovía, Gorka Salazar, lamenta la lentitud del proceso para poder acceder al interior del terreno, una propiedad privada. «El proceso está judicializado, lo que pedimos es que el juez nos dé una orden para poder entrar y comprobar qué es lo que se está haciendo allí», traslada Salazar, que no oculta su preocupación e incertidumbre por las posibles modificaciones que se estén haciendo de manera ilegal. Ahora mismo hay una orden vigente por la que la obra está paralizada.
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«Sin embargo, no podemos saber a ciencia cierta que no se esté trabajando dentro de la torre. Fuera hay andamios y material de obra y en algunas ocasiones sí que hemos visto movimiento», desliza el alcalde. Existe la sospecha de que las modificaciones que se están realizando son muy diferentes a las que se informó en un principio. Desde el Instituto Alavés de Arqueología hablan de un piso más, un patín y almenas que esta casona del siglo XVI probablemente nunca tuvo. Su dueño actual es un portugués funcionario de la Unión Europea.
Sobre esta cuestión, y a petición del grupo juntero de EH Bildu, se pronunció ayer la diputada foral de Cultura y Deporte, Ana del Val. Recordó que la situación está judicializada y que «ahora hay que esperar a lo que digan los tribunales». Del Val insistió en que este caso no es competencia de la Diputación ya que la torre de Luyandos y Hurtado de Mendoza cuenta solo con «protección local patrimonial», lo que la convierte en una cuestión del Ayuntamiento de Valdegovía. Lo que sí se ha hecho desde su departamento es «aportar asesoramiento» sobre esta intervención. «Algo habitual y que ofrecemos como servicio público».
En el mes de julio de 2020, previo aviso, un arquitecto municipal, una abogada, una secretaria y una técnica del servicio de patrimonio de la Diputación intentaron realizar una inspección de la obra sin éxito. Nadie les abrió la puerta.
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