Tradiciones para recorrer Álava
Iñaki Jiménez, estudioso de la historia de la provincia, repasará las citas navideñas del territorio en una conferencia organizada hoy por Raíces de Europa
La cuenta atrás está llegando a su fin. La Navidad llega en horas y, con ella, resurgen en el territorio tradiciones con siglos de antigüedad. ¿ ... La primera? Celebrar esta festividad el 25 de diciembre, pues esta 'Blanca Navidad' –que canta el villancico– estuvo durante años celebrándose en meses menos fríos. El 354 queda a años luz de ese 2023 en el que estamos a punto de adentrarnos. Pero lo cierto es que no fue hasta ese momento en el que se consagró esta celebración, por anomalías con la adoración que los paganos hacían a los dioses en el nacimiento del Sol del solsticio de invierno (en el que, por cierto, se entró la pasada noche del día 21). En Álava, Iñaki Jiménez, estudioso de la historia de la provincia, repasa para este periódico las costumbres que, de pueblo en pueblo, se mantienen en esta época del año, antes de impartir hoy la conferencia 'La Navidad en Álava' organizada por Raíces de Europa en el Círculo Vitoriano (a las 19.00 horas, entrada libre hasta completar aforo).
Labastida. Danza de los Pastores - 24 de diciembre
Cordero y sopas de ajo tras la guía de baile del 'Katximorro'
Aquello de «Pastores venid, pastores llegad, adorad al niño que ha venido ya», se lo toman muy en serio en Labastida que, en la noche del 24 de diciembre, justo antes de que empiece la Misa del Gallo, celebran la Danza de los Pastores, uno de los ritos que se suponen más antiguos en Álava, aunque no exista un origen claro. Un ángel anuncia el nacimiento del niño Jesús y se inicia, marcada por el 'Katximorro' –símbolo del folklore de la Rioja Alavesa– una marcha de cantos y bailes con doce pastores que, ataviados con pieles en el cuerpo y en la cabeza, invitan a la corporación a adorar al recién nacido. Una vez se encuentran en la iglesia, el elenco se completa con «el zagal, la zagala y el abuelo; este último con un cordero en brazos para entregar al niño». «El final es muy entrañable», comenta Iñaki Jiménez. «El animal está vivo y bala durante la ceremonia, y, después de eso, se hace una hoguera en el pórtico de una iglesia en la que simulan que hacen unas sopas de ajo y se las dan al niño».
Laguardia. Nacimiento articulado - 25 de dic., 1 y 6 de enero
73 figuras movidas por el pueblo desde abajo del belén
Desde que San Francisco de Asís montase su primer belén en Greccio en 1223, la costumbre de los belenes se ha consolidado y extendido en Álava. En Laguardia, se construye un nacimiento articulado, con movimiento, que consta de 73 piezas y solo se pone a funcionar en cuatro días del año a la 13.15 horas: el 25 de diciembre, por el nacimiento de Jesús; el 1 de enero, por la presentación en el templo; el 6 de enero, por la adoración de los Reyes Magos y el primer domingo de febrero (en este caso, el día 5) por la huida a Egipto. Esas esculturas de bulto redondo y figuras de cartón piedra se echan andar desde hace casi 300 años en la Iglesia de Santa María, cuando en 1761 se incorporaron los mecanismos de movimiento. «Es como un entramado de madera de casi dos metros que cuenta con unas guías en las que los mozos sostienen las figuras», describe Jiménez.
Sarria. Cortejo navideño - 25 de diciembre
No es un muñeco: el último bebé del año es el niño Jesús
Al igual que cada 1 de enero se celebra el nacimiento del primer bebé del año, al último de ese período que acaba también le toca ser protagonista de vez en cuando. En Sarria, de hecho, interpreta al niño Jesús la última criatura que ha nacido en el valle de Zuya, en el cortejo navideño que se celebra cada 25 de diciembre (18.30 horas) desde 1975. Aunque no se desvela a los sarrianos quién es hasta el mismo día del desfile. Desde la ermita de la Inmaculada, hasta el centro de pueblo, «celebran la noticia de que un Dios ha nacido, con bailes y jolgorio», apunta Jiménez, que destaca la «espontaneidad» de esta representación, que cuenta con un centenar de participantes, y atribuye la idea a Raquel Izaga, con textos de Cayo Luis Vea-Murguía y música de Luis Aramburu.
Samaniego. Belén viviente - 24 de diciembre
Un belén infantil con la llegada alegre del Olentzero
Su primera puesta de largo se remonta a 1985. «Es el belén viviente más antiguo», asegura Jiménez, que también menciona el de Villodas o Zurbano (este último el más nuevo; ambos celebrados el pasado fin de semana). Además, «la mayor parte de sus personajes son niños», añade sobre esta tradición que se celebra en la noche del 24 de diciembre. «Esta particularidad es graciosa porque así, a las 12, cuando se desmonta todo, llega el Olentzero y les da todos los regalos», relata.
Agurain. Erre puierre - 31 de diciembre
Purificar los malos recuerdos a través del fuego
Podría parecer un tópico, pero esa mentalidad de «año nuevo, vida nueva» sirve para purificar los malos recuerdos y quedarse con lo bueno. Es una filosofía, una forma de entender los nuevos comienzos que, en Agurain, se lleva a cabo a través del fuego. «Encienden una hoguera, preparan un muñeco que representa lo viejo, y lo queman», detalla Jiménez. En otros pueblos, como Ocáriz, se hacen sonar los cencerros para ahuyentar los malos espíritus; un hábito que en Santa Cruz de Campezo se replica en Nochebuena.
Menú navideño - 24 y 25 de diciembre
De primero berza y, de segundo, morcilla
En los años 60 y 70 no existían esos quebraderos de cabeza en los que se trataba de acertar con el menú navideño. La pregunta de «¿qué comemos mañana?», estaba resuelta. Si en noviembre se daba la matanza del cerdo de San Martín, las comidas y cenas estaban servidas en diciembre. «De primero berza con patatas y, de segundo, morcilla», resume Jiménez. «Lo que se conoce como cocina de aprovechamiento», apostilla. También, producto de temporada, en un momento en el que el pescado era un lujo. Además, con la hogaza de pan que se servía, también se iniciaba una tradición. «Se partía el primer chusco y se guardaba todo el año en un armario. Lo curioso es que se quedaba muy duro pero no enmohecido», aclara. «Lo que se decía es que ese pedazo de pan tenía un carácter conjurante y, en los caseríos, cuando alguien enfermaba, se le ofrecía para curarle».
«Cada vez se recuperan más costumbres»
El Adviento corresponde a ese tiempo de preparación espiritual antes de la Navidad, pero su intención trasciende la liturgia cristiana. De hecho, «los romanos se purificaban en la Termas», menciona en una analogía Iñaki Jiménez, estudioso de la historia de Álava. Además, «cada vez se recuperan más costumbres de antes» y, la mayoría se mantiene. La Fiesta del Obispillo, por ejemplo, se oficia en municipios de la Llanada el 6 de diciembre. «Se elige a un chaval, al que se le disfraza de obispo. Luego, después de la misa, se ronda por las casas del pueblo, donde le ofrendan productos o dinero», relata. Otra costumbre –el 7 de diciembre en Lagrán o en la Rioja Alavesa (Navaridas, Labastida, Samiego o o Pipaón, entre otros)– es el encendido de las hogueras para purificarse, que en función del pueblo, se le conoce como 'Los Marchos' o 'Las Mañas'. «Se hacen unos ramilletes con plantas aromáticas que funcionan a modo de teas para encender la hoguera».
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